Anna Pacheco

«Nos encantaría que Ken Loach, con su punto de crítica social, dirigiera ‘Common Places, el remake’»

23 de julio de 2014 No Comments

Entrevista a Delia Márquez y Pablo Díaz, directores de Lugares comunes, el cortometraje ganador de la presente edición del Premio Gas Natural Fenosa.

El corto podrá verse en la sesión inaugural de Gandules’14 el día 5 de agosto.

«La idea nos vino como un flash», explican los directores del corto ganador de la edición de este año del premio Gas Natural Fenosa, Lugares comunes. Delia Márquez (Málaga, 1987) y Pablo Díaz (Málaga, 1979) habían viajado a Düsseldorf (Alemania) para visitar a una amiga enfermera que trabaja allí desde hace unos años. Una visita turística, una parada de autobús y unos cuantos minutos para pensar fueron el germen de este cortometraje, también galardonado en la Academia del Cine de España con el segundo premio de RNE.

Pablo: Prácticamente todo el guión, aunque después cambiáramos cosas, se nos ocurrió en la parada de un autobús…

El corto, un retrato intimista y conmovedor de cómo es la vida «fuera de casa» por motivos laborales, habla de la distancia, la nostalgia y el proceso de adaptación de una joven malagueña a la gélida Alemania. Pablo ha sido el encargado del guión, que en esta obra se articula a partir de una voz en off, tierna y simpática, con acento andaluz, de la actriz Virginia Muñoz. Delia es la parte visual, se ha dedicado a grabar y a improvisar con Virginia Valle (la otra Virginia, protagonista física de la historia, enfermera en la vida real) desde fines de enero hasta principios de febrero.

Delia: Primero definimos la idea, Pablo hizo el primer borrador, que me sirvió a mí como guía de grabación de cada uno de los planos. En este primer borrador se contemplaban escenas que al final nos vimos obligados a eliminar porque eran muy complejas.

–Y hacia mediados de febrero vuelves aquí.

Delia: En Málaga, con un montón de material grabado, es el momento de dar forma a todo el material y adaptarlo al guión. La música es del compositor gallego José María Martínez, que contactó conmigo hace tiempo, y revisando sus temas compuestos, decidimos quedarnos con el guitarreo que caracteriza y da ritmo a la historia. Con la carta cerrada, las pautas, la voz y la música, empezamos a montar, encajar las piezas del puzle.

–La dedicatoria final del corto es toda una declaración de intenciones («A todos los que se fueron. Ayer y hoy»), y subrayáis «y sobre todo a y para Virginia Valle». Virginia Valle, la propia protagonista, la enfermera, ¿no?

Pablo: Indudablemente, es la persona que nos motivó a hacer esto. Es una amiga en común que tenemos y que vive en Düsseldorf desde hace casi dos años. La queremos mucho y la echamos en falta por Málaga.

Delia: Ella es enfermera, y en el cortometraje tuvimos que simular que trabajaba en una farmacia (Apotheke en alemán) porque no era posible grabarla en el hospital. Desde el principio tuvo mucha disponibilidad y fue muy fácil. Como ella no es actriz, el 90% del corto es improvisación y el 10% restante está un poco planificado, como la escena de lanzar piedras al agua o fingir que estudia alemán.

–¿Y la escena del plato de migas?

Delia: En esta escena nos lo pasamos muy bien, porque ¡era la primera vez que Virginia preparaba unas migas!

Pablo: Yo no estaba, pero me habría encantado probar aquellas migas.

–¿Y alguna otra escena que recordéis especialmente?

Delia: Para grabar las escenas del avión que aparecen al principio, tuvimos que ir a la zona habilitada que hay en el aeropuerto de Düsseldorf para ver despegar y aterrizar los aviones (Flughafen besucherterrassen). Nos perdimos al llegar y ya era de noche, así que tuvimos que volver otro día para poder grabar aquellos planos.

–Los créditos del corto también son muy especiales.

Delia: Los créditos están basados en unas cartas reales que compramos en unas tienditas allí en Düsseldorf, y realizados por Javier Ramos. Y el cartel, de Juan Antonio Mariscal, también ha sabido capturar la esencia de nuestro corto y plasmarla en una imagen.

