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Viajando por Gandules ‘14

2 de julio de 2014 No Comments

De punta a punta, de este a oeste, surcando mares y océanos, pisando aeropuertos, haciendo y (des)haciendo maletas, hablando otros idiomas –bueno, o intentándolo, con el toque andaluz y divertido de “Spaniards in London”, de Javier Moreno–. Solos, en compañía. A gusto en la distancia o terriblemente nostálgicos. Estamos viajando mucho, en esta nueva edición de Gandules’14-Gas Natural Fenosa, sin gastar ni un euro y sin tener jet lag. Nos desplazamos por tierra, mar y aire a partir de imágenes ya grabadas y de las miradas particulares de los directores de los 20 cortometrajes finalistas. A pocos días de cerrar las votaciones online, hemos querido acercarnos a ellos y enterarnos de más cosas.

Fotograma de “Tú y Berlin” de Anna Mitjà

Primera parada: Berlín. Visitamos la capital germánica dos veces, primero con “Gabriel” de Alice Cugusi, y asistimos al monólogo interior de un escritor en crisis. Fría y cerrada, no es tan fácil adaptarse a la ciudad, y aún menos cuando hay añoranza, amor a distancia, como el de Anna Mitjà, directora de “Tu i Berlin”, (otro) retrato estremecedor de la ciudad y de aquel amor que llega precisamente cuando deben tomarse itinerarios distintos. Viajar también es esto: desviarse, dejar historias incompletas.

«Cada vez que cojo un avión me dan ganas de pillar la cámara y dejarme llevar por una nueva historia.» Es Helena Bonastre, responsable de “El viatge” que nos lleva de Barcelona a Maastricht en poco más de 13 minutos. Objetivo: encontrar trabajo. ¡Como tantos otros! De ahora y de antes. Desde tiempos inmemoriales hay gente diciéndose “Adéus” (título del corto de Antón Varela y María José Pérez), hasta pronto, hasta no sé cuándo, abrazándose con un nudo en la garganta. «La idea nace de la percepción de ver como amigos y familiares próximos se ven obligados a hacer las maletas e irse.» Es Galicia, pero podría ser Málaga. Todo es como en “Lugares comunes”, el corto de Delia Márquez y Pablo Díaz, «un pequeño homenaje a todos aquellos emigrantes de ayer y de hoy». En este caso, inspirado en la historia de una enfermera malagueña que vive en Düsseldorf (Alemania) desde hace dos años. Un adiós como el del abuelo del protagonista de “Toledo, Ohio”, que se marchó a «hacer las Américas» en los años cuarenta y quién sabe si volvió, un ejercicio de barrer entre el pasado para hallar los orígenes, las raíces. Como la búsqueda del padre de Diana Toucedo en “Imágenes secretas” por la Patagonia. «El conocimiento de mi padre se había basado durante años en meros ideales [...]. Finalmente quise acercarme a él más de lo que nunca había sido capaz.» Y sin abandonar Argentina, “Viceversa”, del mexicano Atzin Ortiz, narra un retorno a casa, «una representación ficcional de mi propia partida». Dejar Buenos Aires al cabo de siete años con el largo etcétera que acompaña a una despedida.

Fotograma d’”Aller et Retour” de Nuria Monjo

Vamos cada vez más ligeros de equipaje, nos hemos convertido en nómadas posmodernos capaces «de aprender a tener una nueva familia, otras costumbres y otra lengua», dice Núria Monjo, creadora de “Aller et retour”. Después de su Erasmus en Tournai (Bélgica) le tocó despedirse y almacenar los recuerdos. Solo los que cabían, claro. Como en “Udlandet”, de Aina Pociello, otro Erasmus en imágenes; en este caso, un año de vivencias en Copenhague. «Viajar es abrir y cerrar ciclos, empezar una aventura, aprender un nuevo idioma o, incluso, cambiarte el nombre», como el polaco “Míjau” (Michael en Alemania, Miguel en España), de Olaia Sendón: «Yo no he escogido un viaje, ni un destino, lo único que escogí fue a una persona que nos llevara de un país a otro sin movernos.» Michael ha vivido en cuatro países distintos durante su vida.

Unos aquí, unos allí. La Barcelona que conocemos también está llena de historias. Las tardes de Teresa, protagonista ecuatoriana del corto de Alba Molas, es un ejemplo cotidiano de ello: una mujer que intenta seguir adelante haciendo de mujer de la limpieza y cuidando al hijo de una familia. Los “Primers dies” del paquistaní Ahmad (un cortometraje de los alumnos de acogida del Instituto Milà i Fontanals) es un reflejo de lo que se vive cuando acabas de llegar a Barcelona. En voz propia, y basado en experiencias reales. Un viaje en solitario que muestra cómo es el descubrimiento de una nueva ciudad. Y también Paquistán es el origen protagonista de “Ashgbar, diario ambulante”, de Violeta Blasco, un retrato documental sobre unos paquistaníes que venden souvenirs en el Parc Güell: «Quería hablar de aquella cara olvidada de la ciudad de Barcelona, que bajo un presunto cosmopolitismo oculta una marginalidad evidente.» Y de márgenes, y cambios sociales, habla “Encajados”, de Albert Bougleux, retratos diversos de algunos de los vecinos del barrio de la Ribera, en Montcada i Reixac, un barrio obrero marcado por una heterogénea y conflictiva identidad migratoria. Aparte de esto, la inmigración africana adquiere un papel muy relevante en 9 dies, de Imma Gandia y David Castro, «un retrato documental que establece una comparativa entre el totalitarismo que describe Hanna Arendt en Los orígenes del totalitarismo y determinados comportamientos sociales, de hoy, hacia la inmigración de los países del Sur». A partir de conversaciones con Josufa No, que causaron un gran impacto a los dos directores, el corto documental muestra la marginación más cruda, incomprensible y difícil. El sufrimiento de muchos recién llegados y el día a día de una inmigración mucho menos que afable.

