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Sergio Silva: «Emergència! es un festival para todo aquel que quiera descubrir música nueva»

2 de febrero de 2016 No Comments

El próximo sábado 13 de febrero, el CCCB acoge la octava edición del festival de las bandas noveles que reclaman atención y un espacio propio. A partir de las 18h, los tres escenarios del festival –Hall, Auditorio y la planta 2–, acogerán los conciertos de Holögrama, Sorry Kate, Sara Fontán, Malheur, Des Âmes Libres, Ghost Transmission, Gentemayor, BeatLove y Rod V. Bandas, todas ellas, que se encuentran «en el momento en que su lenguaje justo empieza a cuajar», apuntan.

Emergència!, tras ocho ediciones, se ha consolidado como la primera cita de la temporada barcelonesa de festivales. Y lo ha hecho apostando por la música de base. Cartografiando el mapa del territorio en el que se mueven las bandas que empiezan y buscan su lugar dentro del panorama de lo alternativo.

Flamaradas en el Festival Emergència! 2015

El ideólogo y promotor del festival, Sergio Silva, que, junto al equipo del CCCB, saca adelante el proyecto con abnegada dedicación y empeño, explica los detalles de una cita discreta, enclavada en lo más hondo del «inverno» musical de la oferta de festivales de Barcelona, y que busca poner en valor todas aquellas propuestas que todavía no tienen cabida en los eventos de mayor calado.

Han pasado ocho ediciones de Emergència! y cada año crece. Se consolida al mismo tiempo que las bandas que programas. ¿Fue esta tu intención cuando pusiste en marcha el festival? Es decir, que creciera y se convirtiera en una referencia de lo que está sucediendo en el estado inicial de la creación musical.

Realmente no pensé que fuera un festival de referencia. Simplemente porque la fórmula en sí ya estaba inventada; es decir, la de un festival de bandas emergentes. Quizás ha ayudado el hecho de ver cómo algunas de esas formaciones han ido evolucionando para plantearte que puede que sí que desempeñemos un papel importante dentro de los pequeños festivales, pero no dejas de ser una pequeña plataforma que apuesta por grupos o artistas en un momento; ese momento, antes de que pasen a jugar en otra división.

¿Cuál es la idea que permanece desde el principio? ¿En qué se basa el festival?

¡¡La emergencia!! Sí, siempre se ha barajado esta idea de que hay un momento que es un «visto/no visto» y el reto está en pillarlo al vuelo, antes de que pase… Sirva como ejemplo el propio logo del festival.

Festival Emergència! 2015

La mayoría de grupos que tocan están escorados hacia la llamada música indie. Entre el pop/rock y el folk y la electrónica menos conceptual. ¿Por qué Emergència! no se abre a otros grupos y estilos emergentes?

Tendemos a etiquetar toda aquella música que sale de nuestros auriculares como indie, pero, a estas alturas, creo que el concepto tiene poco que ver con aquellos primeros años noventa. Dejando a un lado el tema del nunca acabar, el otro día charlando con uno de los miembros de Des Âmes Libres, me confesaba que les hacía gracia e ilusión tocar en un festival como el E!, ya que hasta ahora nadie nunca les había ofrecido tocar ante un público que no fuera más cercano al sonido dark.

Propuestas en ediciones anteriores como las de Tiger Menja Zebra, el norteamericano Lichens, la electrónica de Maria Minerva o, ya si nos fijamos en propuestas de este año, la del trío sevillano Malheur (con claras referencias a John Zorn), la violinista Sara Fontán (a la que casi todos conocemos por acompañar con su violín a nombres conocidos del indie, pero que, sin embargo, pocos conocen con su otra faceta, la de músico que viene del mundo de la clásica y que un día le dio por conectar su violín a un pedal y ver qué pasaba) o el sexteto Gentemayor, con los que veremos a más de uno quedarse boquiabierto, me hacen pensar que E! es un festival que tiene puesto un ojo en propuestas (en ocasiones) más experimentales o sesudas.

¿Es este un festival para los llamados hipsters?

Este es un pequeño festival para todo aquel que quiera descubrir nuevas músicas, nuevas formaciones. Para todo aquel que quiera dejarse guiar por las propuestas que están empezando a dar de que hablar o, simplemente, es un evento musical en el que por el precio de una merienda vas a degustar más de seis horas de música en directo.

Festival Emergència! 2014

¿Hay espacio para otras músicas emergentes? Otros estilos más étnicos o minoritarios, por ejemplo.

