Elisenda Pallarés

La efervescencia del fotolibro. Entrevista a Irene de Mendoza, cocomisaria de «Fenómeno Fotolibro»

9 de junio de 2017 No Comments
Irene de Mendoza © CCCB, 2017. Elisenda Pallarés

Irene de Mendoza © CCCB, 2017. Elisenda Pallarés

Los fotolibros más conocidos son aquellos que realizamos con fotografías de nuestras vacaciones y que, a nuestro regreso, enseñamos a amigos y familiares. En la exposición «Fenómeno Fotolibro», el término fotolibro adopta otra dimensión y relevancia histórica. Los fotolibros que se exponen en el CCCB y en la Fundación Foto Colectania son proyectos creativos, relatos en imágenes, testigos gráficos de la cultura visual de nuestro tiempo. Son objetos artísticos en los que entra en juego la creatividad y el trabajo coral de muchos profesionales (diseñadores, impresores, ilustradores, fotógrafos, etc.) y con temas tan variados como el suicidio o la historia del primer asesino en serie español. Pueden tener asimismo diferentes formatos: desde un libro tradicional hasta una cajetilla de tabaco o una caja de costura china. Sin embargo, no todos los fotolibros contienen fotografías tomadas por el autor; los hay con imágenes de archivo, fotografías compradas en mercadillos de segunda mano, dibujos, etc.

En plena era digital se editan más fotolibros que nunca y cada vez son más los profesionales que encuentran en este formato la vía para expresarse y narrar historias. «El fotolibro tiene la capacidad de cambiar la vida de estas personas», afirmó el coleccionista Martin Parr en la inauguración de la muestra.

De la diversidad y de la riqueza del fotolibro y de su papel fundamental en la visibilización del trabajo de artistas y fotógrafos contemporáneos hablamos con Irene de Mendoza, directora artística de la Fundación Foto Colectania y una de las comisarias de la exposición «Fenómeno Fotolibro».

Elisenda Pallarés: Hoy en día podemos hablar de la aparición del «fenómeno del fotolibro». Existen muchos circuitos y festivales dedicados a este nuevo formato y en los que se dan a conocer artistas y coleccionistas.  No es la primera exposición sobre este tema, pero ¿en qué se diferencia «Fenónemo Fotolibro»?

Irene de Mendoza: La exposición «Fenómeno fotolibro», realizada conjuntamente por el CCCB y Fundación Foto Colectania, pretende huir de la clásica exposición de fotolibros por parte de un centro de fotografía. Se han hecho exposiciones a nivel internacional sobre esta temática pero siempre desde el punto de vista fotográfico. Esta vez hemos apostado por mostrar el fotolibro en términos más generales, como un exponente de la cultura visual de una época, siguiendo en cierta manera el ejemplo de la Tate Modern, que acaba de adquirir la colección de Martin Parr. No debemos entender el fotolibro como un arte exclusivo de la fotografía, sino como un arte mucho más transversal. La clave ha sido contar con siete comisarios que han presentado temáticas muy diferentes.

EP: En el apartado de fotolibros contemporáneos encontramos a muchas autoras. No obstante, no ocurre lo mismo en el resto de secciones. ¿Es el mundo del fotolibro un mundo de creadores y coleccionistas hombres?

IM: Es cierto que proporcionalmente encontramos a más hombres, a pesar de que la historia está llena de mujeres fotógrafas. Esto se refleja también en el mundo del arte y en los comisariados. Sin embargo, ahora estamos experimentando un cambio total, principalmente en el ámbito de la creación, y fotógrafas muy potentes empiezan a ser conocidas. En España hay más mujeres que hombres que gozan de reconocimiento internacional, como es el caso de Cristina de Middel, a quien Martin Parr siempre cita como un referente y la cual ha consolidado su carrera a partir de la autoedición de un libro.

EP: ¿Ocurre lo mismo en el fotoperiodismo? Ahora mismo se presenta en Barcelona la exposición World Press Photo y cada año observamos más premiados que premiadas.

IM: La mujer siempre lo ha tenido más difícil en todos los ámbitos. Joana Biarnés, considerada la primera fotoperiodista española, es un caso paradigmático. El documental Joana Biarnés, una entre todos explica las dificultades que tuvo que superar para ser fotógrafa. Aunque proporcionalmente siempre ha habido más hombres fotógrafos también es cierto que ellos lo han tenido más fácil para darse a conocer. No sabemos si más adelante se encontrarán archivos de fotógrafas desconocidas, como el caso de Vivian Maier, quien estuvo toda su vida haciendo fotos pero sin difundirlas.