Y así termina también nuestro viaje, un viaje gigante. Cuando alguien dice «Estoy fuera de casa» hay muchas cosas, muchas historias, aún por explicar. Fin del trayecto. Recordad que podréis ver los nueve cortos ganadores en las sesiones de Gandules’14 – Gas Natural Fenosa. Cada película programada irá precedida de un corto.

El concurso Gandules Gas Natural Fenosa ya tiene finalistas

6 de junio de 2014 No Comments

Cuando llega agosto, los barceloneses saben que tienen una cita con el CCCB. Desde hace 11 ediciones, Gandules ofrece una programación variada de películas al aire libre, que esta temporada, coincidiendo con los 20 años del CCCB, se ha abierto al público en un concurso internacional que tenía como tema «Fuera de casa», es decir, la emigración.

En esta convocatoria se han recibido más de 50 cortometrajes de distintos países, sobre todo de España (Cataluña, Madrid, País Vasco, Andalucía, Comunidad Valenciana y Galicia), pero también de México, Argentina, Brasil, Suecia, Alemania, Francia, Italia, Suiza y Holanda.

De todos ellos se han seleccionado veinte, que son los siguientes:

  • 9 dies, Imma Gandia y David Castro (Tarragona, España), 2014, 13 min 4 seg
  • Adeus, Antón Varela y María José Pérez (A Coruña, España), 2012, 4 min 25 seg
  • Aller et retour, Núria Monjo Pastor (Valencia, España), 2012, 2 min 13 seg
  • Asghar, diario ambulante, Violeta Blasco Caño (Barcelona, España), 2013, 15 min
  • Becas Azkuna, Araceli Sánchez Perna (Bilbao, España), 2013, 2 min 17 seg
  • El Guatón, Kiko Santos (São Paulo, Brasil), 2012, 4 min
  • El viatge, Helena Bonastre (Barcelona, España), 2014, 14 min 3 seg
  • Encajados, Alberto Bougleux (Barcelona, España/Italia), 2013, 15 min
  • Gabriel, Alice Cugusi (Italia/Francia), 2011, 9 min 58 seg
  • Imágenes secretas, Diana Toucedo Crespo (Barcelona, España), 2013, 15 min
  • Las tardes, Alba Molas Closas (Barcelona, España), 2014, 10 min
  • Lugares comunes, Delia Márquez Sánchez y Pablo Díaz Morilla (Málaga, España), 2014, 3 min 21 seg
  • Míjau, Olaia Sendón (A Coruña, España), 2014, 7 min 56 seg
  • Primers dies, alumnos de acogida del Instituto Milà i Fontanals (Barcelona, España; alumnos pakistaníes, bengalís y filipinos), 2013, 12 min 6 seg
  • Spaniards in London, Javier Moreno Caballero (España/Reino Unido), 2013, 9 min 15 seg
  • Toledo, Ohio, Maria Solé y Melissa Suárez del Real (España/México/Francia), 2014, 4 min 21 seg
  • Tu i Berlín, Anna Mitjà Comas (Girona, España), 2013, 14 min
  • Udlandet, Aina Pociello Mas (Barcelona, España), 2014, 3 min 33 seg
  • Viceversa, Atzin Ortiz González (México/Argentina), 2013, 6 min
  • Voluntario, Javier Marco (Madrid, España), 2014, 3 min 52 seg

Los cortos son de géneros muy variados: documental, ficción, animación, experimental e incluso videoarte. La mayoría retratan situaciones dramáticas e injustas, pero también hay algunos que tratan el tema con humor. Se podrían destacar dos temáticas: las historias de los inmigrantes africanos o latinoamericanos en nuestro país, y las de los ciudadanos de nuestro país que han tenido que irse a causa de la crisis. Como anécdota, hay que destacar la gran cantidad de cortos que explican esta experiencia desde Berlín, así como el hecho de que la mayoría son trabajos realizados por mujeres.

A partir de ahora, le corresponde al público votar sus favoritos, que podrán verse próximamente en la web del CCCB, hasta el xx de julio. Los nueve que hayan obtenido más votos se proyectarán antes de cada película del ciclo Gandulas y, además, sus autores obtendrán una suscripción de tres meses a Filmin. El cortometraje ganador, decidido por un jurado de profesionales vinculados al mundo audiovisual y cultural, ganará los 500 euros del Premio Gas Natural Fenosa. Además, los 20 seleccionados recibirán también un carnet de Amigo del CCCB.

Consulta en este enlace todos los finalistas y vota tu preferido. ¡Tienes tiempo hasta el 6 de julio a las 23.59!

Una programación al fresco

Gandules Gas Natural Fenosa es un ciclo audiovisual que tiene lugar durante el mes de agosto en el Pati de les Dones del CCCB. Desde 2003, la programación se ha vinculado a las actividades del CCCB y ha contado con distintos programadores, que han propuesto cada año una lista ecléctica de películas. Por ejemplo, en 2003 el ciclo se dedicó a la cultura basura, coincidiendo con una exposición sobre este tema; en 2005 se dedicó al humor; en 2006 estaba relacionado con «Now. Encuentros en el presente continuo»; en 2008 estuvo centrado en la interculturalidad; en 2009 se proyectaron filmes sobre la música en el cine, y en 2012, expertos del mundo del cine como Àngel Quintana, Núria Vidal, Carlos Losilla y Jordi Costa escogieron las películas más aclamadas por la crítica pero sin salida en los ámbitos comerciales.