Cerrado el cartel de esta edición, supe de la existencia de Pylar (formación que cuenta con miembros de Orthodox).

Por unos instantes los imaginé en el escenario Hall, pero llegué tarde.

A lo largo de los años, por el festival han pasado grupos que ahora están consolidados. Incontables. ¿Qué conciertos recuerdas con especial cariño?

Es difícil quedarte con solo unos pocos, pero cierto es que guardo especial recuerdo de cómo se me erizó el vello (y creo que a todos los presentes en la sala) viendo a Tiger Menja Zebra, el Auditorio se venía abajo. Las caras de la gente al salir del concierto del norteamericano Lichens, que nos ofreció una actuación con solo su voz, una guitarra y dos pedales que nos hizo levitar. ¡Más de uno entró en trance!

Tiger Menja Zebra en el festival Emergència! 2013

Pony Bravo, porque su actuación en el festival les valió para que todo el territorio catalán quedara rendido a sus pies. Oso Leone, porque, aun habiendo pasado ya cuatro años de su paso por el E!, todavía cuando nos encontramos en algún escenario me recuerdan que, pese a no ser emergentes, les encantaría volver a tocar en el festival. La timidez con la que salía al escenario Marina Gallardo o Kíar y cómo el público las arropó. O algo más reciente como el Ensemble Topogràfic, que, además de inaugurar el escenario Vestíbulo en la edición 2015, después hemos comprobado su valía viendo su nombre entre lo más destacado del año.

Cada año la cuota de bandas andaluzas tiene su propio espacio y destacado. Eres andaluz y se nota. Hay algo en la música que se hace por tierras meridionales que gusta. Hay un algo, no sé describirlo, que permanece y explica un modo de sentir y de ser. La música andaluza tiene algo especial y único. ¿Qué crees que es?

Aunque mi madre diga que ya poco me queda de andaluz (y en algunos aspectos tiene razón), en lo que a música se refiere nunca he querido despegarme de lo que allí se cuece.

Ya desde pequeño era conocedor de bandas y artistas como Triana, Lole y Manuel o Smash, y más adelante me introduje en el universo de Silvio, Martirio, Pata Negra o Kiko Veneno. Con la eclosión del indie me empapé de grupos como Los Planetas, Sick Buzos, Sr. Chinarro, Strange Fruit, Amphetamine Discharge, El Hombre Burbuja… Pasada la fiebre, toman el relevo bandas como Pony Bravo, Marina Gallardo, Holögrama, I am Dive, El Niño de Elche, Lost Twin, Malheur, Beatlove…

El sur siempre ha estado en constante movimiento, nunca ha parado de generar buenas bandas, hay un «no sé qué» difícil de explicar… Puede ser debido al clima, la gastronomía o el buen saber vivir, el caso es que, a veces, leyendo los lineups de la mayoría de festivales del territorio nacional, no hacen sino aburrirme cada vez más, repitiéndose siempre los mismos grupos, y es cuando me digo: si en el sur hay grupos tan buenos o más como para montar un gran festival…

Pony Bravo en el festival Emergència! 2010

¿Y la música local, la de Barcelona? Esta sí que es la gran protagonista anual del evento…

¿Puedo añadir una sonrisa?

No me gusta que el festival se critique por la escasez de grupos de aquí (Cataluña) o de allá, quizás es cierto que sea esta la edición donde menos presencia catalana tenemos, no voy a entrar en juegos políticos ni nada similar. Quizás los grupos que estaban en la lista de este año los descarté simplemente porque consideré que ya no estaban en la liga emergente (delgada línea, y difícil de describir).

De vez en cuando recibo algún correo electrónico de algún grupo que quiere tocar en el E!, en el que describen su trayectoria detallando los cuatro discos publicados y los más de cuarenta conciertos que llevan a sus espaldas… ejem…

¿Qué debe tener un grupo para tocar en Emergència!?

Con mi antiguo compañero de aventuras, Abel González (ahora, en el Primavera Sound), charlamos innumerables veces de cómo tenía que ser un grupo o qué debía tener un grupo para tocar aquí. Creo que de una de esas charlas surgió la frase que usamos como una especie de lema:

«Tomemos una muestra de lo que surge de nuevo en la música independiente, ¡rápido! Una muestra mínima que nos dé una visión, a escala, de cómo nacen y crecen hoy las cosas. Todos son distintos entre sí, pero todos se hallan en el momentum en el que su lenguaje justo empieza a cuajar. Ver cuerpos emerger: antes no existían y después será demasiado tarde».