Irene de Mendoza © CCCB, 2017. Elisenda Pallarés

EP: En la exposición hay distintos formatos de fotolibros, desde el libro más tradicional hasta Xian, de Thomas Sauvin, en el que cada lector hace un recorrido distinto y, en consecuencia, una lectura diferente. ¿Qué diferencia al fotolibro?

IM: En plena era digital, los fotógrafos han encontrado en el fotolibro el medio idóneo para mostrar su proyecto de manera coherente. En internet existe la tendencia a que las fotografías circulen y se separen de su contexto. El fotolibro, sin embargo, es algo físico que permite dar una coherencia a un proyecto y con el cual los artistas pueden experimentar con el formato, el papel, decidir la portada, etc.

El sueño de los autores de libros de fotografía es que la gente los considere como una novela: con una portada, un título, una introducción, un nudo y un desenlace. También hay autores que rompen esta línea pero se debe entender siempre como una lectura. Muchas veces empezamos a hojear un libro de imágenes por el final pero nadie empieza a leer una novela por el final.

EP: La creación del libro fotográfico es un trabajo colectivo.

IM: Sí, es un trabajo coral y muchas veces lo relacionamos con el mundo del cine. En una película el director es obviamente una parte importante pero la película es el resultado del trabajo de un equipo. En la creación de un fotolibro, el diseñador o el editor, por ejemplo, tienen también un papel importantísimo. Por otro lado, la gente más joven ha recibido una mejor formación, viaja, habla inglés, utiliza las redes sociales y esto se refleja en su trabajo.

EP: ¿Qué nombres destacados encontramos en esta nueva generación de fotógrafos españoles?

IM: Hay grandes autores como Carlos Spottorno, Cristina de Middel, Ricardo Cases u Óscar Monzón, que ganó el Paris Photo con Karma. Todos ellos son reconocidos internacionalmente por sus fotolibros. O también Laia Abril y Julián Barón, cuyos últimos trabajos encontramos en la exposición.

EP: ¿Cómo consiguen dar a conocer su trabajo?

IM: A través del libro. Hace veinte años se pensaba más en la exposición y en hacer un catálogo como registro de la exposición. Pero una exposición es más limitada. ¿Es mejor una exposición en Berlín, por ejemplo, o publicar un libro que va a estar también en la librería del MoMA? Estos fotógrafos apuestan por llegar a mucha gente y se centran en ello. Hoy en día, además, todas las ferias o festivales de fotografía dedican un apartado importante al fotolibro.

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EP: ¿Hay descubridores de talentos en el mundo del fotolibro?

IM: Sí, hay gurús o líderes de opinión, como Horacio Fernández, Gerry Badger o Martin Parr, y hemos tenido la suerte de contar con muchos de ellos en «Fenómeno Fotolibro». Pero no hay que olvidar el papel fundamental de la editorial. En este caso, la editorial RM, con quien hemos coeditado el catálogo de la exposición, es portavoz y valedora de los proyectos. Llevan personalmente los libros que editan a los grandes líderes de opinión del mundo de la fotografía.

EP: Aparte del punto de vista de estos líderes de opinión, ¿hay espacio para la participación en el mundo del fotolibro?

IM: Sí, «Fénomeno Fotolibro» demuestra que el mundo del fotolibro no está relegado únicamente a la fotografía como una especialidad. El fotolibro no es algo exclusivo para artistas de la fotografía sino que los temas de los que hablan pueden despertar el interés de todo el mundo. Es un soporte donde se utiliza la fotografía o la imagen, porque hoy en día hablar de fotografía es hablar de imagen, para tratar temas muy diversos. En la muestra se pueden ver muchos fotolibros cuyas imágenes no están tomadas por el autor, siguiendo la línea de la posfotografía, de la cual tanto ha escrito Joan Fontcuberta. También se publican fotos de archivos públicos o privados.