Gandules Gas Natural Fenosa se celebrará del 5 al 21 de agosto y el tema de las películas, como el de los cortometrajes, son las historias que nos hablan de los emigrantes en la actualidad y que nos relatan los difíciles e inesperados caminos que tienen que recorrer para llegar a un lugar donde confían encontrar lo que su país de procedencia no les ha dado: trabajo, libertad y oportunidades para una vida mejor. Se proyectarán, entre otras películas, dos estrenos, I am from Chile, de Gonzalo Díez (Chile, 2013), e Il·legal, de Olivier Masset-Depasse (Bélgica, Luxemburgo, Francia, 2010), y títulos como The Yellow Sea, de Na Hong-jin (Corea del Sur, 2010), Al otro lado, de Fatih Akin (Alemania, Turquía, 2007), y La piragua, del senegalés Moussa Touré (Senegal, Francia, Alemania, 2012).

Tess Renaudo y Cristina Riera: «En L’Alternativa hacemos visible lo escondido»

13 de noviembre de 2013 No Comments

“La jungla interior” de Juan Barrero

Hace 20 años, L’Alternativa – Festival de Cine Independiente de Barcelona empezó a construir un “espacio público abierto” que, desde entonces hasta hoy, cada año acerca a la ciudadanía películas de autor que se arriesgan a huir de lo convencional y osan mantenerse fuera de los circuitos comerciales. Para debatir estas y otras obras, a lo largo de su trayectoria el festival ha ido ampliando sus propuestas de participación activa, a las que ha invitado a profesionales, estudiantes, aficionados al cine independiente e, incluso, niños y niñas.

Ahora, tras dos décadas de experiencia, creemos que es un buen momento para hacer balance. Por ello, hemos entrevistado conjuntamente a Tess Renaudo y Cristina Riera, miembros del equipo directivo de L’Alternativa, que este año tendrá lugar del 18 al 24 de noviembre en el CCCB. En Twitter, podéis seguir la conversación sobre el festival con la etiqueta #20alternativa.

  • L’Alternativa apuesta por el cine de autor. ¿Cómo lo definiríais?  ¿Qué es aquello que lo distingue de otros tipos de cine? 

El cine de autor es un cine libre y creativo, donde el cineasta consigue trabajar de forma autónoma, desde el inicio del proyecto hasta su proyección – y en muchos casos en los films presentados en L’Alternativa es también el montador, guionista y productor de la pieza. Hablamos de un cine honesto y cinematográficamente atrevido, donde hay una clara intención de hallar un diálogo y equilibrio entre la parte formal y la temática planteada.

  • En este sentido, os declaráis defensores de un cine comprometido con el lenguaje cinematográfico, la expresión creativa y el espectador. ¿Cómo se plasma este compromiso en la programación del festival? ¿Cómo elegís las películas que entran a concurso? 

Programar L’Alternativa permite crear un contexto (efímero) para la enorme oferta audiovisual internacional que existe al margen de la industria y que nunca se vería si no fuese por ciertos festivales de cine. Hacemos visible lo escondido. Requiere un proceso de búsqueda y selección intenso y disciplinado y un deseo de fomentar el diálogo entre equipo, cineastas y público,… y tomar determinados riesgos, ¡por supuesto!

“Dime quién era Sanchicorrota” de Jorge Tur Moltó

El cine que apoyamos cuestiona las formas y las múltiples posibilidades de este arte, más allá de la narrativa clásica. Este tipo de cine hace vivir un festival, al mismo tiempo hace vitales los festivales para la apertura de nuestras ciudades y pueblos, pero también para los cineastas. Sin los festivales, estos filmes no se verían, no se compartirían, nadie hablaría de ellos, y hay una producción estimulante y prolífica en paralelo a la oferta brindada por los circuitos de distribución y exhibición comercial.

  • Durante los 20 años de trayectoria del festival, habéis contribuido a recuperar estos autores y películas que se mueven al margen de los circuitos comerciales. ¿Creéis que esta recuperación es más necesaria ahora que antes? ¿Hoy es más difícil o es más fácil tener acceso a estas obras? 

Por supuesto, Internet ha contribuido a fomentar el acceso al cine. Hallamos potentes catálogos de cine online, pero también es cierto que, mientras la oferta prospera, crece la batalla por la visibilidad.

Un festival cinematográfico permite disfrutar la experiencia compartida y única que se vive en la sala de cine, pero también, a través de su selección, crea matices y diálogos entre el presente y el pasado y anima el debate y la reflexión entre el público y los cineastas invitados.

Nuestra sección de 20 años, donde presentamos parte de la historia de L’Alternativa a través de 22 largometrajes (extraídos tanto de secciones oficiales como de secciones paralelas), cumple perfectamente esta voluntad de revisar la tarea de recuperación de creadores imprescindibles y de descubrimiento de nuevos autores que lleva a cabo L’Alternativa.

  • ¿Qué valores y actitudes que no están en el discurso cinematográfico oficial queréis promover desde  L’Alternativa?

Honestidad, compromiso con la creación, con uno mismo y con su entorno, creatividad, riesgo…

  • L’Alternativa incluye espacios reservados a los niños y niñas. ¿Por qué habéis decidido que formen parte del festival?