Sergio Silva, ideólogo y promotor del festival Emergència!, 2014

¿Qué destacarías de la edición de este año? Son propuestas, si cabe, más desconocidas que otros años…

Cierto, creo que este año el cartel está compuesto por una serie de propuestas más desconocidas si lo comparamos con otras ediciones. Por otro lado, el público ha demostrado año tras año que la idea de no conocer a parte del elenco artístico les atrae mucho más y saben que, al final de la noche, saldrán del CCCB con una nueva banda a seguir de cerca.

Nombraba líneas más arriba a las formaciones Malheur, Gentemayor o la violinista Sara Fontán.

Los sonidos oscuros y contundentes de Des Âmes Libres, la electrónica del guatemalteco Rod V o el sonido heredado de algunas bandas de rock alternativo de los ochenta que facturan los de Xàtiva, Ghost Transmission, son otras de las propuestas a tener en cuenta en esta edición 2016.

¿Qué planes de futuro contemplas para el festival? Se ha añadido un escenario y la imagen del festival ha cambiado –pese a que Miguel Briea sigue siendo el responsable–, así que entiendo que el evento va a seguir evolucionando.

En 2015 sumamos un tercer escenario, el Vestíbulo de la planta 2 del edificio (espacio que en un pasado vivió momentos memorables con aquellos primeros Electric Café y más tarde formando parte del Sónar Día). Este año este escenario está comisariado por el festival de músicas electrónicas de vanguardia Lapsus.

Desde mi posición llevando la parte técnica de este festival, siempre he admirado el buen gusto a la hora de programar electrónica y, además, me une una gran amistad con ellos (dentro y fuera del trabajo), así que vi que era el momento de sugerirles una colaboración de este tipo.

En cuanto a la imagen, soy un seguidor de Miguel Brieva. Aparte de ser un buen músico (militando en la banda que también pasó por el E!: Las Buenas Noches), ¡es un dibujante espectacular!

Este año recordé los collages que hizo para la película del director sevillano Santi Amodeo, Astronautas, y fue así cómo pensé que este año podríamos sugerirle trabajar más el collage.

Miraflores en el Festival Emergència! 2015

El resultado no deja de ser sorprendente. Solo debes detenerte por unos minutos en alguno de los carteles que ya hay repartidos por Barcelona para admirar la cantidad de detalles que se esconden tras el nombre.

No me imagino un festival de dos días, me gusta trabajar o pulir los pequeños detalles, los que uno a simple vista no percibe, aunque confieso que me hace especial ilusión imaginar cómo podría llegar a ser la edición 2018, en la que estaríamos cumpliendo diez años.

No quiero acabar esta entrevista sin agradecer antes a la pequeña gran familia que formamos el equipo Emergència! Sin ellos, nada de esto hubiera llegado hasta aquí.

Karen Koltrane, el ímpetu amateur; y el ‘misterio’ de Der Panther

9 de febrero de 2015 No Comments

Séptima entrega previa a Emergència! 2015. Presentamos a dos proyectos de distinto pelaje con el único paralelismo de coincidir en la parrilla del festival de los grupos emergentes del CCCB.

Ángel Valiente, diseñador de muebles, quien actualmente vive en Oslo, después de hacerlo en Berlín, en Cuenca y en Barcelona, traza en cuatro ideas de dónde salen, qué hacen y quiénes son Karen Koltrane y cómo se grabó Plantas de interior (Foehn, 2014). “El nombre viene de una canción de Sonic Youth –recuerda-, pero Karen Koltrane, más allá del homenaje, tiene un significado entrañable para mí como mi primer nombre de grupo”.

“Es un proyecto personal que empecé con 17 años y que he ido abandonando y retomando desde entonces, a medida que otros proyectos musicales paralelos no terminaban de funcionar o tenía que dejarlos porque me mudaba de ciudad. En concreto, este último disco surge cuando me fui a vivir en Berlín”.

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Zeppelin 2014: Memorias acusmáticas

10 de noviembre de 2014 No Comments

Cuando en el lugar de donde provienen los sonidos no se ve a quien o qué los produce, surge la experiencia acusmática. Eso ocurre naturalmente en el bosque. ¿Qué pájaro es el que canta? ¿Y la cigarra, dónde está? En cuanto me acerco al lugar de donde procede el canto, como el pájaro, éste calla. Muy pocas veces lo veo. En el Amazonas, alguien puede decirte que ha visto tal o cual animal. De hecho, lo ha oído, porque en la selva es mucho más fácil oír y escuchar algo que verlo y mirarlo. De noche, pues, en todas partes, la escucha se hace aún más acusmática.