Se trata de usar las imágenes para narrar y esto conecta muy bien con la época en la que vivimos. Desde que nos levantamos hasta que comemos recibimos más impactos visuales que una persona del siglo xiv en toda su vida. Hay un tsunami de imágenes. Creo que todos los que explican historias a través de imágenes tienen un papel fundamental. En el campo de la educación, todavía queda mucho por hacer ya que no se enseña el lenguaje visual a pesar de que muchos jóvenes se comunican con este lenguaje: ya no escriben lo que están haciendo, sino que se mandan una foto. Esto es lo que pasa hoy en día, nos comunicamos por imágenes.

EP: En el apartado de prácticas contemporáneas destacáis el trabajo de Laia AbrilJulián BarónAlejandro CartagenaJana RomanovaVivianne SassenThomas Sauvin y Katja Stuke & Oliver Sieber. ¿Por qué habéis elegido a estos autores?

IM: Hemos intentado seleccionar una serie de autores que no solamente hayan creado fotolibros interesantes, sino que el fotolibro sea casi su identidad. Como dice Moritz Neumüller, ellos viven para y con fotolibros. Son artistas que han encontrado en este formato la manera más coherente de expresarse y les hemos pedido que expliquen el proceso de creación del libro.

EP: Como colofón de la exposición, encontramos el Espai Beta con 150 fotolibros editados en los últimos dos años. ¿Nos hablas de alguno de ellos?

Teníamos muy claro que queríamos crear un espacio de lectura en el Espai Beta que reflejara la efervescencia en la creación del fotolibro contemporáneo. Podemos encontrar maravillas como Silent histories de Kazuma Obara, que explora las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial en Japón, un tema poco tratado. El libro cuenta la historia de algunas personas a través de su propio testimonio, con imágenes de archivo, fotografías actuales y otros elementos como un pasaporte o los dibujos de una señora que estaba tan traumatizada que solo era capaz de explicar su historia a través de ellos.

La fotografía que narra

7 de junio de 2017 No Comments

En la exposición «Fenómeno Fotolibro» se pueden ver los proyectos de artistas contemporáneos como Laia Abril, Julián Barón, Alejandro Cartagena, Jana Romanova, Vivianne Sassen, Thomas Sauvin, Katja Stuke y Oliver Sieber, que han apostado por la autoedición de libros para impulsar su carrera.

«Fenómeno Fotolibro» no es una exposición sobre un tema sino sobre un formato: el libro fotográfico. «El libro es un medio de comunicación, un cartucho de información, activa la lectura, aumenta la experiencia, puede ser una obra de arte», explica el diseñador Eloi Gimeno en el ensayo Libro (Eloi Gimeno, Libro, Barcelona, RM, 2014). La exposición conjunta del CCCB y Fundación Foto Colectania nos enseña la evolución del libro de fotografías y visibiliza su eclosión durante los últimos veinte años gracias a las nuevas tecnologías.

En el último apartado de la muestra, Prácticas contemporáneas, podemos descubrir siete publicaciones de artistas que han impulsado su carrera a través del fotolibro. «Hemos seleccionado autores que, además de haber creado libros interesantes, tienen en común que el fotolibro es su identidad», explica Irene de Mendoza, comisaria de este capítulo y directora de la Fundación Foto Colectania.

Siete fotolibros contemporáneos

Katja Stuke & Oliver Sieber, Japanese Lesson. A Future Book, 2016

Katja Stuke & Oliver Sieber, Japanese Lesson. A Future Book, 2016

Japanese Lesson, un fotolibro inacabado, abre el apartado dedicado a los artistas actuales de «Fenómeno Fotolibro». En las paredes se pueden ver diferentes posibles diseños de las páginas que forman el libro y conocer el proceso de creación de los fotógrafos alemanes Katja Stuke y Oliver Sieber. «Hemos viajado mucho por Japón y queremos hacer un libro sobre la gente en la calle. Nos interesa mucho el tema de las protestas en aquel país», explicaba Katja Stuke el día de la inauguración de la exposición.

Jana Romanova, Shvilishvili, 2015

Jana Romanova, Shvilishvili, 2015

La siguiente instalación presenta Shvilishvili de Jana Romanova. La fotógrafa rusa despliega, literalmente, sobre la mesa, su álbum familiar. En un lado podemos ver las fotografías que su abuela enviaba a la familia de Georgia cuando ella tuvo que emigrar a Rusia. En el otro, una cadena de retratos de sus parientes georgianos, a los que ha conocido recientemente. Entre los años 2013 y 2015, la autora produjo manualmente 67 ejemplares y este proceso se convirtió en una reflexión sobre la catástrofe del asesinato de sus abuelos a manos de un primo. «Mi familia ha vivido separada por una frontera y por este asesinato. Con el libro quería saber quién fue mi abuela», indica Romanova.