–Aparte de este corto, ¿habíais trabajado alguna vez juntos?

Delia: Hemos hecho cortos juntos y separados. Yo debuté con mi primer corto en el año 2011 (¿Cómo funciona un paracaídas?), en 2012 hice La petite mort, y a partir de aquí, junto con Pablo, hemos codirigido varios cortos, como Almohadas separadas, Casting Vitae, La técnica del mono y finalmente Lugares comunes.

Pablo: Yo realicé cortos hace años en solitario, pero lo dejé un poco, y hace relativamente poco que me he juntado con Delia y el equipo de Agudeza Visual. Siempre estamos pensando en nuevos proyectos y formamos un buen equipo, porque somos muy parecidos a la hora de trabajar.

–Y hablando de «estar fuera de casa» (la temática de vuestro último corto), ¿os lo planteáis como opción de futuro?

Delia: Yo me lo he planteado pero nunca he llegado a buen puerto. De momento me quedo en Málaga, con muchos proyectos por delante.

Pablo: Yo tengo trabajo ahora mismo y no lo necesito, pero me parece una opción muy buena, conocer otros países, otra cultura… La lástima es hacerlo por necesidad, porque prácticamente tu país te está obligando a hacerlo. El mensaje del corto es este: lo que está pasando ahora mismo, ya pasó hace un tiempo, y tenemos que evitar que esto pase en un futuro.

–Y si te dieran la oportunidad de ceder tu corto para que algún director hiciera un remake, ¿a cuál escogerías?

Pablo: Nos encantaría que Ken Loach, con su punto de crítica social, dirigiera Common Places, el remake. Y ya puestos a soñar, que Jamel Debbouzé hiciera de inmigrante árabe o Lupita Nyong’o de inmigrante kenyana, en ambos casos en Londres.

Viajando por Gandules ‘14

2 de julio de 2014 No Comments

De punta a punta, de este a oeste, surcando mares y océanos, pisando aeropuertos, haciendo y (des)haciendo maletas, hablando otros idiomas –bueno, o intentándolo, con el toque andaluz y divertido de “Spaniards in London”, de Javier Moreno–. Solos, en compañía. A gusto en la distancia o terriblemente nostálgicos. Estamos viajando mucho, en esta nueva edición de Gandules’14-Gas Natural Fenosa, sin gastar ni un euro y sin tener jet lag. Nos desplazamos por tierra, mar y aire a partir de imágenes ya grabadas y de las miradas particulares de los directores de los 20 cortometrajes finalistas. A pocos días de cerrar las votaciones online, hemos querido acercarnos a ellos y enterarnos de más cosas.

Fotograma de “Tú y Berlin” de Anna Mitjà

Primera parada: Berlín. Visitamos la capital germánica dos veces, primero con “Gabriel” de Alice Cugusi, y asistimos al monólogo interior de un escritor en crisis. Fría y cerrada, no es tan fácil adaptarse a la ciudad, y aún menos cuando hay añoranza, amor a distancia, como el de Anna Mitjà, directora de “Tu i Berlin”, (otro) retrato estremecedor de la ciudad y de aquel amor que llega precisamente cuando deben tomarse itinerarios distintos. Viajar también es esto: desviarse, dejar historias incompletas.

«Cada vez que cojo un avión me dan ganas de pillar la cámara y dejarme llevar por una nueva historia.» Es Helena Bonastre, responsable de “El viatge” que nos lleva de Barcelona a Maastricht en poco más de 13 minutos. Objetivo: encontrar trabajo. ¡Como tantos otros! De ahora y de antes. Desde tiempos inmemoriales hay gente diciéndose “Adéus” (título del corto de Antón Varela y María José Pérez), hasta pronto, hasta no sé cuándo, abrazándose con un nudo en la garganta. «La idea nace de la percepción de ver como amigos y familiares próximos se ven obligados a hacer las maletas e irse.» Es Galicia, pero podría ser Málaga. Todo es como en “Lugares comunes”, el corto de Delia Márquez y Pablo Díaz, «un pequeño homenaje a todos aquellos emigrantes de ayer y de hoy». En este caso, inspirado en la historia de una enfermera malagueña que vive en Düsseldorf (Alemania) desde hace dos años. Un adiós como el del abuelo del protagonista de “Toledo, Ohio”, que se marchó a «hacer las Américas» en los años cuarenta y quién sabe si volvió, un ejercicio de barrer entre el pasado para hallar los orígenes, las raíces. Como la búsqueda del padre de Diana Toucedo en “Imágenes secretas” por la Patagonia. «El conocimiento de mi padre se había basado durante años en meros ideales [...]. Finalmente quise acercarme a él más de lo que nunca había sido capaz.» Y sin abandonar Argentina, “Viceversa”, del mexicano Atzin Ortiz, narra un retorno a casa, «una representación ficcional de mi propia partida». Dejar Buenos Aires al cabo de siete años con el largo etcétera que acompaña a una despedida.