La gata Okupa con la TEAC 3440

Hubo un tiempo en que no estábamos acostumbrados a aceptar que cualquier sonido pudiera brotar de un altavoz y eso causaba sorpresa, de manera que el fenómeno se revestía de un halo de magia y de misterio. Pero tras más de un siglo conviviendo con altavoces, la experiencia acusmática que nos proporcionan ya no nos causa sorpresa. Sabemos que los altavoces mimetizan a la perfección el sonido de cualquier cosa, animal o persona: un reloj de cuco, una ametralladora, una gallina, el camión de recogida de basuras, el butanero que percute las bombonas, alguien que tose. También, el trueno, del que muchas culturas creyeron ser la voz de los dioses, y hasta la música, por supuesto. Tanto es así, que llevamos ya decenas de años escuchando más la música a través de altavoces que directamente de los instrumentos musicales.

En el mismo momento en que eso empezó a ocurrir, cuando los altavoces de las radios y los tocadiscos fueron suficientemente buenos para retransmitir o reproducir conciertos, surgió la necesidad de hacer música especialmente concebida para esos medios. Una música que no pudiera ser sin ellos; propia de ellos. Virtual, como ellos. Imaginaria pero no por ello irreal, que sólo pareciera que no pudiera ser. Una música libre de las ataduras de la mecánica. Una música que hoy, en algunos aspectos, nos parece de lo más natural cuando bailamos, asistimos a una rave o a un concierto de música electrónica, por ejemplo, pero que ha experimentado un largo recorrido y que, más allá de las manifestaciones más mediáticas y populares, continúa siendo medio de experimentación especialmente sutil y profundo y que da lugar a la música acusmática.

Zeppelin quiere en 2014 centrar su atención en elementos importantes de esa historia que aún no ha terminado y que seguro sufrirá aún múltiples saltos evolutivos. Llegará un día en que todos los coches serán eléctricos y, como solo emitirán el sonido del roce de los neumáticos con el asfalto, será necesario hacerlos sonar para evitar que nos atropellen. ¿Sonarán a coche o preferiremos personalizarlos como los teléfonos? En este último caso, quedaría abierta la puerta a un nuevo tipo de concierto acusmático. Con la obra de Bernard Parmegiani como telón de fondo, José Iges, Beatriz Ferreyra, Manuel Rocha y 14 compositores de la Escuela Superior de Música de Catalunya nos cuentan a la luz de sus presentaciones y conciertos cómo ven el recorrido histórico de la música acusmática y cómo relacionan su obra con él.

El festival Zeppelin 2014 tiene lugar los días 14 y 15 de noviembre en el CCCB.

Más info: http://www.cccb.org/es/musica_i_art_escenic-zeppelin_2014_memries_acusmtiques-47028 

Por qué el #BCNmp7 no es un festival: una breve y sana reflexión

17 de julio de 2014 No Comments

© Miquel Taverna, CCCB

El origen de los festivales de música quizá debería buscarse en el siglo VI aC en la antigua Grecia, con los Juegos Píticos de Delfos, que, entre otras actividades, llevaban a cabo concursos musicales (mousikos agon). Algunos de los precedentes posteriores los podemos situar en Alemania, con festivales como el de Bayreuth (1876), impulsado por Luis II de Baviera y Wagner, así como el Donaueschingen Festival (1921), dedicado a la música contemporánea, pero, como pasó también con el cine, habrá que esperar al fin de la Segunda Guerra Mundial para ver este «formato cultural» normalizado. Tampoco hay que olvidar el Festival de la Canción de Eurovisión (1956), el primer festival de música mainstream que se televisó a nivel internacional. Entre la «música contemporánea» y el populismo extremo de Eurovisión, están todos aquellos festivales que acogían a bandas de estilos más populares; por ejemplo, el Reading Festival (1961), de blues y jazz; el Fantasy & Magic Mountain Music Festival (1967), que sería el primer macrofestival de rock (folk, psicodelia…), al que seguirían el Monterey Pop (1967), el Festival de Woodstock (1969), el Glastonbury Festival (1970) y el Isle of Wight Festival (1968). Si de los 60 a fines de los 80 los festivales eran pocos y de público masivo (con una asistencia de entre 200.000 y 600.000 personas), en los 90 el modelo estalla hasta convertirse en una plaga descontrolada que deriva hacia temas muy diversos, que van más allá de la música o el cine. Las causas pueden ser muchas y muy variadas: desde la liberalización de los mercados, pasando por el auge de la música indie, siguiendo por la inversión de las administraciones en el «turismo cultural», algunas directrices de las subvenciones públicas que empiezan a fomentar todo lo que tiene que ver con las «industrias culturales y creativas», la aparición del «patrocinio cultural», el aumento del PIB de muchos países occidentales, derivado de la burbuja inmobiliaria…