Viviane Sassen, Umbra, 2015

Viviane Sassen, Umbra, 2015

El capítulo cuenta también con Umbra, donde Viviane Sassen se centra en un tema recurrente en sus fotografías, la sombra. «Umbra profundiza en el mundo de las sombras. Una oscuridad que es al mismo tiempo seductora y engañosa. Trata también de la luz, desde las cualidades cegadoras hasta el frágil resplandor», explica la artista neerlandesa. Toda una experiencia visual entre el realismo y la abstracción.

Julian Baron, Memorial, 2016

Julian Baron, Memorial, 2016

«Este libro quiere contribuir a la construcción de la identidad peruana», afirma Julián Barón, autor de Memorial. El fotógrafo de Castellón vio la obra Sin título, técnica mixta del grupo de teatro peruano Yuyachkani y pidió que le dejaran trabajar con la documentación que formaba parte del attrezzo de la obra. Así, a base de fotocopias, ha construido un relato donde también ha involucrado al público.

Laia Abril, Lobismuller, 2016

Laia Abril, Lobismuller, 2016

Manuel Blasco Romasanta fue juzgado en 1853 por varios asesinatos en Galicia. Él decía que era un hombre lobo. Es un caso rodeado de misterio que sigue vivo en el imaginario colectivo. Reconstruir esta historia de la cual no hay fotografías ha sido todo un reto, señala Laia Abril, autora de Lobismuller. Los investigadores ahora creen que Romasanta era hermafrodita y el fotolibro narra el caso desde esta nueva perspectiva. En la exposición se puede ver el proceso de investigación que ha seguido la fotógrafa.

Alejandro Cartagena, Santa Barbara Return Jobs to US, 2015-16

Alejandro Cartagena, Santa Barbara Return Jobs to US, 2015-16. © CCCB. La fotogràfica, 2017.

Alejandro Cartagena expone Santa Barbara Return Jobs Back to US, un antirretrato de Estados Unidos con fotografías tomadas en esta ciudad de California. Es un libro bonito por fuera, con tapa de terciopelo granate y letras doradas, y con papel y tinta de poca calidad en el interior. Una metáfora de un continente con un contenido crítico. «Podemos leer Santa Barbara Return Jobs Back to US en la matrícula de un coche fabricado en Japón. También podemos ver mensajes comerciales en castellano dirigidos a los latinos, es decir, quieren su dinero pero no los quieren a ellos», critica el mexicano.

Thomas Sauvin, Xian, 2016

Thomas Sauvin, Xian, 2016

El artista Thomas Sauvin nos traslada a los mercadillos de segunda mano chinos con Xian. Su trabajo está elaborado con 59 cajas hechas con papel doblado, que las amas de casa utilizaban para guardar hilos y agujas, y que ha llenado con las fotografías que coleccionó durante los doce años que vivió en China. «Me interesa coleccionar fotografías pero también quiero compartirlas, por ello he hecho este fotolibro», explica Sauvin.

Una apuesta por la autoedición

En plena era digital «hay una clara tendencia de retorno al objeto impreso», indica Moritz Neumüller, comisario ejecutivo de la exposición. Para el fotógrafo y coleccionista de fotolibros Martin Parr, el fotolibro es el escaparate perfecto para muchos fotógrafos. «Hay una nueva generación de jóvenes artistas que han sido capaces de autopublicar su trabajo y con ello han conseguido repercusión internacional», destaca Parr.

La autoedición supone tenerse que financiar uno mismo y puede ser una práctica arriesgada. Alejandro Cartagena afirma que la edición del libro le ha abierto el camino a ser conocido y conseguir nuevos proyectos y encargos. «No se valora solo tu trabajo fotográfico, sino la capacidad de realizar un proyecto desde la idea hasta el resultado final». Existen otras fórmulas para narrar historias mediante imágenes, pero el fotolibro se ha convertido en un formato clave en la cultura contemporánea.