“Pohyper” de Hui-ching Tseng

Siempre hemos considerado imprescindible favorecer el acercamiento de nuevos públicos para abrir nuevas oportunidades, para enriquecer las miradas, y contribuir al descubrimiento de nuevas formas de narrar y nuevos relatos, para despertar su curiosidad. Las propuestas cinematográficas para niños a menudo están llenas de clichés y basadas en un efectismo de impacto que dificulta al niño imaginar más allá. Además, con el tiempo los espectadores de los primeros años de L’Alternativa han ido creciendo con nosotros y queríamos ofrecerles la posibilidad de seguir disfrutando del festival con sus hijos.

En los últimos años hemos enriquecido la programación dedicada a los más pequeños con nuevas actividades para que el niño pueda explorar, despertar su creatividad y entender qué representa la creación cinematográfica a partir de talleres con los que puede elaborar su propio cortometraje.

Los profesionales se hallan hoy en un contexto de cambio a múltiples niveles: de modelos de financiación, de producción, de distribución, de difusión… Más que nunca requieren apoyo para orientar sus proyectos de forma adecuada, para saber cómo y a quién presentarlos, para abrir nuevas relaciones de coproducción, para explorar nuevas vías de distribución, para abrir fronteras…

Desde L’Alternativa ya hace años que abrimos las Jornadas Profesionales a temáticas que nos parece que pueden ser de su interés (coproducción, distribución a través de Internet, otras vías de financiación, etc.). Este años hemos querido aprovechar la presencia de profesionales internacionales, que nos parecía que podían ayudar a pensar nuevas estrategias y a establecer nuevos contactos, para lanzar una convocatoria abierta para el asesoramiento personalizado a proyectos en proceso, que ha sido muy bien acogida entre los profesionales.

  • ¿Qué valoración hacéis de los 20 años de trayectoria? ¿Qué destacaríais? 

“G/R/E/A/S/E” d’Antoni Pinent

Como todo ser vivo, L’Alternativa ha ido evolucionando para adaptarse al entorno. Cuando nació había muy pocas salas que programasen cine independiente y algunos de los referentes eran autores hoy consagrados y normalizados en circuitos comerciales. Las escuelas de cine empezaban a surgir, y la información sobre autores ajenos al mainstream era casi clandestina.

El festival se ha convertido en una plataforma de descubrimiento y lanzamiento de nuevos creadores, y ha podido seguir la evolución de los mismos desde sus primeros cortometrajes hasta que algunos de ellos han recibido reconocimiento internacional por sus largos. Con los años, el público se ha ido convirtiendo en un público mucho más informado sobre aquello que sucede fuera de los circuitos habituales y ha ido aumentando su confianza en el criterio del festival. Así, aquellas primeras secciones oficiales, que eran una apuesta personal del festival que nos planteábamos casi como un espacio de riesgo y resistencia necesaria, con el tiempo han sido reconocidas por los espectadores como espacios de descubrimiento imprescindible de obras a las que de otra forma saben que difícilmente podrán acceder.

Echar la mirada atrás y a lo largo de estos 20 años, y recordar autores a los que hemos presentado por primera vez en Barcelona y que ahora son reconocidos como imprescindibles para la historia del cine, nos ayuda a reforzar el sentido del festival.

Por otro lado, el festival ha ido ampliando el espacio para el encuentro y la participación activa, para el enriquecimiento mutuo a partir del debate. Coloquios, mesas redondas, seminarios, talleres jornadas… para profesionales, estudiantes, familias, espectadores de todo tipo y con diferentes necesidades.

Entendemos L’Alternativa como un espacio público abierto a la ciudadanía para el enriquecimiento colectivo a partir de la diversidad de posibilidades y oportunidades de participación; un espacio público que es posible gracias al apoyo constante de varias instituciones y entidades que han confiado en nosotros durante todos estos años y nos han acogido, como el  CCCB.

  • ¿Cuál es vuestra película preferida de estos 20 años de L’Alternativa? 

Es como preguntar a un niño si quiere más a su madre o a su padre, o como preguntar a una madre a que hijo quiere más. Cada film seleccionado para L’Alternativa tiene su razón de ser. Cuidamos mucho el contexto en el que presentamos los filmes, y éstos a menudo cobran sentido en relación a los otros. También procuramos crear un espacio coherente y, por eso, elaboramos secciones, programas y actividades con el deseo de establecer sinergias entre las distintas áreas del festival.

El CCCB en televisión. Nueva temporada de Soy cámara

7 de octubre de 2013 No Comments

Después del intermedio estival, empezamos este mes de octubre la nueva temporada del programa para televisión «Soy cámara. El programa del CCCB», que se emite en La 2 de TVE.

Volvemos con nuevos temas y cambios en el calendario de emisión. A partir de este mes, el programa pasa a emitirse los sábados por la noche, un cambio deseado porque creemos que, por su especial carácter, se mueve mejor en esta franja horaria, aunque la hora concedida por TVE, la 1.30 de la madrugada, no estamos muy seguros si excede los límites de nocturnidad de nuestro público. ¡En fin! Todos los que optáis por acostaros y levantaros temprano, tenéis la reemisión el lunes siguiente a las 8 de la mañana y, a los que no os gusten los horarios, siempre lo podréis ver en la web de RTVE y en la del CCCB.