En este contexto nacen dos de los grandes festivales de Barcelona, el Primavera Sound (2001) y el Sónar (1994). Se trata de festivales de éxito indiscutible que han abierto subsedes en otras ciudades del mundo, que han incorporado espacios dedicados a la industria musical o a los nuevos formatos culturales y que generan derivados culturales, como producciones audiovisuales o sellos discográficos. Para expresarlo en una metáfora agroalimentaria, es como un modelo de monocultivo intensivo que obtiene grandes rendimientos económicos y productivos en muy poco tiempo, con unas rentas muy concentradas y productos tematizados. Los grandes festivales son necesarios tanto para el circuito musical como para los músicos y para los consumidores musicales, pero también es cierto que desarrollan un tipo de producción y consumo musical que debe complementarse con las actividades que ofrecen las salas de conciertos, las programaciones regulares o puntuales de centros culturales de todo tipo, las fiestas populares, los comercios musicales o los workshops / talleres de investigación musical. Hablamos de espacios de formación, de reflexión y crítica que fomentan políticas y actividades de proximidad (sean lucrativas o no, exportables o no), vinculadas a los protagonistas del territorio, donde a menudo estos establecen un diálogo con músicos, profesionales o expertos internacionales; espacios horizontales que permiten un feedback con estos mismos protagonistas y, a la vez, experiencias musicales más personalizadas, rutas menos masivas, más variadas, menos prefijadas.

© Miquel Taverna, CCCB

Hace tiempo leí un artículo de Jordi Bertran titulado «Sobre la fiesta». Sostenía que la fiesta es «el reflejo de los conflictos latentes en la comunidad que se hacen visibles en las celebraciones de los distintos ciclos del calendario». Destacaba su función catalizadora, el hecho de que rompe con el tiempo del trabajo (el tiempo productivo), a la vez que supone una ruptura de los códigos de comportamiento; en definitiva, decía Bertran, se trata de una «terapia regeneradora de la comunidad celebrando que, inconscientemente, vivía una insubordinación evidente contra las jerarquías gracias a un retorno imaginario hacia un cierto igualitarismo».

El BCNmp7, como tantas otras actividades que tienen lugar en la ciudad alrededor de la música, aborda este doble compromiso: por un lado «ser el reflejo de los conflictos latentes en la comunidad» (conflictos que no son más que tensiones y debates de orden social, económico, político, histórico, cultural) y, al mismo tiempo, servir como «terapia regeneradora de la comunidad» por medio de la puesta en escena de propuestas musicales «únicas», es decir: trabajadas colectivamente (con la ayuda de todos los agentes y colectivos programadores de las sesiones), hechas expresamente, pensadas para un contexto, que es el que les da valor y sentido. A veces lo conseguimos, a veces simplemente nos quedamos en el intento, pero no bajamos la guardia.

El ciclo del BCNmp7 (Músicas en Proceso) de 2014 ya ha llegado a su meridiano, después de tres de las cinco sesiones programadas.

Primera sesión: una música incontrolable

La primera sesión tuvo lugar el 6 de marzo. Programada por la promotora musical Sidewalk Bookings y el colectivo Los Cuatro Cocos, fue una apuesta por la música underground (por ponerle una etiqueta) más contundente. El debate inicial, conducido por Xavi Sánchez Pons y Quique Ramos, tuvo como protagonistas al periodista y miembro del colectivo Detakon Víctor Ginesta, la fotógrafa Alejandra Núñez y responsables del colectivo Màgia Roja. El debate no ofreció grandes conclusiones, simplemente trató cuestiones que aún ahora crean controversia y sospechas; por ejemplo, el origen del término y las prácticas DIY, la confrontación entre el mainstream y el underground y la propia recepción musical y el papel del público, mucho más atraído por entornos ya conocidos o celebrados antes de las salas pequeñas o los rincones más inhóspitos de la escena musical (esto se comentó tanto en la mesa como abajo).

