Entradas con la etiqueta ‘fotografia’

La efervescencia del fotolibro. Entrevista a Irene de Mendoza, cocomisaria de «Fenómeno Fotolibro»

9 de junio de 2017 No Comments
Irene de Mendoza © CCCB, 2017. Elisenda Pallarés

Irene de Mendoza © CCCB, 2017. Elisenda Pallarés

Los fotolibros más conocidos son aquellos que realizamos con fotografías de nuestras vacaciones y que, a nuestro regreso, enseñamos a amigos y familiares. En la exposición «Fenómeno Fotolibro», el término fotolibro adopta otra dimensión y relevancia histórica. Los fotolibros que se exponen en el CCCB y en la Fundación Foto Colectania son proyectos creativos, relatos en imágenes, testigos gráficos de la cultura visual de nuestro tiempo. Son objetos artísticos en los que entra en juego la creatividad y el trabajo coral de muchos profesionales (diseñadores, impresores, ilustradores, fotógrafos, etc.) y con temas tan variados como el suicidio o la historia del primer asesino en serie español. Pueden tener asimismo diferentes formatos: desde un libro tradicional hasta una cajetilla de tabaco o una caja de costura china. Sin embargo, no todos los fotolibros contienen fotografías tomadas por el autor; los hay con imágenes de archivo, fotografías compradas en mercadillos de segunda mano, dibujos, etc.

En plena era digital se editan más fotolibros que nunca y cada vez son más los profesionales que encuentran en este formato la vía para expresarse y narrar historias. «El fotolibro tiene la capacidad de cambiar la vida de estas personas», afirmó el coleccionista Martin Parr en la inauguración de la muestra.

De la diversidad y de la riqueza del fotolibro y de su papel fundamental en la visibilización del trabajo de artistas y fotógrafos contemporáneos hablamos con Irene de Mendoza, directora artística de la Fundación Foto Colectania y una de las comisarias de la exposición «Fenómeno Fotolibro».

Elisenda Pallarés: Hoy en día podemos hablar de la aparición del «fenómeno del fotolibro». Existen muchos circuitos y festivales dedicados a este nuevo formato y en los que se dan a conocer artistas y coleccionistas.  No es la primera exposición sobre este tema, pero ¿en qué se diferencia «Fenónemo Fotolibro»?

Irene de Mendoza: La exposición «Fenómeno fotolibro», realizada conjuntamente por el CCCB y Fundación Foto Colectania, pretende huir de la clásica exposición de fotolibros por parte de un centro de fotografía. Se han hecho exposiciones a nivel internacional sobre esta temática pero siempre desde el punto de vista fotográfico. Esta vez hemos apostado por mostrar el fotolibro en términos más generales, como un exponente de la cultura visual de una época, siguiendo en cierta manera el ejemplo de la Tate Modern, que acaba de adquirir la colección de Martin Parr. No debemos entender el fotolibro como un arte exclusivo de la fotografía, sino como un arte mucho más transversal. La clave ha sido contar con siete comisarios que han presentado temáticas muy diferentes.

EP: En el apartado de fotolibros contemporáneos encontramos a muchas autoras. No obstante, no ocurre lo mismo en el resto de secciones. ¿Es el mundo del fotolibro un mundo de creadores y coleccionistas hombres?

IM: Es cierto que proporcionalmente encontramos a más hombres, a pesar de que la historia está llena de mujeres fotógrafas. Esto se refleja también en el mundo del arte y en los comisariados. Sin embargo, ahora estamos experimentando un cambio total, principalmente en el ámbito de la creación, y fotógrafas muy potentes empiezan a ser conocidas. En España hay más mujeres que hombres que gozan de reconocimiento internacional, como es el caso de Cristina de Middel, a quien Martin Parr siempre cita como un referente y la cual ha consolidado su carrera a partir de la autoedición de un libro.