Wikipedistas, apasionados del conocimiento

4 de octubre de 2016 No Comments
  • El 8 de octubre el CCCB celebra una wikimaratón de Wikidata para ordenar el contenido relacionado con Ramon Llull en la enciclopedia colaborativa
  • Con el reto «Making Africa» se han creado más de quinientos artículos sobre Cabo Verde

Álex Hinojo durante el taller “Todo sobre Wikipedia” en el CCCB (C) Miquel Taverna, 2012

Buscar un concepto en Google y terminar en la Wikipedia forma parte de la rutina de la mayoría de los internautas. La enciclopedia colaborativa es uno de los sitios web más consultados en el mundo según el ranking de tráfico web Alexa. El nombre de Wikipedia es una contracción de Wikiwiki, que significa «rápido» en hawaiano, y el sufijo encyclopedia. Su lema es «La enciclopedia libre que cualquiera puede editar» y, según palabras de su cofundador Jimmy Wales, el proyecto constituye «un esfuerzo por crear y distribuir una enciclopedia libre, de la más alta calidad posible, a cada persona del planeta, en su idioma». Miles de personas en todo el mundo editan sus contenidos. Son los wikipedistas y hacen posible que actualmente haya 291 ediciones de la Wikipedia activas. A raíz de las colaboraciones entre el Amical Wikimedia y el CCCB, entrevistamos a Àlex Hinojo, su director de proyectos, para conocer las motivaciones de estos apasionados del conocimiento.

Reto «Making Africa»: mejorar la presencia de Cabo Verde en la Wikipedia

Los participantes del reto «Making Africa» crearon más de quinientos artículos sobre Cabo Verde en la Wikipedia. Este concurso, que se realizó entre los días 5 y 25 de julio, tenía como objetivo aumentar lo máximo posible el número de artículos en catalán sobre este estado africano. Han sido una docena de voluntarios los que se han implicado en el proyecto. Gracias a ellos, ahora podemos descubrir con una sencilla búsqueda en la Wikipedia que el bistec de tortuga es el plato tradicional de estas islas o que el batuque es un género musical y de danza originario de Cabo Verde. El concurso también ha motivado a algunos voluntarios para ampliar artículos sobre Guinea Bissau y Marruecos.

África es un continente subrepresentado en la Wikipedia en general, así como en la Viquipèdia, su versión en catalán. Hay más artículos sobre la Antártida o territorios ficticios, como la Tierra Media o Discworld, que de los 53 países que integran el continente africano. Para Àlex Hinojo este tipo de actividades constituyen una chispa para animar a comunidades a participar en la Wikipedia, una chispa para dejar un «poso que funcione solo».

¿Es África un continente subrepresentado en todas las ediciones de la Wikipedia?

- En la Wikipedia en general, en todos los idiomas. Y no solo en la Wikipedia. Si vas a cualquier librería, encontrarás más contenidos sobre literatura anglosajona que sobre literatura africana.

«La Wikipedia es como el universo, siempre en movimiento, aunque nos parezca que permanece quieto»

 

Hay menos de mil artículos sobre África de producción propia geolocalizada en el continente. ¿Podríamos decir que la producción de entradas sobre el continente proviene de otros países?

- Esto está cambiando en los últimos años. Con iniciativas como el concurso de «Making Africa» que hemos hecho con vosotros y proyectos como WikiLovesAfricaWikiAfrica o incluso AfroCrowd, lo estamos solucionando. Además, puede que haya miles de artículos, pero que estos no estén geolocalizados. En la Wikipedia falta tanto trabajo por hacer y tanta gente haciendo cosas que nunca puedes hacer una «foto fija» bien definida. Es como el universo, siempre en movimiento, aunque nos parezca que permanece quieto.

Mapa Wikidata abril 2016

¿Por qué el concurso de Amical Wikimedia fue sobre Cabo Verde y no otro país?

- Por varios motivos. Queríamos mejorar artículos sobre el continente, pero no deseábamos hacer un concurso demasiado genérico y pensamos en ampliar todo lo que pudiéramos sobre un estado africano, ponerlo en el mapa. Y pensamos en Cabo Verde, el estado más occidental de África. Occidental geográficamente hablando. Es un archipiélago pequeño de islas que nunca dibujamos cuando pensamos en el mapa de África. Se podía hacer un paralelismo fácil entre «cosas que están fuera del mapa». También porque hay una comunidad de estudiosos caboverdianos en la Universidad de Barcelona, por lo que podíamos encontrar bibliografía en castellano/catalán y animar a la gente.

