No queríamos irnos de vacaciones sin anunciar el cartel de la cuarta y nueva edición de Emergència! que tendrá lugar el próximo 18 de febrero en el CCCB.
Como ya avanzábamos en el Facebook del festival, Sevilla, Barcelona, Eibar y Burdeos son los lugares de residencia de algunos de los grupos que conforman el cartel.
Las Buenas Noches, Gratis, Pegasvs, Mursego, Alba Lua, Reina Republicana, Oso Leone y Maria Minerva.
Cuando volvamos de vacaciones, iremos posteando en VEUS CCCB pequeñas pinceladas para presentaros los ocho artistas que conforman esta fantástica nueva edición.
Hasta entonces, os dejamos con el cartel que ha diseñado para esta ocasión el dibujante de cómics Miguel Brieva, a quien muchos conoceréis porque compagina su trabajo de dibujante con la de músico en la banda sevillana Las Buenas Noches.
¡Que ustedes lo disfruten!
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21 de diciembre de 2011
El CCCB ha abierto una nueva cuenta a Twitter @publicspaceCCCB dedicada al Premio Europeo del Espacio Público y Urbano, la convocatoria que desde hace doce años reconoce los proyectos más interesantes de rehabilitación de espacios públicos en ciudades europeas. Actualmente la convocatoria del premio está abierta y se pueden enviar obras a concurso hasta el 19 de enero de 2012.
@publicspaceCCCB informa diariamente de todas las novedades relacionadas con el premio y es una fuente de divulgación de la documentación del archivo y la biblioteca del Premio Europeo del Espacio Público. Artículos especializados en urbanismo y arquitectura, información sobre proyectos de rehabilitación, opinión de expertos, etc. son algunos de los materiales que ofrece @publicspaceCCCB.
El perfil @publicspaceCCCB se suma a las otras cuentas temáticas que tiene el CCCB en Tiwtter para ofrecer contenidos especializados e interactura con comunidades específicas de Internet. También existen @CCCBLab (sobre investigación e innovación en cultura) @CCCBEducació (sobre el proyecto educativo del CCCB), @Kosmopolis_CCCB (sobre literatura) y @pantallaglobal (sobre el proyecto expositivo “Pantalla Global” dedicado al mundo audiovisual). Todos estas cuentas están gestionadas por miembros del equipo del CCCB y vinculadas a la actividad del Centro. En el caso de @publicspaceCCCB es el equipo del Centro de Documentación y Debate, encargado de la organización del premio, quien se encarga de actualizar y dar voz a la perfil de Twitter.
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14 de diciembre de 2011
Desde el CCCB os deseamos unas buenas fiestas con estas dos felicitaciones navideñas realizadas por el equipo de audiovisuales.
¿Qué será… será? nos canta Wax Taylor. Lo único que sabemos es que el 2012 será y por eso os queremos felicitar un buen año con esta videopostal. La pieza incluye fragmentos de Things to come, una película del año 1936 dirigida por W. Cameron Menzies con guión de H.G. Wells, que plantea las dudas y los miedos de una metrópoli amenazada.
Una versión más feliz de las fiestas navideñas es las que nos regalan unos peculiares operadores de cámara deseándonos una Feliz Navidad desde diferentes puntos del planeta (material del Archivo Prelinger). El recorrido de postales navideñas finaliza en un sitio bien conocido por todos nosotros.
José Antonio Soria (CCCB, 2011) con la colaboración de Marc Desmonds. Imágenes: Round the World (1950) de Warner Pathe News. Esta película pertenece a los Prelinger Archives
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12 de diciembre de 2011
Desde el pasado 23 de noviembre, el CCCB acoge la exposición World Press Photo 11 , que reúne las 170 fotografías ganadoras de este premio internacional de fotoperiodismo reconocido por su calidad y por el debate de fondo que genera. El lema de la exposición, “Ver para creer”, ya denota la clara intención de poner en contacto al público con una visión de la realidad directa y sin filtros.