EP: ¿Ocurre lo mismo en el fotoperiodismo? Ahora mismo se presenta en Barcelona la exposición World Press Photo y cada año observamos más premiados que premiadas.

IM: La mujer siempre lo ha tenido más difícil en todos los ámbitos. Joana Biarnés, considerada la primera fotoperiodista española, es un caso paradigmático. El documental Joana Biarnés, una entre todos explica las dificultades que tuvo que superar para ser fotógrafa. Aunque proporcionalmente siempre ha habido más hombres fotógrafos también es cierto que ellos lo han tenido más fácil para darse a conocer. No sabemos si más adelante se encontrarán archivos de fotógrafas desconocidas, como el caso de Vivian Maier, quien estuvo toda su vida haciendo fotos pero sin difundirlas.

Irene de Mendoza © CCCB, 2017. Elisenda Pallarés

EP: En la exposición hay distintos formatos de fotolibros, desde el libro más tradicional hasta Xian, de Thomas Sauvin, en el que cada lector hace un recorrido distinto y, en consecuencia, una lectura diferente. ¿Qué diferencia al fotolibro?

IM: En plena era digital, los fotógrafos han encontrado en el fotolibro el medio idóneo para mostrar su proyecto de manera coherente. En internet existe la tendencia a que las fotografías circulen y se separen de su contexto. El fotolibro, sin embargo, es algo físico que permite dar una coherencia a un proyecto y con el cual los artistas pueden experimentar con el formato, el papel, decidir la portada, etc.

El sueño de los autores de libros de fotografía es que la gente los considere como una novela: con una portada, un título, una introducción, un nudo y un desenlace. También hay autores que rompen esta línea pero se debe entender siempre como una lectura. Muchas veces empezamos a hojear un libro de imágenes por el final pero nadie empieza a leer una novela por el final.

EP: La creación del libro fotográfico es un trabajo colectivo.

IM: Sí, es un trabajo coral y muchas veces lo relacionamos con el mundo del cine. En una película el director es obviamente una parte importante pero la película es el resultado del trabajo de un equipo. En la creación de un fotolibro, el diseñador o el editor, por ejemplo, tienen también un papel importantísimo. Por otro lado, la gente más joven ha recibido una mejor formación, viaja, habla inglés, utiliza las redes sociales y esto se refleja en su trabajo.

EP: ¿Qué nombres destacados encontramos en esta nueva generación de fotógrafos españoles?

IM: Hay grandes autores como Carlos Spottorno, Cristina de Middel, Ricardo Cases u Óscar Monzón, que ganó el Paris Photo con Karma. Todos ellos son reconocidos internacionalmente por sus fotolibros. O también Laia Abril y Julián Barón, cuyos últimos trabajos encontramos en la exposición.

EP: ¿Cómo consiguen dar a conocer su trabajo?

IM: A través del libro. Hace veinte años se pensaba más en la exposición y en hacer un catálogo como registro de la exposición. Pero una exposición es más limitada. ¿Es mejor una exposición en Berlín, por ejemplo, o publicar un libro que va a estar también en la librería del MoMA? Estos fotógrafos apuestan por llegar a mucha gente y se centran en ello. Hoy en día, además, todas las ferias o festivales de fotografía dedican un apartado importante al fotolibro.

Imagen de previsualización de YouTube

EP: ¿Hay descubridores de talentos en el mundo del fotolibro?

IM: Sí, hay gurús o líderes de opinión, como Horacio Fernández, Gerry Badger o Martin Parr, y hemos tenido la suerte de contar con muchos de ellos en «Fenómeno Fotolibro». Pero no hay que olvidar el papel fundamental de la editorial. En este caso, la editorial RM, con quien hemos coeditado el catálogo de la exposición, es portavoz y valedora de los proyectos. Llevan personalmente los libros que editan a los grandes líderes de opinión del mundo de la fotografía.

EP: Aparte del punto de vista de estos líderes de opinión, ¿hay espacio para la participación en el mundo del fotolibro?