Pharmakon, Una bèstia incontrolable y Coàgul. © Miquel Taverna, CCCB

A continuación se pasó al «núcleo duro» de la sesión, a la música, a los tres directos de tres artistas que son, precisamente, aquellos que defienden y potencian los propios invitados al debate: Coàgul, Una bèstia Incontrolable y Pharmakon. Dicen de Coàgul que hace black metal y folk apocalíptico, pero tanta etiqueta no es capaz de hacer justicia a la hipnosis coaguladora del músico, su noche es la de la alquimia, la del alma, la árida oscuridad de los poetas (también locales), la del grito desangrándose bajo el gong de la campana y de la electrónica primitiva; todo el copioso público que llenaba el teatro del CCCB puede certificarlo.

A continuación Una Bèstia Incontrolable removió la energía en otra dirección, la del punk, pero con una fuerza inusual, despertando a la bestia también en el público. Pharmakon (Estados Unidos), una músico joven, como Coàgul, raya los veintipocos, hija de la cultura punk, nos devolvió a una esfera más íntima, interpelando al público desde abajo, incomodándolo desde las vísceras y removiéndolo en la palestra con el noise. Los conciertos se iban enlazando con colaboraciones entre los músicos, como un hilo argumental necesario, una guía hacia la catarsis final, cuando todos los músicos subieron para entonar el último tema. Y sí: fue catártico.

«¿Por qué debería importarle a una persona madura que un grupo punk toque en un museo? ¿Habrá alguien con un guayómetro? Si te gusta el grupo deberías confiar en que te gustará el concierto. Para mí es gracioso porque en Nueva York un concierto de grupos locales cuesta entre 7 y 10 €. El concierto del jueves cuesta 7 € y, por lo general, los conciertos en casas okupas o centros sociales cuestan 3 €, así que por 4 € más tienes un concierto en un sitio diferentePharmakon, entrevistada por Alejandra Núñez (VICE)

Segunda sesión: la escena industrial / new wave en Barcelona en perspectiva

Debat BCNmp7 © Miquel Taverna, CCCB

La segunda sesión fue el 16 de abril y se presentó como un diálogo entre la música industrial y la música new wave del pasado y la del presente. Los programadores fueron Boston Pizza Records y Domestica Records, dos sellos y promotores musicales muy distintos; el primero se mueve entre los músicos locales que empatizan más con sus filias musicales, y el segundo, Domestica, se ha establecido como un sello que cubre estilos como el new wave, el krautrock, el electro, el experimental o el minimal, y centra parte de sus esfuerzos en los discos de coleccionismo. La final de la Copa del Rey Barça-Madrid se lo complicó al público (el fútbol, este gran contraprogramador), pero, aun así, más de 150 personas se animaron a asistir. El pasado de la escena electrónica de los 80 (plena transición) estaba representado por los invitados de la mesa redonda: Víctor Nubla (Macromassa), Gat (Ultratruita, New Buildings, fundador del sello G3G), J. J. Ibáñez (Kremlyn).

Suele ser complicado hacer un debate y no caer en la fraseología de «nuestros tiempos eran mejores», como si entonces existiera una inocencia en el sector, una originalidad inmaculada que hoy en día es imposible encontrar. No es exactamente así; la historia de la cultura es el arte de la copia transformada, pero lo que está claro es que los contextos en los que se da la producción y recepción/consumo musical no son equiparables. Estos debates sirven para ofrecer una prueba de estas diferencias.

Los conciertos fueron, en primer lugar, a cargo de Tvnnel (Valencia), un músico que no ha editado aún su primer disco y que, por medio de tres sintetizadores y un secuenciador, construye sus melodías y ritmos subterráneos en directo. La veteranía la aportó el francés Philippe Laurent, un artista muy completo (multimedia), cargado de teoría musical y cultural (su obsesión es cómo perciben las personas los signos y los símbolos y su significado respectivo), pero que, después de haber tocado rodeado de sintetizadores gigantes en los 80, ha optado por una puesta en escena y una música aparentemente mucho más fácil, con compases binarios y estructuras bailables y sencillas.

¿Con qué argumento contestarías a alguien que después de escuchar este disco llegara a la conclusión de que son solo ruidos?