Fotograma d’”Aller et Retour” de Nuria Monjo

Vamos cada vez más ligeros de equipaje, nos hemos convertido en nómadas posmodernos capaces «de aprender a tener una nueva familia, otras costumbres y otra lengua», dice Núria Monjo, creadora de “Aller et retour”. Después de su Erasmus en Tournai (Bélgica) le tocó despedirse y almacenar los recuerdos. Solo los que cabían, claro. Como en “Udlandet”, de Aina Pociello, otro Erasmus en imágenes; en este caso, un año de vivencias en Copenhague. «Viajar es abrir y cerrar ciclos, empezar una aventura, aprender un nuevo idioma o, incluso, cambiarte el nombre», como el polaco “Míjau” (Michael en Alemania, Miguel en España), de Olaia Sendón: «Yo no he escogido un viaje, ni un destino, lo único que escogí fue a una persona que nos llevara de un país a otro sin movernos.» Michael ha vivido en cuatro países distintos durante su vida.

Unos aquí, unos allí. La Barcelona que conocemos también está llena de historias. Las tardes de Teresa, protagonista ecuatoriana del corto de Alba Molas, es un ejemplo cotidiano de ello: una mujer que intenta seguir adelante haciendo de mujer de la limpieza y cuidando al hijo de una familia. Los “Primers dies” del paquistaní Ahmad (un cortometraje de los alumnos de acogida del Instituto Milà i Fontanals) es un reflejo de lo que se vive cuando acabas de llegar a Barcelona. En voz propia, y basado en experiencias reales. Un viaje en solitario que muestra cómo es el descubrimiento de una nueva ciudad. Y también Paquistán es el origen protagonista de “Ashgbar, diario ambulante”, de Violeta Blasco, un retrato documental sobre unos paquistaníes que venden souvenirs en el Parc Güell: «Quería hablar de aquella cara olvidada de la ciudad de Barcelona, que bajo un presunto cosmopolitismo oculta una marginalidad evidente.» Y de márgenes, y cambios sociales, habla “Encajados”, de Albert Bougleux, retratos diversos de algunos de los vecinos del barrio de la Ribera, en Montcada i Reixac, un barrio obrero marcado por una heterogénea y conflictiva identidad migratoria. Aparte de esto, la inmigración africana adquiere un papel muy relevante en 9 dies, de Imma Gandia y David Castro, «un retrato documental que establece una comparativa entre el totalitarismo que describe Hanna Arendt en Los orígenes del totalitarismo y determinados comportamientos sociales, de hoy, hacia la inmigración de los países del Sur». A partir de conversaciones con Josufa No, que causaron un gran impacto a los dos directores, el corto documental muestra la marginación más cruda, incomprensible y difícil. El sufrimiento de muchos recién llegados y el día a día de una inmigración mucho menos que afable.

Y así termina también nuestro viaje, un viaje gigante. Cuando alguien dice «Estoy fuera de casa» hay muchas cosas, muchas historias, aún por explicar. Fin del trayecto. Recordad que podréis ver los nueve cortos ganadores en las sesiones de Gandules’14 – Gas Natural Fenosa. Cada película programada irá precedida de un corto.