IM: Sí, «Fénomeno Fotolibro» demuestra que el mundo del fotolibro no está relegado únicamente a la fotografía como una especialidad. El fotolibro no es algo exclusivo para artistas de la fotografía sino que los temas de los que hablan pueden despertar el interés de todo el mundo. Es un soporte donde se utiliza la fotografía o la imagen, porque hoy en día hablar de fotografía es hablar de imagen, para tratar temas muy diversos. En la muestra se pueden ver muchos fotolibros cuyas imágenes no están tomadas por el autor, siguiendo la línea de la posfotografía, de la cual tanto ha escrito Joan Fontcuberta. También se publican fotos de archivos públicos o privados.

Se trata de usar las imágenes para narrar y esto conecta muy bien con la época en la que vivimos. Desde que nos levantamos hasta que comemos recibimos más impactos visuales que una persona del siglo xiv en toda su vida. Hay un tsunami de imágenes. Creo que todos los que explican historias a través de imágenes tienen un papel fundamental. En el campo de la educación, todavía queda mucho por hacer ya que no se enseña el lenguaje visual a pesar de que muchos jóvenes se comunican con este lenguaje: ya no escriben lo que están haciendo, sino que se mandan una foto. Esto es lo que pasa hoy en día, nos comunicamos por imágenes.

EP: En el apartado de prácticas contemporáneas destacáis el trabajo de Laia AbrilJulián BarónAlejandro CartagenaJana RomanovaVivianne SassenThomas Sauvin y Katja Stuke & Oliver Sieber. ¿Por qué habéis elegido a estos autores?

IM: Hemos intentado seleccionar una serie de autores que no solamente hayan creado fotolibros interesantes, sino que el fotolibro sea casi su identidad. Como dice Moritz Neumüller, ellos viven para y con fotolibros. Son artistas que han encontrado en este formato la manera más coherente de expresarse y les hemos pedido que expliquen el proceso de creación del libro.

EP: Como colofón de la exposición, encontramos el Espai Beta con 150 fotolibros editados en los últimos dos años. ¿Nos hablas de alguno de ellos?

Teníamos muy claro que queríamos crear un espacio de lectura en el Espai Beta que reflejara la efervescencia en la creación del fotolibro contemporáneo. Podemos encontrar maravillas como Silent histories de Kazuma Obara, que explora las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial en Japón, un tema poco tratado. El libro cuenta la historia de algunas personas a través de su propio testimonio, con imágenes de archivo, fotografías actuales y otros elementos como un pasaporte o los dibujos de una señora que estaba tan traumatizada que solo era capaz de explicar su historia a través de ellos.

La fotografía que narra

7 de junio de 2017 No Comments

En la exposición «Fenómeno Fotolibro» se pueden ver los proyectos de artistas contemporáneos como Laia Abril, Julián Barón, Alejandro Cartagena, Jana Romanova, Vivianne Sassen, Thomas Sauvin, Katja Stuke y Oliver Sieber, que han apostado por la autoedición de libros para impulsar su carrera.

«Fenómeno Fotolibro» no es una exposición sobre un tema sino sobre un formato: el libro fotográfico. «El libro es un medio de comunicación, un cartucho de información, activa la lectura, aumenta la experiencia, puede ser una obra de arte», explica el diseñador Eloi Gimeno en el ensayo Libro (Eloi Gimeno, Libro, Barcelona, RM, 2014). La exposición conjunta del CCCB y Fundación Foto Colectania nos enseña la evolución del libro de fotografías y visibiliza su eclosión durante los últimos veinte años gracias a las nuevas tecnologías.

En el último apartado de la muestra, Prácticas contemporáneas, podemos descubrir siete publicaciones de artistas que han impulsado su carrera a través del fotolibro. «Hemos seleccionado autores que, además de haber creado libros interesantes, tienen en común que el fotolibro es su identidad», explica Irene de Mendoza, comisaria de este capítulo y directora de la Fundación Foto Colectania.