El primer capítulo se emite el 19 de octubre bajo el título «No tocar, por favor» y trata de la relación que se establece entre el público y la contemplación de una obra de arte expuesta en el museo. De cómo se ha creado un ritual específico, convertido en norma estricta que provoca y desata en algunos visitantes una pasión por la desobediencia, espontánea o premeditada en algunos casos, como se puede ver en el programa.

En noviembre realizamos un viaje introspectivo por el estudio del artista, revisitando los tópicos asentados en el siglo XIX y que dibujan espacios incompatibles con las nuevas prácticas. El programa visita los talleres de Joan Brossa, Francesc Subarroca, Francis Bacon y Dora García, entre otros.

Para finalizar el año, en diciembre, hemos realizado un capítulo a partir de las obras teatrales producidas conjuntamente con el GREC el pasado mes de julio. Exploramos las nuevas dramaturgias, las actuales experiencias de participación con el público y comprobamos que no hay una única tendencia teatral, a través de entrevistas a directores y creadores como Ivo van Hove, Ernesto Collado, Iván Morales y Roger Bernat.

Y como ya sabéis los fieles seguidores del programa, siguiendo nuestra línea, todos los temas quedan abiertos a vuestra reflexión que nos podéis hacer llegar a través de #SoyCámara en nuestra cuenta de Twitter @cececebe.

Y si queréis ver alguno de los treinta capítulos anteriores os podéis dirigir aquí: http://www.cccb.org/ca/marc-soy_cmara-34794

CALENDARIO DE EMISIONES

No tocar, por favor – Sábado 19 de octubre a la 1.30 h de la madrugada (reemisión lunes 21)

Estudios de artista – Sábado 23 noviembre a la 1.30 h de la madrugada (reemisión lunes 25)

Querido público – Sábado 21 de diciembre a la 1.30 h de la madrugada (reemisión lunes 23)

PASOLINI: PENSAR DIFERENTE. Notas de una mesa redonda

17 de julio de 2013 No Comments

Este artículo es un resumen de las principales aportaciones de los ponentes de la mesa redonda “La vida en los márgenes: contra la homogeneidad cultural” organizada con motivo de la exposición “Pasolini Roma” y moderada por la autora del texto, Ingrid Guardiola. Jordi Balló, comisario de la muestra, y los escritores Javier Pérez Andújar y Julià de Jòdar, debatieron ideas del pensamiento de Pasolini y analizaron su vigencia. El vídeo del debate está disponible online.

CCCB © Jordi Gómez, 2013

Entrar por la muerte

En un artículo de Marcos Ordóñez sobre la exposición «Pasolini Roma» leemos: «Enorme personaje: poeta, novelista, ensayista, pintor, guionista, cineasta, siempre igual y siempre distinto, gran contradictorio, marxista y libertario, creyente y nihilista, apocalíptico pero nunca integrado, y, por encima de todo, rastreador de lo sagrado, ese pálpito de eternidad “que el laicismo consumista”, escribió, “ha arrebatado al hombre para transformarlo en un estúpido adorador de fetiches”. Pocos como él encarnaron de forma tan rotunda al intelectual y al artista de los sesenta, aunque al evocarle he acabado pensando en nuestros años treinta y en Lorca, el Lorca popular y visionario, alegre y oscuro, el Lorca fecundísimo y, como él, muerto en circunstancias nunca del todo aclaradas. Los dos, cada uno a su modo, pagaron un alto precio por ser tan libres». De alguna forma, para entender cómo vivió un hombre, tenemos que fijarnos en cómo murió. Horas antes de morir, dio una entrevista al periodista Furio Colombo en la cual dejó dicho que todos estamos en peligro y, ante la pregunta del periodista de cómo evitar el peligro, Pasolini decidió pensárselo y darle la pregunta por escrito la mañana siguiente, pero horas después estaba muerto. Esta falta de respuesta nos deja a todos más vulnerables, pero de alguna forma refuerza aún más la idea de Pasolini de que todos estamos en peligro, en un peligro innombrable a manos de las fuerzas opresivas del poder, las cuales cambian de nombre, pero no de objetivos ni de modos o, como dice Julià de Jódar en su libro L’home que va estimar Natàlia Vidal, «les voltes que fa el món per acabar donant la raó als interessos dominants» o lo que dice Javier Pérez Andújar en algunos de sus artículos: «se nos ha hecho un tapón oligárquico en la democracia» o «en realidad todos trabajamos para Walt Disney desde el principio de los tiempos» o «Cada lío provoca una inundación propia, aunque las palabras para describirlas siempre sean las mismas» o, en Paseos con mi madre, «El dinero se forja sobre las clases subordinadas». A su vez, este enigma testifica la creencia de Pasolini en un destino trágico y a los afiliados al poeta nos deja un poco más solos y absurdos. El misterio de su muerte, junto a la radicalidad de su discurso, absolutamente inclasificable, lo han convertido en una tumba abierta para nosotros, un pozo chorreante de conocimiento, de belleza creativa y de perspicacia crítica con respecto al momento que le tocó vivir. La mujer que lo encontró, una representante de lo que Pasolini habría considerado la pequeña burguesía realizada en los weekends consumistas o, como dice Orson Welles en La Ricotta, una representante de la burguesía italiana, la más ignorante de todas, lo confundió con basura. Una buena metáfora de su andar solo y a contracorriente en un mundo que cambiaba a pasos agigantados hacia el capital más sonriente y absoluto.