¿Cómo se han elaborado los artículos? ¿Son traducciones del inglés u otros idiomas en su mayoría?

- Hay de todo. Muchas entradas han sido traducciones del francés, portugués, inglés y/o castellano. Muchísimas más son de creación propia. Ahora mismo hay contenidos sobre Cabo Verde que solo están en catalán.

¿Hay administradores que trabajan verificando la información?

- En la Wikipedia todos vigilan a todos. Cualquier lector es un potencial editor. Cuando ves un error, lo enmiendas. Funcionamos con una de las bases del método científico: desconfía de todo. Por eso siempre hay que poner referencias, para validar la información que los voluntarios estamos añadiendo al proyecto. Otros voluntarios, de manera aleatoria, revisan los contenidos añadidos. Nos vigilamos entre todos. También hay un sistema de robots que detectan vandalismos y revierten este tipo de ediciones. La mejor forma de entender cómo funciona es editando. Busca un artículo que te guste, mira alguna frase que tenga un error ortográfico o información obsoleta, pulsa editar y arréglala. Es muy fácil colaborar en el proyecto.

¿Puedes hablarnos un poco de los wikipedistas? ¿Cuál es su motivación?

- Son apasionados del conocimiento. Y del pensamiento crítico. Si un sociólogo viene al CCCB, yo miro quién es en Internet. Si no encuentro su biografía en catalán, la traduzco de la Wikipedia en otro idioma. Así cuando la próxima persona busque el mismo nombre, se encontrará el artículo en catalán. Otros wikipedistas son más literatos y se dedican a corregir faltas de ortografía de terceros. También hay otros que lo hacen por activismo lingüístico, para mantener el catalán vivo en la red, o para que se conozca una historia o una biografía determinada.

Es como compartir los apuntes con una comunidad que sabes que –si haces algo mal– te lo arreglará y completará. Y además, que estará disponible para todo el mundo de forma gratuita. A todo el mundo le gusta o le molesta algo; en vez de hacer un tuit y quejarse, nosotros hacemos un artículo lo más completo posible, que intente reflejar todos los puntos de vista de la temática en cuestión. Los temas más polémicos suelen ser los más completos, por el equilibrio de fuerzas.

«Es un voluntariado digital que se puede hacer en casa, en pijama, y que tiene un impacto brutal para las libertades civiles, para nuestra lengua y nuestra sociedad en general»

¿Cómo animarías a la gente a participar de vuestras propuestas?

- Si les gusta el conocimiento, si son curiosos, y lo pasan en grande jugando al Trivial Pursuit, que editen la Wikipedia. Compartir el conocimiento es de las mejores cosas que podemos hacer. Es un voluntariado digital que se puede hacer en casa, en pijama, y que tiene un impacto brutal para las libertades civiles, para nuestra lengua y nuestra sociedad en general. Y necesitamos muchas manos para que la suma de todo el conocimiento humano esté al alcance de todos de manera gratuita y en nuestra lengua.

Del «ars combinatoria» a Wikidata

Exposición “La máquina de pensar. Ramon Llull y l’«ars combinatoria»” (C) CCCB

La relación entre Amical Wikimedia y las instituciones culturales es constante. A través de su proyecto GLAM (Galleries, Libraries, Archives and Museums), pretenden difundir el contenido generado en los museos, los archivos, las bibliotecas y las instituciones culturales de todo el mundo.

El CCCB este año también cooperará al ampliar la Wikidata. Como explica Àlex Hinojo en su artículo «Wikidata: la nueva Piedra de Rosetta» en el blog CCCB Lab, este proyecto está llamado a convertirse en el repositorio central de datos abiertos a nivel mundial. La exposición en curso «La máquina de pensar. Ramon Llull y el “ars combinatoria”», es un buen motivo para crear y ampliar las fichas relacionadas con toda la producción bibliográfica de Ramon Llull, con lo que mejora la base de datos estructurada que hay detrás de la Wikipedia. El 8 de octubre se celebrará la Wikimaratón de Wikidata sobre Ramon Llull cuyo objetivo es promover el legado del genio mallorquín.