Siete fotolibros contemporáneos

Katja Stuke & Oliver Sieber, Japanese Lesson. A Future Book, 2016

Katja Stuke & Oliver Sieber, Japanese Lesson. A Future Book, 2016

Japanese Lesson, un fotolibro inacabado, abre el apartado dedicado a los artistas actuales de «Fenómeno Fotolibro». En las paredes se pueden ver diferentes posibles diseños de las páginas que forman el libro y conocer el proceso de creación de los fotógrafos alemanes Katja Stuke y Oliver Sieber. «Hemos viajado mucho por Japón y queremos hacer un libro sobre la gente en la calle. Nos interesa mucho el tema de las protestas en aquel país», explicaba Katja Stuke el día de la inauguración de la exposición.

Jana Romanova, Shvilishvili, 2015

Jana Romanova, Shvilishvili, 2015

La siguiente instalación presenta Shvilishvili de Jana Romanova. La fotógrafa rusa despliega, literalmente, sobre la mesa, su álbum familiar. En un lado podemos ver las fotografías que su abuela enviaba a la familia de Georgia cuando ella tuvo que emigrar a Rusia. En el otro, una cadena de retratos de sus parientes georgianos, a los que ha conocido recientemente. Entre los años 2013 y 2015, la autora produjo manualmente 67 ejemplares y este proceso se convirtió en una reflexión sobre la catástrofe del asesinato de sus abuelos a manos de un primo. «Mi familia ha vivido separada por una frontera y por este asesinato. Con el libro quería saber quién fue mi abuela», indica Romanova.

Viviane Sassen, Umbra, 2015

Viviane Sassen, Umbra, 2015

El capítulo cuenta también con Umbra, donde Viviane Sassen se centra en un tema recurrente en sus fotografías, la sombra. «Umbra profundiza en el mundo de las sombras. Una oscuridad que es al mismo tiempo seductora y engañosa. Trata también de la luz, desde las cualidades cegadoras hasta el frágil resplandor», explica la artista neerlandesa. Toda una experiencia visual entre el realismo y la abstracción.

Julian Baron, Memorial, 2016

Julian Baron, Memorial, 2016

«Este libro quiere contribuir a la construcción de la identidad peruana», afirma Julián Barón, autor de Memorial. El fotógrafo de Castellón vio la obra Sin título, técnica mixta del grupo de teatro peruano Yuyachkani y pidió que le dejaran trabajar con la documentación que formaba parte del attrezzo de la obra. Así, a base de fotocopias, ha construido un relato donde también ha involucrado al público.

Laia Abril, Lobismuller, 2016

Laia Abril, Lobismuller, 2016

Manuel Blasco Romasanta fue juzgado en 1853 por varios asesinatos en Galicia. Él decía que era un hombre lobo. Es un caso rodeado de misterio que sigue vivo en el imaginario colectivo. Reconstruir esta historia de la cual no hay fotografías ha sido todo un reto, señala Laia Abril, autora de Lobismuller. Los investigadores ahora creen que Romasanta era hermafrodita y el fotolibro narra el caso desde esta nueva perspectiva. En la exposición se puede ver el proceso de investigación que ha seguido la fotógrafa.

Alejandro Cartagena, Santa Barbara Return Jobs to US, 2015-16

Alejandro Cartagena, Santa Barbara Return Jobs to US, 2015-16. © CCCB. La fotogràfica, 2017.

Alejandro Cartagena expone Santa Barbara Return Jobs Back to US, un antirretrato de Estados Unidos con fotografías tomadas en esta ciudad de California. Es un libro bonito por fuera, con tapa de terciopelo granate y letras doradas, y con papel y tinta de poca calidad en el interior. Una metáfora de un continente con un contenido crítico. «Podemos leer Santa Barbara Return Jobs Back to US en la matrícula de un coche fabricado en Japón. También podemos ver mensajes comerciales en castellano dirigidos a los latinos, es decir, quieren su dinero pero no los quieren a ellos», critica el mexicano.