Homologación y consumo de masas

Para Pasolini la sociedad de consumo es la auténtica revolución de la burguesía, una civilización homologante que lo vuelve todo igual, simpatizando con el enunciado de Adorno que veía en las civilizaciones industriales, con sus métodos de producción y comunicación masivos, estructuras idénticas fuera cual fuera el contexto. Esta homologación (o aculturación, como la llamará en sus Escritos corsarios) para Pasolini es el auténtico fascismo, puesto que involucra a las clases dominadas a través de la coacción de los cuerpos y las mentes instituyendo nuevos valores alienantes y falsos, lo que Marx llamaba «un auténtico genocidio cultural» y que Pasolini llamaba «hedonismo neolaico».

Al respecto, Balló dijo que el fascismo (ese fascismo al que apela Pasolini) triunfa en el momento en que se hace invisible, cuando ya no es representado por un conjunto de criminales, sino cuando se instaura como modo social y lo damos por bueno. Jordi Balló comentó que él usaba la palabra homologación aplicada a Pasolini para describir ese deseo de uniformización lingüística durante el fascismo italiano, algo que realmente preocupaba a Pasolini (hasta el punto de referenciar las lenguas como el catalán en alguno de sus textos), pero la prima de Pasolini le dijo que el concepto empezó a usarlo más tarde, cuando Pasolini comprueba la uniformización antropológica, no solo la lingüística. Para Balló, Pasolini es de las pocas voces del siglo xx capaces de detectar problemas cuando aún no están manifestados. Uno de ellos, por ejemplo, fue la uniformización de los rostros bajo las ascuas del capitalismo consumista (Pasolini alertaba sobre cómo los jóvenes usan su ropa unificada como si de su bandera se tratara). Por su parte, Julià de Jódar empezó arguyendo que hoy en día no tiene sentido hacer de «Pasolini», que los que podrían haber hecho su función se han dedicado a la gastronomía y al fútbol. Julià de Jódar empezó a defender la homologación como preámbulo a la transgresión, puesto que la televisión o la sociedad de consumo han dado, a su vez, herramientas educativas básicas para la población. Aunque destacó que el peligro real, ideológico, del consumismo, es que es capaz de considerar al individuo (homus economicus) como una empresa, como capital humano que incluso capitaliza las relaciones sociales. Por otra parte, Javier Pérez Andújar acudió a la propia historia para ver, de forma poética, la homologación pasoliniana. Para Andújar, Pasolini se homologa a través de su hermano, muerto en la Segunda Guerra Mundial a manos de los comunistas titistas. Para Andújar, Pasolini es un poeta con madre a cuestas, como Baudelaire (como Javier mismo, solo hace falta leer su maravilloso libro Paseos con mi madre), un hombre que aprende lo que es perder la familia, trágicamente, como Edipo. Él hará lo mismo que su hermano aunque en contextos muy dispares; si él, afiliado a la resistencia italiana, se dedica a robar armas a sus oponentes, Pasolini merodeará con personajes marginales, atracadores de tres al cuarto, subproletarios de la periferia romana.

Periferia-centro: construcción del poder y de la poética

Pasolini en el rodaje de “Accattone”, 1961.
Angelo Pennoni © Reporters Associati – Roma

El cine de Pasolini (sobre todo en sus inicios), fue un auténtico «canto popolare», aunó a personajes como los hermanos Citti, no-actores profesionales de vita suburbial. Utilizó el cine para expresar la realidad a través de esa misma realidad que a él le interesaba, esas periferias con las que coqueteaba, como reservas de un modo de vida genuino, auténtico, no mancillado por las garras sucias del consumismo más feroz. Personajes originales (porque hay en ellos algo de su origen, de germinal) que se expresaban con lengua propia, con carnes propias, con gestos no mimetizados por el canon o por el eslogan publicitario, sino heredados familiarmente y siempre reinventados por las nuevas generaciones, tal como él mismo lo expresa: «Como en todas las culturas populares, los hijos recreaban a los padres: ocupaban su lugar repitiéndolo (…) La tradición era la vida misma. Valores y modelos pasaban inmutables de padres a hijos. Y, sin embargo, había una continua regeneración. Basta observar su lengua (que ahora ya no existe): se inventaba continuamente, aunque los modelos léxicos y gramaticales fuesen siempre los mismos. En el cinturón de barrios periféricos, que constituía la metrópolis plebeya, no había un solo instante de la jornada en el que no se oyese en las calles o en los descampados una invención lingüística».