«Que consulte la palabra “electroacústica” en la Wikipedia. También puede mirar Pierre Schaeffer, el Tratado de los objetos sonoros, eso es anterior a cuando habían nacido tus padres. Por otro lado, que busque en la Wikipedia la palabra “punk” y relacione ambas cosas. LT Caramel y yo, por la edad que tenemos, somos la primera generación del punk y de lo que era la música industrial en Europa. Siempre hemos trabajado con estas cosas situacionistas y muy poco académicas y ortodoxas. Pero la electroacústica ocupa estanterías en las tiendas de discos de los países civilizadosVíctor Nubla, entrevistado por Carles Batalla (Revista Rambla)

Tercera sesión: Zeidun, una genealogía

Zeidun

Zeidun © Miquel Taverna, CCCB

La tercera sesión (Me mata pero me gusta: genealogía de Zeidun) tuvo lugar el 15 de mayo de la mano de Gentnormal y La Fonoteca Barcelona. Zeidun fue (o mejor dicho, es) una banda de post-hardcore que se creó, en los años 90, a la sombra del Montseny; sus miembros son: Joan Colomo (Unfinished Sympathy, La Célula Durmiente, Joan Colomo…), Dalmau Boada (Les Aus, Omega V, Esperit!, La Célula Durmiente, Orquestra de Sant Celoni…), Càndid Coll (Murnau B, El Petit de Ca l’Eril, Autodestrucció, Orquestra Punk, Red Sexy Band…), Xavi Garcia (Surfing Sirles…) y Albert Trabal (Orquestra de Sant Celoni…). Algunos de ellos también han pasado por bandas como Rain Still Falling, Ariadna, Cain, Moksha, The Cheese, Country Mejicano, entre muchas otras.

Zeidun empezaron a tocar cuando eran preadolescentes, y veinte años después, gracias a la magia de Gentnormal y La Fonoteca Barcelona, se reencontraron en el escenario con algunas de las bandas que forman parte de esta constelación imparable de músicos: Joan Colomo, Surfing Sirles, Murnau B, Omega V, L’Orquestra de Sant Celoni, La Célula Durmiente, Autodestrucció, Esperit!

Y todo acompañado por unas cápsulas documentales muy emotivas, testigos de primera línea de juego y de fuego sobre los músicos. Las entradas se agotaron a manos de un público sediento de celebración y homenaje, de fiesta compartida, de aplausos y agradecimientos por tantos años de música contra viento y marea, por tanto tiempo de tocar sin esperar la gallina de los huevos de oro, en un ejercicio permanente de amistad y amor a la música por encima de todo. Las lágrimas de emoción pudieron vivirse en el escenario y fuera de él, en un revival único, pero revivido con la tranquilidad y la alegría de saber que ninguno de ellos ha claudicado, que todos siguen cogiendo el instrumento por el mango, luchando contra la muerte, la abnegación, el control industrial o la apatía.

«He vist bruixes i dimonis en rotllana tots
dansant, he vist a la vall secreta un gegant
damunt d’un nan. Som del Montseny,
xandalistes sense frens. Som del
Montseny, anarquistes i senseis
»

Surfing Sirles, Montseny (del disco Romaní, Semen i Sang)

«Tiren la pedra i llavors amaguen la mà,
espera i veuràs com començaran a rodar caps,
jo ho sé i tu ho saps
»

Joan Colomo, Cançó d’amor #2 (del disco La Fília i la Fòbia)

Dos sesiones pendientes del ciclo BCNmp7

La próxima sesión será el jueves 2 de octubre de la mano de Sones (sello y promotora discográfica) y Aurelio Santos (WTF Jam Sessions, del Jamboree, entre otros). Bajo el título de Barcelona Magnética, músicos de distintos estilos y procedencia nos explicarán su relación ambivalente con la ciudad, que, como todo imán, repele y atrae a un tiempo, pero, sobre todo, con la música. La sesión intentará poner de manifiesto, a través de los testimonios en primera persona, el secreto de este magnetismo y enfatizará la fuerza del momento, la improvisación, los encuentros inesperados y las sorpresas musicales a partir de una actuación que subirá al escenario a músicos que hasta ahora vivían, sin saberlo, escondidos unos de otros. Con la participación de Za!, Llibert Fortuny, Munir Hossn, David Soler, Pablo Schwarzman y otras sorpresas.