Thomas Sauvin, Xian, 2016

Thomas Sauvin, Xian, 2016

El artista Thomas Sauvin nos traslada a los mercadillos de segunda mano chinos con Xian. Su trabajo está elaborado con 59 cajas hechas con papel doblado, que las amas de casa utilizaban para guardar hilos y agujas, y que ha llenado con las fotografías que coleccionó durante los doce años que vivió en China. «Me interesa coleccionar fotografías pero también quiero compartirlas, por ello he hecho este fotolibro», explica Sauvin.

Una apuesta por la autoedición

En plena era digital «hay una clara tendencia de retorno al objeto impreso», indica Moritz Neumüller, comisario ejecutivo de la exposición. Para el fotógrafo y coleccionista de fotolibros Martin Parr, el fotolibro es el escaparate perfecto para muchos fotógrafos. «Hay una nueva generación de jóvenes artistas que han sido capaces de autopublicar su trabajo y con ello han conseguido repercusión internacional», destaca Parr.

La autoedición supone tenerse que financiar uno mismo y puede ser una práctica arriesgada. Alejandro Cartagena afirma que la edición del libro le ha abierto el camino a ser conocido y conseguir nuevos proyectos y encargos. «No se valora solo tu trabajo fotográfico, sino la capacidad de realizar un proyecto desde la idea hasta el resultado final». Existen otras fórmulas para narrar historias mediante imágenes, pero el fotolibro se ha convertido en un formato clave en la cultura contemporánea.

Antoni Arissa. La sombra y el fotógrafo

4 de noviembre de 2014 No Comments

Antoni Arissa Asmarats (Sant Andreu, 1900 – Barcelona, 1980) fue uno de los más destacados representantes españoles de la vanguardia fotográfica, aunque sus comienzos estuvieran influenciados por los postulados pictorialistas tan arraigados en la fotografía catalana y española de esos años. Su posicionamiento evolucionó hacia una estética cercana a la Nueva Visión europea. Este cambio vino propiciado además por su carrera de impresor, por sus conocimientos de tipografía y de desarrollo editorial,  donde el fotógrafo adaptó múltiples herramientas visuales en la búsqueda de una fotografía realmente moderna.

En sus inicios como fotógrafo, a comienzos de los años 20, obtuvo su primer premio en la revista Criterium con solo 22 años. Fue entonces cuando fundó junto a Josep Girabalt y Lluís Batlle la Agrupación Fotográfica Saint-Victor, en el barrio de Sant Andreu de Barcelona, un año antes de la aparición de la significativa Agrupació Fotogràfica de Catalunya.

En 1924 obtuvo un premio en el Ateneo Obrero de Gijón y un año más tarde, fue galardonado con  el premio de honor en Figueras. También obtuvo diversos premios internacionales y estuvo en importantes exposiciones como la II Exposition internationale d’Art Photographique de Saint Etienne, junto a autores de la vanguardia como Frantisek Drtikol o Jaromír Funke.

A comienzos de los años veinte, Barcelona nos mostraba un panorama fotográfico donde la  corriente pictorialista primaba en todas las actividades, al igual que en el resto del país y en gran parte de Europa. Los fotógrafos habían encontrado su inspiración en diferentes movimientos artísticos del siglo XIX como el Pre-Rafaelismo, el Arts & Crafts y el Simbolismo. Sus obras fueron sometidas a diversas manipulaciones a través de procedimientos pigmentarios y químicos, calificados por ellos como “nobles”.

En esta primera etapa, comprendida entre 1922 y 1928, Arissa realizó sus primeras imágenes a través de escenas rurales en entornos cercanos a Sant Andreu. Se trata de fotografías organizadas como puestas en escena para recrear situaciones pintorescas en contextos reales.