Noches de Gandules al CCCB, noches de cine y pecado

14 de julio de 2016 1 Comment

El ciclo de cine de verano de este año es toda una confesión: he pecado. Gandules’16 Gas Natural Fenosa está dedicada a los siete pecados capitales: la lujuria, la pereza, la gula, la ira, la envidia, la avaricia, la soberbia; y dos más de regalo, la tristeza y la fantasía extrema, generosidad de Desirée de Fez, la programadora de esta edición. 

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«He programado para Gandules’16 nueve películas pensando en lo que a mí me gustaría ver como espectadora en un ciclo de cine al aire libre, acompañada de amigos y en un ambiente relajado», explica Desirée de Fez. La crítica de cine ha hecho una selección variada con títulos como Amenaza en la sombra de Nicolas Roeg (Don’t Look Now, 1973) o The Room (2003) de Tommy Wiseau, considerada «una de las peores películas de la historia» por muchos críticos de cine.

Los pecados capitales están considerados el origen de todas las faltas que el ser humano puede desear cometer. Según San Tomás (II-II:153:4), «un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable, de manera tal que en su deseo, un hombre comete muchos pecados, todos los cuales se dice son originados en aquel vicio como su fuente principal». La lista de los pecados que hay que evitar según la moral cristiana ha ido variando. Originariamente eran ocho, entre los cuales estaba la tristeza. Fue en el siglo VI cuando el papa Gregorio Magno fijó el número de pecados en siete, considerando que la tristeza es una forma de pereza

Nueve pecados, nueve películas

Desirée de Fez ha querido recuperar la tristeza e incluir en la programación la fantasía extrema. «Hoy en día todos pecamos. Los siete pecados que conocemos de toda la vida se nos han quedado cortos», afirma. Gandules’16 ofrece al espectador nueve películas que conectan con un pecado, a veces de manera sutil. Y no, Seven (1995) no se encuentra entre las escogidas.

El ciclo comienza el 9 de agosto con Laberinto de pasiones (1982), una de las primeras películas de Pedro Almodóvar, una invitación a la lujuria que, para de Fez, «dibuja una parte de la historia social de los años ochenta». La pereza está representada por Movida del 76 (Dazed and Confused, 1993) de Richard Linklater. La gula por Joven y alocada (2012), de la chilena Marialy Rivas, que trata el descubrimiento sexual. De Fez ha escogido Babadook (2014), de Jennifer Kent, para representar la ira y dar una segunda oportunidad a esta película de terror que no ha tenido «la repercusión que merecía».

«Badabook» (Jennifer Kent, 2014)

Podremos disfrutar de producciones poco conocidas como El rapto de Bunny Lake (Bunny Lake Is Missing), de Otto Preminger, para el pecado de la envidia; y El gran rugido (Roar, 1981), de Noel Marshall, para la avaricia. «En esta película una joven Melanie Griffith fue atacada por un león y tuvo que someterse a una cirugía reconstructiva», apunta de Fez.

«El gran rugido» © Michael Rougier/Time&Life/1971

La última semana de Gandules propone el inclemente melodrama The Room (2003), de Tommy Wiseau, para la soberbia. La sublime Amenaza en la sombra (Don’t Look Now, 1973), de Nicolas Roeg, como una oda a la tristeza. Y Valerie y su semana de las maravillas (Valerie and Her Week of Wonders, 1970), de Jaromil Jires, como colofón con una fantasía extrema.

«Amenaza en la sombra» (Nicolas Roeg, 1973)

Desirée de Fez opina que se puede pecar con gracia y nos invita a conocer estos relatos y sus significados, y a simplemente evadirnos en estas noches de verano. Cada proyección estará precedida de un vídeo donde músicos como Joe Crepúsculo, críticos de cine como Manu Yáñez o el director Juan Antonio Bayona nos confiesan los aspectos que más les han seducido de la película.

Del 9 al 25 de agosto, todos los martes, miércoles y jueves estáis invitados a refrescaros a las 22.00 h en el Pati de les Dones. La entrada es gratuita y el aforo limitado. Mientras llega Gandules’16, también podéis sucumbir al deseo con nuestra lista de canciones pecadoras en Spotify, donde podéis añadir vuestras propuestas. Las canciones que propongáis sonarán como banda sonora del cine al aire libre antes de cada proyección.

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