Esta intención de crear conciencia forma parte de las misiones de Photographic Social Vision, la entidad organizadora de la exposición en Barcelona que este año celebra su décimo aniversario como fundación. Al mismo tiempo, los fotógrafos premiados y representados en la muestra también tienen un triple objetivo común: denunciar, dar voz e informar. Denuncian lo que ven a través de sus objetivos y que a menudo no forma parte de los contenidos de los medios de comunicación; dan voz a personas, situaciones y comunidades que no son visibles fuera de sus fronteras, e informan de manera clara y transparente, a través de imágenes descriptivas o explicativas.
Un hombre de la tribu de los Dinka delante de su casa en Akkach, Sudan del Sur. 3er Premi Fotografías Individuales, Retrato. Autor: Guillem Valle.
Bajo el paraguas de este objetivo común y detrás de cada una de las fotografías, se esconden maneras muy diferentes de ver el mundo. A lo largo del recorrido de la exposición nos interpela la mirada profunda de un hombre dinka en Sudán del Sur, que fija la mirada en el objetivo de Guillem Valle, el fotógrafo catalán ganador del tercer premio Retratos de WPP 11. Su nombre nos recuerda la situación conflictiva y arriesgada que a menudo viven los fotoperiodistas: recientemente Valle fue detenido y agredido por las fuerzas de seguridad egipcias cuando cubría para The Wall Street Journal los enfrentamientos entre la población y la policía en El Cairo. Pocos meses antes, el ganador de World Press Photo 2007, Tim Hetherington, murió mientras cubría la guerra civil de Libia.
Las imágenes sorprendentes y extraordinarias que recoge la exposición a veces implican situaciones de riesgo. Es el precio que paga el fotógrafo para encontrar el momento increíble, el instante necesario para captar un hecho irrepetible. Poco después de la finalización de la exposición Brangulí. Barcelona 1909-1945, todavía recordamos lo que sabemos de la preparación que Josep Brangulí necesitaba a la hora de hacer las fotografías: la instalación del trípode, la ayuda de su asistente, la puesta en escena de lo que tenía delante. El fotoperiodista vive en unas condiciones muy diferentes y, al mismo tiempo, está perdiendo los apoyos tradicionales que le daban visibilidad. La prensa generalista no explica la realidad a través de sus miradas, pero eso no significa que el fotoperiodismo desaparezca. Internet, las redes sociales y los fotógrafos unidos en colectivos son la nueva gran plataforma de difusión de estas visiones honestas de la realidad. Pero no es la única: los museos y centros de arte también acogen estas obras, como es el caso de World Press Photo 11, que las hace visibles, pero sobre todo las pone en valor y las encara con nuestra mirada.
“Ver para creer”, por ejemplo, la historia trágica de la joven afgana Bibi Aisha, capturada por Jodi Bieber. O ver para creer los enfrentamientos contra el gobierno de Tailandia, las consecuencias devastadoras del terremoto de Haití, las inundaciones en Pakistán o los refugiados de Somalia. En esta exposición conviven muchos momentos amargos, pero su yuxtaposición nos da una nueva visión del mundo y nos hace más ricos de opinión, de sentido crítico y de sensibilidad.
En los últimos años hemos visto como los debates en torno a la presencia de símbolos religiosos en la esfera pública se multiplicaban. Por un lado, el incremento de población inmigrante que practica otras religiones y las manifiesta públicamente ha puesto sobre la mesa la reflexión sobre los fundamentos de las sociedades supuestamente seculares, como la nuestra. Por otro lado, estos debates también han puesto en evidencia que el catolicismo, la religión tradicional mayoritaria en nuestro país, disfruta de unas prerrogativas que también son motivo de confrontación entre los que creen que estas deberían eliminarse y los que las justifican por su carácter tradicional y cultural. Sea como sea, la situación es que a principios del siglo XXI las religiones, lejos de formar parte de un pasado pre-moderno, participan de nuestro presente de una forma especialmente controvertida. Entonces, cabría preguntarse: ¿Las democracias liberales occidentales están tratando correctamente el pluralismo religioso actual? ¿Tenemos los mecanismos institucionales necesarios para hacer frente a los conflictos religiosos?