A comienzos de la década de los años treinta, Antoni Arissa clausuró el proceso de cambio en la forma de concebir su producción fotográfica.  Las escenas apacibles de la década anterior se verán  ahora comprimidas, conceptualizadas y reducidas por un tratamiento visual cercano a los elementos gráficos. La angulación, unida a la fuerte iluminación, con sus luces y sombras acrecentadas, convierten las fotografías en elementos conscientes y en herramientas transformadoras que le permitirán añadir acentos emocionales.

En su aventura visual, Arissa no necesitará grandes monumentos, ni viajes a lugares remotos, ni majestuosos escenarios, ni personajes famosos. La espectacularidad la encuentra en las pequeñas cosas. Los triviales objetos personales, y las sombras que estos proyectan, le permitirán la ejecución de grandes imágenes. Su importancia reside en su personalísima visión.

En 1935  la revista Art de la Llum dedicó un número monográfico a Antoni Arissa, que coincidió con la exposición que se celebró en la Sala de Exposiciones del Centro Popular Catalanista de Sant Andreu.

Al finalizar la Guerra Civil muchas de las tribunas de difusión de la modernidad desaparecieron y su actividad artística, como la de muchos otros creadores de su generación, se redujo notablemente y, poco a poco, fue cayendo en el olvido. No fue hasta principios de la década de 1990 cuando se inició un pequeño proceso de recuperación de su figura en diversas exposiciones.

La exposición antológica que ahora presentamos quiere realizar un recorrido por toda su carrera fotográfica, desde comienzos de los años veinte hasta la Guerra Civil española, donde dejó prácticamente de fotografiar para seguir su labor como impresor y tipógrafo en la imprenta familiar. Este proyecto supone la conclusión de un largo proceso de consolidación y restauración de sus principales negativos, así como de la búsqueda de originales de época del autor. De esta forma, la exposición recoge imágenes originales del autor procedentes de diversas instituciones, así como, tirajes actuales a partir de sus negativos recuperados, los cuales muestran como debieron ser las obras que se han perdido.

Rafael Levenfeld y Valentín Vallhonrat son los comisarios de la exposició Arissa. La sombra y el fotógrafo, 1922-1936, que se inaugura el 14 de noviembre en el CCCB.

World Press Photo 13: Entrevistas a los fotógrafos españoles premiados

26 de noviembre de 2013 No Comments

Una tendera que pide auxilio durante los altercados de una huelga general, el 29 de marzo en Barcelona; las consecuencias de una ofensiva militar de Israel contra objetivos de Hamás, el 14 de noviembre en Gaza, y el retorno a la plaza del torero Juan José Padilla (lesionado por una cogida), el 4 de marzo en Olivenza.

Tres obras fotográficas que temáticamente no tienen nada en común, pero que han sido consideradas por World Press Photo testimonios visuales imprescindibles del estado del mundo en 2012. Sus autores – Emilio Morenatti, Bernat Armangué y Daniel Ochoa de Olza, respectivamente – son los tres fotógrafos españoles galardonados en la última edición de este prestigioso certamen internacional. Con ellos, hemos hablado de sus obras.

  • Emilio Morenatti sitúa la fotografía “Manifestaciones en Barcelona” en un escenario casi bélico con «fuego por todas partes y gente que destruía todo lo que encontraba a su paso» y, en este escenario, ubica a la protagonista de la imagen: «donde algunos comercios estaban ardiendo, allí estaba justamente el de Mireia; que, presa del pánico, pedía auxilio a través de los cristales rotos de su tienda». Frente a situaciones de tensión como esta, Morenatti (nombrado Fotógrafo del Año 2010 por la Asociación Nacional de la Prensa de América) explica cómo buscar la imparcialidad.