Finalmente, la última sesión, que tendrá lugar el jueves 13 de noviembre, está programada por Jordi Oliveras (Nativa/Indigestió) y Carlitos Carbonell (Internet 2) y cuenta con la colaboración de Marc Balfagon (Fundación Robo). Bajo el título de Políticas Musicales, la sesión pretende establecer un foro de debate sobre la relación existente entre la música y la política, un diálogo de largo recorrido que se concretará en la generación de unas cápsulas radiofónicas, algunas de las cuales se presentarán en la sesión y otras se adelantarán online; en segundo lugar vendrán las actuaciones de dos músicos de gran compromiso sociopolítico. En breve daremos más información.

Un festival de música cercana

9 de julio de 2014 No Comments

El próximo 18 de julio tendrá lugar en el CCCB una nueva edición de Pròxims, un festival que en tan
solo cuatro ediciones se ha convertido en un clásico del verano catalán gracias a una programación que, año tras año, ha permitido a sus asistentes tomar el pulso a la escena musical independiente en Catalunya.

Standstill

Standstill

Un rápido repaso por los artistas que han protagonizado su cartel se convierte en un auténtico quién es quién sin complejos de la escena musical catalana: Mishima, Manel, Antònia Font, Mujeres, Standstill, Anímic, El Petit de Cal Eril, The New Raemon, La iaia, Litoral, Maika Makovski, Els Surfing Sirles, Joan Colomo, Estúpida Erikah, Manos de Topo, Mazoni, Standstill, Enric Montefusco, Dorian, Bremen, Nine o The Free Fall Band, que se suman a los protagonistas de la edición de este año, Joan Dausà, Halldor Mar y Pribiz, que tocarán junto a Mishima, Standstill y La iaia.

Pero, más allá del cartel, la gran novedad de este año es, sin duda, el traslado de la edición de Barcelona del Poble Espanyol, donde se había celebrado en las ediciones anteriores, al CCCB. Este cambio, que ha sido posible gracias a la colaboración del Centre de Cultura Contemporània de Barcelona, permite acercar Pròxims al centro de la ciudad y realizar el festival en un entorno mítico para la música de Barcelona como la plaza Joan Coromines.

Un buen momento para la música hecha en Catalunya

El cartel de Pròxims 2014 vuelve a demostrar el buen momento de la música catalana con la presencia de Mishima, que presentarán en Barcelona uno de los discos más esperados de la temporada: L’ànsia que cura, publicado el pasado 25 de marzo y que ha recibido una acogida espectacular por parte de crítica y prensa. Precisamente Mishina es una de las bandas que mejor define el espíritu de Pròxims, y por ello, con la actuación de este año, habrá participado en tres de las cuatro ediciones del festival, presentando tres discos absolutamente indispensables en su trayectoria: Ordre i aventura, L’amor feliç y el ya mencionado L’ànsia que cura.

Junto con Mishima, los otros cabeza de cartel de esta edición de Pròxims serán Standstill, que también habían pasado por el festival -tanto como banda como con Enric Montefusco en solitario- que, después de dos años centrados en el proyecto Cénit, volverán a presentar la versión más clásica de su directo, en una oportunidad única para redescubrir a una de las bandas más importantes del indie nacional.

Si cuando hablamos de Mishima y Standstill la palabra que se nos viene a la mente es “clásico”, los otros dos protagonistas de Pròxims Barcelona llevan el camino de serlo. La banda de Osona La iaia, que harán doblete en el Pròxims Calonge en agosto, han dejado boquiabierto al público con su segundo disco On és la màgia? en el que, lejos de seguir la fórmula del éxito de su primer trabajo, han decidido dar un giro copernicano a su música, en una de estas apuestas en las que fácilemnte se identifica en una gran banda.

La iaia

La iaia

La iaia ha sorprendido a propios y extraños con su nuevo disco, y Joan Dausà ha sido uno de los protagonistas de los primeros meses de 2014: cuando todavía no nos habíamos recuperado de su debut, con Jo mai mai vuelve a demostrar que es una de las figuras del pop catalán con su nuevo disco On seràs demà?. Esta será la primera participación del de Sant Feliu de Llobregat en el Pròxims, pero no parece muy disparatado decir que no será la última.

Completarán el cartel Halldor Mar -la gran sorpresa de la temporada- con Winds, un disco en el que el artista islandés, de la mano del sello Amantes Record, ha versionado en inglés grandes himnos de artistas como Joan Manuel Serrat, Jaume Sisa o Raimon; y Pribiz – ganadores del primer concuro Talents Pròxims.

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