Andújar nos recordó que la periferia no es nada, un sitio (porque todos estamos sitiados), un espacio, como el desierto de John Ford, pero, aún así, la periferia existe porque hay alguien mirándose el ombligo. Más allá de esto, Andújar dejó claro que es más espacio la violencia en Pasolini, que la periferia, la violencia de la mirada de Totó buscando al camarero, la misma violencia que hoy en día encontramos en las miradas extrañas de los primeros planos de Tarantino. Si esto ocurre en un descampado o en el centro de la ciudad, es lo de menos. Para Andújar la analogía es otra, «solo están los ricos y los pobres», de ahí que en Paseos con mi madre diga: «Estaba yo más cerca de los pisos de la M30 de Madrid o de los bloques checoslovacos de Pan Tau (una serie para niños que habían pasado en la tele) o de las canastas de baloncesto y de las vallas metálicas de Harlem que se veían en el cine, estaba más cerca yo de todo aquel callejeo tan distante que del paseo de Gracia o de cualquier otra calle del centro de Barcelona. Sentía más en las yemas de mis dedos las piedras del desierto de Mojave, sin saber bien dónde ubicarlo, que los jardines de la Diagonal o lo maniquíes de la calle Tuset, que aún sabía menos dónde estaban ni siquiera si existían. (…) La Sagrada Familia no formaba parte de nuestra familia». Julià de Jódar destacó que Pasolini empieza a ser periférico a sí mismo cuando tiene que salir corriendo de Casarsa por una denuncia de corrupción de menores. Ángel caído antes de tiempo, según Jódar, su descenso a los infiernos de la periferia romana es, a la vez, su paraíso. Reforzó la idea de que toda periferia implica un centro, pero relativo, puesto que él, en su Badalona natal, vivía en una periferia que a la vez era un centro de otra periferia y, además, recordó que las manifestaciones del 15M o las actuales protestas en Brasil, lo que están demostrando es que ya no se puede seguir este esquema socio-urbanístico. Finalmente, Balló destacó que hizo falta que alguien llegase a estas periferias y las convirtiese en relatos narrativos, que los hiciera visibles a la gente, que diera voz a los que no la tienen; esto hizo que muchos directores lo solicitaran cada vez que había algún personaje del lumpen para hacer los diálogos, puesto que era el único que sabía cómo darles vida, cómo se expresaban. Aunque, según Julià de Jódar, Pasolini va cargado a las periferias, va con sus referentes pictóricos del quattrocento italiano vehiculados leídos en Roberto Longhi, y va con todo su amor a cuestas a interrogar, profundamente, aquellas parcelas de una realidad «otra».

Pasolini y Davoli en el rodaje de “La sequenza del fiore di carta” (“Amore e rabbia”), 1969.
Pierluigi Praturlon © Reporters Associati – Roma

De hecho, cuando Pasolini conoce, en estas mismas periferias, a Ninetto Davoli, dice de él que es un mensajero y estará enamorado del joven y noble bufón toda su vida. Es la misma belleza moral inmediata que encuentra en Cristo, pero con la ligereza del desposeído, del que no tiene nada. Finalmente, cabe recuperar unas declaraciones muy ilustrativas de Pasolini en sus Escritos corsarios, en un momento en que él declara que ya no sería posible hacer Accattone y en que la diferencia entre centro y periferia, a manos de la sociedad de consumo, ha perdido, definitivamente, su división natural, quedando solo el centro como espacio de y para el consumo, como un estómago gigante, como si la civilización muriese de autofagia: «En estos tiempos de austeridad, muchos lamentan las molestias derivadas de la falta de vida social y cultural organizada, fuera del Centro “malo”, en las periferias “buenas” (dormitorios sin zonas verdes, sin servicios, sin autonomía, sin relaciones humanas reales). Lamento retórico. Porque si todo lo que se dice que falta en las periferias existiera, lo seguiría organizando el Centro. El mismo Centro que, en pocos años, ha destruido todas las culturas periféricas que, hasta hace pocos años, aseguraban una vida propia, sustancialmente libre, incluso a las periferias más pobres o miserables. Ningún centralismo fascista ha logrado lo que el centralismo de la civilización de consumo».

Pasolini corsario

En los Escritos corsarios encontramos al Pasolini más rabioso, visceral, crítico, el tono natural con el que se pronuncia la soledad del corredor de fondo que ha perdido toda esperanza respecto a la condición humana. Julià de Jódar recordó que Pasolini es un aristócrata y que cuando critica a la sociedad pequeño burguesa es porque no tiene a nadie a su altura, nadie que haga de la pasión, conocimiento, y a la inversa, como él. Es la época de la famosa disputa «Pasolini contra Calvino». Asimismo, De Jódar se preguntó qué necesidad había de escribir estos artículos «corsarios» en el Corriere della Sera para la burguesía milanesa, por qué gastar polémicas absurdas en los últimos días de su vida. Javier Pérez Andújar matizó diciendo que lo que hacía en el periódico era «defenderse», no atacar, que Pasolini partía de la dialéctica marxista, esto es, del principio de contradicción, para formular sus defensas, como Marx, ambos, unos poetas. Con ese gran motor que es la contradicción consiguen hacer grandes poemas, grandes manifiestos, grandes películas.

En el punto más alejado de esto, está la burguesía, que no sabe ni de tradiciones ni de cómo renovar la historia: «Solo los marxistas aman el pasado. Los burgueses no aman nada, sus afirmaciones retóricas de amor por el pasado son simplemente cínicas y sacrílegas. Sea como fuere, en el mejor de los casos, tal amor es decorativo o monumental, no en modo alguno historicista, o sea, real y capaz de nueva historia» (de la biografía de Enzo Siciliano).

Jordi Balló reflexionó sobre qué hubiera pasado si no hubieran matado a Pasolini, convirtiendo a Saló en su última obra, una película indigerible con una interpretación absolutamente apocalíptica y sadomasoquista del capitalismo, una desesperación que, sin embargo, no se encuentra en la novela Petróleo. Aunque, según mi opinión, si Saló es su última película, a ella tenemos que atenernos. En todas las películas de Pasolini hay una muerte trágica que redime al héroe, al protagonista (proto, agon, el primero en morir, etimológicamente hablando), pero en los «círculos» de Saló (recordemos que la película está estructurada en: 1) anteinfierno, 2) círculo de las manías, 3) círculo de la mierda, 4) círculo de la sangre), lo único que no es posible es la muerte, en esta estructura cíclico-obsesiva propia del consumismo capitalista que nos obliga a «comer mierda» a diario. Respecto esta última época vital de Pasolini, Julià de Jódar critica de Pasolini que su forma de intervenir en el debate político es muy intuitiva, que sale por donde quiere, casi como una forma de darse al espectáculo desde las páginas del Corriere y que esto ha hecho que acabara a manos del pueblo como un icono pop.