Cinco cosas que no sabías de tus datos y que Big Bang Data te puede explicar

4 de junio de 2014 No Comments

Lo que haces (y dices, y escribes) en Facebook se halla en Suecia

Cuando cuelgas una foto en Facebook o compartes un estado con tus amigos virtuales, lo que acabas de crear –tus datos– no se queda rondando por el espacio, en un lugar abstracto o inmaterial. A estos datos les espera un pequeño viaje hasta la ciudad sueca de Lulea, donde se encuentra el primer centro de datos de Facebook fuera de Estados Unidos. Mensajes, intereses, likes, aficiones, amistades compartidas reposan en una vasta estructura que se encarga de mantener y preservar esta información producida y compartida por ti. Conservarla tiene un precio y un coste energético, y allí aprovechan el frío ártico para ahorrar aire acondicionado.

© Gunnar Knechtel

Egos, webcams y YouTube

¿Qué pasaría si uniéramos en un inmenso mural retazos de algunos de los clips que has visto por Youtube en los últimos años? Recetas de cocina, discursos políticos, argumentos a favor y en contra, declaraciones de amor, consejos de belleza, covers de canciones, tutoriales de Photoshop. Todos quieren sentirse escuchados y Youtube es el gran cajón de sastre del mundo web, en el que todos pueden expresarse. Pues bien, este es un poco el experimento de «Hello world! Or: how I learned to stop listening and love noise», de Christopher Baker, un impresionante mural que podrás ver en el BBD, formado a partir de pequeños clips y miscelánea variada, de más de 5.000 diarios personales hallados en Internet. Seguramente no entenderás ni una sola palabra; la cacofonía y el blablabla constante únicamente te servirán para darte cuenta de que dentro de la inmensidad de Internet todo el mundo puede hablar de todo.

La habitación de fotos de Flickr

Justo en el momento en que haces clic para subir una nueva foto a Flickr, más de un millón de personas hacen este mismo gesto, o lo harán en las próximas 24 horas. El volumen de clics es lo bastante extraordinario como para llenar una habitación entera de fotografías. Así lo demuestra la instalación «24 hours in photos» del coleccionista y fotógrafo holandés Eric Kessels (KesselsKramer.com), que también hallarás en la exposición y que te sumerge (literalmente) en un mar de fotografías tomadas en 24 horas y subidas a Flickr. Puede que no lo hayas pensado, pero las 356 fotos que almacenas en el móvil son un porcentaje minúsculo respecto a la cantidad global de datos visuales que fabricamos diariamente.

Los datos pueden decirte cómo va tu vida sexual

Una de las instalaciones más sorprendentes del BBD es la de Jaime Serra, experto en infografía en La Vanguardia, que a través de un sencillo gráfico muestra el estado de su relación de pareja y su nivel de actividad sexual durante el período de un año. A partir de líneas de colores (y con la ayuda infatigable de su mujer, que recopiló todos los datos), Serra dibuja un mapa de su relación de pareja. Es una buena muestra de cómo la visualización de datos a partir de infografías y mapas puede ayudarnos a entender o interpretar la realidad. Nicholas Feltron hace también un ejercicio similar con el anuario Feltron (2012), un libro donde este experto en datos neoyorquino mapea de forma escrupulosa, y con un punto obsesivo, su vida durante un año: el top ten de las personas con las que más ha hablado, los temas que más ha tratado, los aeropuertos que ha pisado, el volumen de fotografías que ha tomado e, incluso, la comida que ha ingerido.

Los datos por el bien común

La difusión de nuestros datos tiene sus inconvenientes, desde luego. El espionaje o el uso que hacen de ellos las grandes empresas y corporaciones suponen un peligro creciente para nuestra intimidad. Aun así, existen fundaciones, como Civio, que proponen un uso benigno de los datos y claman por un periodismo comprometido con el ciudadano y la liberación de los datos: el open data. En la exposición podrás descubrir algunas de las herramientas de Civio, como «Dónde van mis impuestos», que sirve para ver de forma clara y muy ilustrativa a qué se han destinado nuestros impuestos desde el año 2008 hasta la actualidad, y «Tu tasa de paro», que a partir de datos de la Encuesta de Población Activa permite establecer el índice de paro según edad, sexo y población en España.

La exposición «Big Bang Data» puede visitarse en el CCCB hasta al 26 de octubre de martes a domingo, de 11 a 20 h. También puede seguirse en #BBDATA y en el web http://bigbangdata.cccb.org.

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