  • Bernat Armangué centra el objetivo de su trabajo en «contar aquello que pasa en un lugar determinado durante un tiempo determinado». En base a sus cinco años de experiencia en Israel, Armangué opina que el conflicto árabe-israelí tiene que seguir documentándose, «aunque haya cosas que puedan sonar repetitivas». El autor del reportaje “Gaza” admite que «es más agradable encontrarse cosas más cómodas para la vista y el pensamiento», pero recuerda que «ello no quiere decir que las otras no existan».

  • Preguntado por la elección de la temática de “El retorno del torero”, Daniel Ochoa de Olza responde que le interesa fotografiar «todo tipo de tradiciones y de ritos, también para entenderlos» y añade que, en este caso, Juan José Padilla le agradeció que lo retratara con respeto. Sobre el respeto, precisamente, Ochoa destaca que el arte de la fotografía lo tiene por partida doble: «hacia lo fotografiado y hacia el medio». Miembro del equipo Associated Press desde 2009, este fotógrafo nacido en Pamplona opina que parte de la riqueza de la fotografía reside en el hecho de que «es tremendamente objetiva y, a la vez, tremendamente subjetiva», y dice que ello debería fomentar un discurso crítico hacia lo que vemos.

La exposición World Press Photo 13 se puede visitar en el CCCB hasta el 8 de diciembre de 2013. Encontraréis la información de horarios y precios en la web

Miquel Dewever-Plana: «Internet será el medio que nos permitirá, a los fotoperiodistas, seguir trabajando e informando»

30 de octubre de 2013 No Comments

Entrevista al fotógrafo ganador del primer premio de la categoría Documental interactivo online del concurso multimedia World Press Photo 13 por la obra Alma. Hija de la violencia.

Pòster “Alma. Hija de la violencia”

Cada vez más, la fotografía tiende a convergir con otros medios de expresión visual, textual y audiovisual; y, tanto a nivel profesional como amateur, las imágenes fotográficas no son ajenas a la relevancia social de Internet.

En este contexto, la fundación World Press Photo puso en marcha hace dos años el Concurso multimedia: un certamen que considera complementario al concurso fotográfico original y con el que responde a su compromiso de proporcionar una plataforma a las prácticas innovadoras en el campo del periodismo visual. Según las bases del concurso, las obras multimedia tienen que ser producidas para la web y deben incluir fotografía y/o vídeo en combinación (como mínimo) con animaciones, grafismos, ilustraciones, sonidos o texto.

En la novena edición de World Press Photo en Barcelona, la capital catalana será la única ciudad del Estado (y casi del mundo) en mostrar las nueve obras ganadoras de la tercera convocatoria del Concurso multimedia, que incluye tres categorías (Cortometraje online, Largometraje online y Documental interactivo), cada una de las cuales con primer, segundo y tercer premio.

Este año, dos de los primeros premios otorgados por el jurado de este concurso han sido para fotógrafos españoles. El máximo galardón de la categoría Cortometraje online se ha concedido al mallorquín Pep Bonet por la obra Into the shadows, y la máxima distinción de la categoría Documental interactivo ha sido para el autor de Palafrugell Miquel Dewever-Plana; quien, conjuntamente con la escritora francesa Isabelle Fougère, ha producido Alma. Hija de la violencia, la estremecedora historia de una joven exmarera de Guatemala.

Fotografia d’”Alma. Hija de la violencia”
© Miquel Dewever-Plana

Como nos cuenta Dewever-Plana, el género en el que ha sido premiado consiste en «un documental pensado y diseñado para la web, donde pedimos al internauta que sea activo y no pasivo frente a la pantalla y se convierta así, de alguna manera, en un actor indirecto de la historia». «Es una herramienta muy reciente», sentencia, «donde todo, aún, se puede y se debe inventar».