CCCB © Jordi Gómez, 2013

Julià de Jódar y Jordi Balló, con la complicidad de alguna intervención del público, siguieron especulando sobre la muerte de Pasolini, esa «cicatriz nada tranquilizadora» (Balló), sobre cómo Juan Pablo, la iglesia, Reagan y Thatcher hicieron cambiar el rumbo del mundo… Mientras otros asistentes rescataban al Pasolini más comprometido, aquel que estaba en contra de la hipocresía y la mitificación, el intelectual «arrabbiato» con el sistema capitalista en una Italia con un fuertísimo pensamiento intelectual de izquierdas (Toni Negri, Feltrinelli, Contrapotere…), una forma de estar en el mundo aún no agotada. Mientras que Julià de Jódar apelaba a Pasolini diciendo que él criticaba que todo el mundo pudiera decir la suya, como ahora pasa en Internet, una intervención del público le recordó que Internet tiene las mismas complicaciones que una biblioteca con los libros cerrados. Al final, es aquello de la «hegemonía cultural» de Gramsci: cada uno de nosotros es el vociferador de su propia cultura, cada uno es artista y filósofo, hombre y mujer de gusto, participando de una concepción del mundo, para impedir la hegemonía cultural que las clases dominantes ejercen sobre las clases sometidas a través del control del sistema educativo, de las instituciones religiosas y de los medios de comunicación.

Una pregunta asaltó al final de la boca de Marcel·lí Antúnez, entre el público: «¿No estamos santificando a Pasolini?». Es verdad que hacemos lo que queremos con los muertos, a pesar de ellos, según métodos propios, sin atender a lo que ellos hubieran querido que nosotros hiciéramos con ellos. Pasolini, seguramente, no hubiera aceptado una exposición sobre sí mismo, y si hubiera estado en la sala, muy posiblemente nos hubiera negado buena parte de los enunciados, pero, frente a eso, está la divulgación cultural, la necesidad de hablar de los maestros de vida y de lectura como él. Balló recordó que el interés por Pasolini ha sido tardío, a partir de 2005 y, desde el otro extremo, Andújar clamó que Pasolini, Lenon, el Che, todos ellos son sus santos, los que le han enseñado a sentir, y que se los quitaron de una forma martirológica, tan solos, como los auténticos mártires.

Los intelectuales hoy

Pasolini, en la última entrevista con Furio Colombo, dijo: «Sé que golpeando siempre sobre el mismo clavo puede hasta derribarse una casa. En pequeño, un buen ejemplo nos lo dan los radicales, cuatro gatos consiguen remover la conciencia de un país. En grande, el ejemplo nos lo da la historia. El rechazo ha sido siempre un gesto esencial. Los santos, los ermitaños, pero también los intelectuales. Los pocos que han hecho la historia son aquellos que han dicho no, en absoluto los cortesanos y los ayudantes de los cardenales. El rechazo, para funcionar, debe ser grande, no pequeño, total, no sobre este o aquel punto, “absurdo”, no de sentido común (…) ¿Cuál es la tragedia? La tragedia es que ya no somos seres humanos, somos extrañas locomotoras que chocan unas contra otras. Y nosotros, los intelectuales, cogemos el horario de los trenes del año pasado, o de hace diez años, y decimos: qué extraño, esos dos trenes no pasan por ahí, ¿cómo es que se han destrozado de esta manera? O el maquinista se ha vuelto loco o es un criminal aislado o se trata de un complot. El complot, sobre todo, nos hace delirar. Nos libera de todo el peso de enfrentarnos solos a la verdad. Qué bien si mientras nosotros estamos aquí charlando alguno en una taberna está haciendo planes para deshacerse de nosotros. Es fácil, es sencillo, es la resistencia. (…) Si hemos llegado a este punto yo digo: no perdamos todo el tiempo en poner una etiqueta aquí y otra allá. Veamos cómo se desatasca esta maldita bañera, antes de que nos ahoguemos todos (…) Cerrar, en mi lenguaje, quiere decir cambiar. Cambiar pero de un modo tan drástico y desesperado como drástica y desesperada es la situación (…) Yo oigo a los políticos con sus formulismos, todos los políticos, y me vuelvo loco. No saben de qué país están hablando, están tan lejos como la luna. Y los literatos. Y los sociólogos. Y los expertos de todo tipo». Eso me recuerda que la mayoría de las preguntas que podríamos hacernos sobre el legado de Pasolini, sobre la herencia de su pensamiento (tan vigente), más allá de su poética cinematográfica y literaria y de su negra muerte, no fueron formuladas. Quedaron en el tintero (y sobre todo en mis apuntes que llevaba encima) preguntas obligatorias como las que derivan de este fragmento citado de su última entrevista: ¿Cuál es el papel que tienen que asumir los intelectuales hoy en día? ¿En qué locomotora viajan los intelectuales de hoy? ¿Hacia qué destino? ¿Cuál es el compromiso político de los intelectuales? ¿Con qué objetivo? ¿Existen intelectuales de formulismos e intelectuales de vida? Como decía Edgar Morin, nunca ha habido una edad de oro de la cultura, pero leyendo a Pasolini y mirando el «paisaje cultural» que nos rodea, uno tiene la sensación de que las promesas se han convertido en mentiras, y las mentiras en desierto, un desierto en el que, como en Simón del desierto, el azufre del diablo se huele de lejos, ese diablo al que todos esperan con los brazos abiertos y las mangas anchas.