La profesora Cristina Lafont, que desde hace años ejerce de catedrática de Filosofía de la Universidad Northwestern (Chicago), inició el debate planteando las diferencias cruciales que marcan estas cuestiones en Estados Unidos y Europa. Estas diferencias son básicamente sociológicas e históricas. Intentado sintetizarlas, se podría decir que en los Estados Unidos la gran mayoría de la población se declara creyente, de una religión u otra, y que el fragmento de población que se considera no creyente es insignificante. En este sentido, la neutralidad del estado se entiende, desde la versión norteamericana, como la garantía de que ninguna religión pese más sobre las otras y que, por lo tanto, se respete el principio de libertad religiosa para todos los ciudadanos. En cambio, en Europa el secularismo no es sólo la idea de un Estado neutral, sino también un ingrediente importante de la cultura mayoritaria. Es decir, en el contexto europeo, el secularismo se entiende como expresión de una identidad colectiva que goza de una gran relevancia social. Pero lo que complica aún más esta situación es que, a pesar de la importancia del secularismo, los Estados europeos continúan privilegiando a sus religiones históricas, que disfrutan de considerables prerrogativas en la mayoría de países (España, Italia o el Reino Unido son un buen ejemplo de esta situación). Esto, según la profesora Lafont, contradice los principios de neutralidad de los Estados seculares que de manera ideal no deberían dar preferencias a ninguna religión y, a su vez, deberían garantizar el libre ejercicio de las distintas religiones de sus ciudadanos. Esta situación específica de los Estado europeos hace que el debate sobre la presencia de símbolos religiosos en el espacio público sea confuso: cuando, por ejemplo, aparecen quejas por el uso de símbolos islámicos como el hijab en espacios públicos, ¿se debe a que esto pone en juego los principios del secularismo o a que se teme que se pierdan las prerrogativas del cristianismo?
Desde este punto de vista, András Sajó, juez del tribunal Europeo de los Derechos Humanos y catedrático de Derecho Constitucional, planteó que lo que resulta problemático de este debate es que se está trasladando a una esfera jurídica cuando, en realidad, se trata de un problema de raíz política y social. El derecho, según Sajó, no puede aportar mucho en esta controversia, a pesar de que cada vez más casos se resuelvan en los tribunales. La noción de lo público y lo privado ha cambiado substancialmente las últimas décadas y la injerencia del Estado en materias que antes se consideraban privadas es cada día mayor. Desde la teoría, para Sajó, resulta claro que no debería haber preferencias para una determinada religión desde un Estado secular. La práctica, sin embargo, demuestra que el peso de las religiones tradicionales es muy fuerte y que la mayoría de países son reticente a retirar sus privilegios. Entonces, ¿cómo hacer prevalecer la “razón pública”?
Cécile Laborde, catedrática de Teoría Política, concluyó el debate planteando dos retos para los Estado europeos: por un lado, repensar la estructura de la esfera pública y el peso que tienen en ella las religiones tradicionales para, a partir de ahí, ver cómo pueden incorporarse las demandas del secularismo. En segundo lugar, repensar cuál ha de ser el estatus de las religiones en las sociedades actuales. Porque, si bien el discurso de la modernidad quiso hacer de las religiones algo destinado a desaparecer con el progreso, la realidad es que continúan formando parte de nuestra sociedad y son un ingrediente importante de la articulación de las comunidades. En conclusión, la clave sería encontrar un equilibrio que ya propusieron los primeros pensadores del secularismo: “Proteger el Estado de la religión. Proteger la religión del Estado”. El problema es que hoy parece difícil conciliar estas dos premisas.