Dewever-Plana detalla que la producción empezó cuando «Alma aceptó ofrecernos su testimonio porque quería ayudar a otros jóvenes -sin importar de dónde eran: Guatemala, Francia, España, Estados Unidos…- a no terminar, a los quince o veinte años, como todos sus compañeros de esa época: en la cárcel o en el cementerio». Para responder a esta voluntad de la joven, él e Isabelle Fougère optaron por las herramientas multimedia.

«La historia que nos cuenta Alma es universal», dice Dewever-Plana. «Todos somos Alma. O, mejor dicho, todos podríamos serlo. Solo el entorno en el que un ser humano se desarrolla facilita, o no, caer en esos extremos utilizando la violencia como lenguaje para existir. Internet nos permite entrar en las casas y, por lo tanto, llevar esta reflexión a todas partes». Además, el autor destaca que otro atractivo del webdocumental es que no tiene límite de tiempo o de espacio. «En Alma», nos cuenta, «a parte de los cuarenta minutos de confesión de la protagonista, incluimos cientos de páginas informativas para entender mejor la situación. En ningún otro medio hubiéramos podido tener esta libertad».

Las páginas informativas y otros elementos más periodísticos de Alma se elaboraron bajo la dirección de Isabelle Fougère; mientras que Dewever-Plana se ocupó especialmente de la parte de imágenes y vídeos de la producción.

Alma, Isabelle Fougère i Miquel Dewever-Plana
© Miquel Dewever-Plana

«Creo que no existe un patrón estándar de equipo para realizar un webdocumental», afirma el fotoperiodista. «Todo depende de la historia». En su caso, Dewever-Plana sostiene que, por el hecho de ser la historia de un mundo de hombres explicada por una mujer, «era imprescindible que fuera otra mujer quien entrevistara a Alma durante el rodaje. Por ello, pedí a Isabelle que formara parte de esta aventura. Fue ella quien dirigió la entrevista y creo que esto permitió a Alma, frente a otra mujer, ser sumamente honesta a la hora de sacar a la luz lo más doloroso de su experiencia». En este testimonio se ha basado también el libro ALMA (Blume, 2012), con relato literario de Fougère e imágenes de Dewever-Plana.

Preguntado sobre el potencial de las herramientas multimedia en el mundo de la fotografía profesional, Dewever-Plana afirma que, frente a la crisis económica de los medios de comunicación tradicionales, «Internet será sin duda el medio que nos permitirá [a los fotoperiodistas] seguir trabajando e informando». Para ejemplificarlo, el fotógrafo cuenta que hasta la fecha Alma ha registrado más de un millón de conexiones (a través de internet y de una aplicación gratuita para tabletas). «Un resultado sin precedentes que significa que nuestro trabajo puede tener un alcance mucho mayor utilizando internet», dice Dewever-Plana. Aun así, el codirector de Alma confiesa que este webdocumental no ha generado beneficio monetario para los autores y que en el campo del fotoperiodismo multimedia será necesario «crear un modelo económico viable que aún no existe».

World Press Photo: exposición y actividades paralelas

Fotografia d’”Alma. Hija de la violencia”
© Miquel Dewever-Plana

La muestra World Press Photo Barcelona se podrá visitar del 6 de noviembre al 8 de diciembre del 2013 en el CCCB, en horario de martes a jueves de 11 a 20 horas; los viernes de 11 a 21 horas, y los sábados, domingos y festivos, de 10 a 21 horas.

En el marco de la exposición, el 6 de noviembre a las 12 horas Miquel Dewever-Plana ofrecerá una masterclass en la Sala -1 del CCCB. El fotógrafo compartirá su experiencia en la creación, desarrollo y difusión del webdocumental Alma, que también ha sido galardonado con el primer premio Visa d’Or de la categoría Web Documentales del Festival Visa pour l’Image 2013 de Perpiñán.

A parte de esta masterclass, World Press Photo incluirá otras actividades paralelas.

+ info: http://www.cccb.org/es/exposicio-world_press_photo_13-44780

Twitter: #WPP13BCN