Este otoño expertos muy diversos han explicado Ramon Llull desde sus disciplinas. En el debate «La música de los números», el matemático y ensayista Luis Nacenta habló de las máquinas de inspiración luliana, y se cuestionó si la combinatoria verbal es posible en la sociedad contemporánea. Esta es la visión que tiene un matemático de la figura de Ramon Llull.
La máquina de pensar de Llull no funciona
Borges sentenció, ya en los años treinta del siglo pasado, que la máquina de pensar ideada por Llull no funcionaba. Aunque fue creada para poder decir todas las cosas sobre el mundo y el universo, para dar lugar a proposiciones a partir de conceptos, la máquina no cumple su propósito porque no posee capacidad para emitir juicios ni para razonar. Lluís Nacenta parte de la afirmación de Borges para poder ir más allá y responder por qué no funciona. Por ello se propone compararla con tres grandes máquinas de pensar que la han sucedido: la máquina de Leibniz (siglo XIII), la máquina de Turing (siglo XX) y, finalmente, el ordenador contemporáneo.
Si la máquina funciona, no piensa; si piensa, no funciona
La diferencia entre la máquina de Llull y el resto es, precisamente, que todas las demás se limitan a calcular, por eso funcionan. Según Nacenta, la especificidad de la máquina de Llull radica en que pretendía liberar a las palabras de su vínculo gramatical para hacerles decir todas las cosas, mientras que todas las demás máquinas funcionan con una combinatoria eminentemente numérica y no verbal. Lluís Nacenta considera que el cálculo, puesto que maneja datos pero ignora el contenido de lo que está estimando, no puede ser considerado pensamiento. Por lo tanto, estamos en un callejón sin salida: las máquinas que combinan números funcionan, pero no piensan; las máquinas que combinan palabras piensan, pero no funcionan.
El affatus, el sexto sentido de Llull
Para escapar de ese callejón sin salida, Nacenta recorre a la Teoría luliana de la comunicación de Josep-Lluís Navarro (2016), en concreto al uso que hace del concepto affatus de Llull. El affatus era, según Llull, el sexto sentido, aquel que permitía comunicar o manifestar hacia fuera una concepción interior, y el que poseían tanto humanos como animales. Por lo tanto, contrariamente al modelo comunicativo imperante en la actualidad, que concibe la comunicación como una simple transmisión de información entre un emisor y un receptor, la propuesta de Llull abraza el misterio, la posibilidad de que cada uno tenga su propia concepción interior y no haya un verdadero entendimiento entre hablantes.
Es de esta misma manera que procede la máquina de pensar de Llull, sin rehuir el misterio y la complejidad del mundo que se quiere contar. Por ello, según Nacenta, debe afirmarse que la máquina de Llull no solo permite pensar, sino que también funciona y se puede obtener una visión del mundo, aunque sea compleja y llena de misterio.
La máquina de pensar, hoy
Una vez rescatada la máquina de Llull, Nacenta busca los indicios de combinatoria verbal que pueden encontrarse en la sociedad contemporánea. Primeramente, sin embargo, sería necesario que contáramos con una matemática verbal que no ignorara la duda; es decir, que tomara conciencia de lo que describe. Nacenta ve una posibilidad de máquina de pensar en el algoritmo que utilizan los motores de búsqueda de Internet. Google puede considerarse una máquina verbal si entendemos que, puesto que da un sentido a las palabras que está más allá de la gramática, se trata de un algoritmo metafísico, que está fuera del lenguaje y, consiguientemente, también fuera del mundo. Sin embargo, el caso paradigmático de combinatoria verbal es la música, según Nacenta, ya que el sonido de las palabras es tan complejo como su semántica.