Entradas con la etiqueta ‘Any de la Neurociència’

¿Quién decide? Neurociencia y libertad

7 de junio de 2012 7 Comments

«La vida diaria plantea el siguiente enigma: todos nos sentimos agentes conscientes, todos nos sentimos como una unidad consciente, capaces de actuar con determinación y libres de tomar decisiones de casi cualquier tipo. Al mismo tiempo, todo el mundo comprende que somos máquinas, aunque máquinas biológicas, y que las leyes físicas del universo son aplicables a ambos tipos de máquinas, tanto a las artificiales como a las humanas. ¿Ambos tipos de máquinas están completamente determinados, tal como decía Einstein, que no creía en el libre albedrío, o tenemos libertad de elegir lo que deseamos?»

Som diferents d'una màquina? "Metropolis" de Fritz Lang

Así arranca el último libro de Michael S. Gazzaniga, ¿Quién manda aquí? El libre albedrío y la ciencia del cerebro (Paidós 2012), que presentaremos el próximo lunes 11 de junio, a las 19.30 h en la última sesión del ciclo «En los orígenes de la mente humana». Gazzaniga abordará en su intervención una de las cuestiones más polémicas hoy en el mundo de la neurociencia: el de la libertad de acción, entendida como libre albedrío. Es evidente que este debate no nace con la neurociencia, sino que tiene ya una larga trayectoria tanto en el campo científico como en el de la filosofía. Hoy, la neurociencia, con su investigación sobre el funcionamiento de mente consciente, está abriendo nuevas fronteras en este debate y ha puesto de nuevo en primera línea la reflexión acerca del determinismo biológico del comportamiento humano.

Si mente y cerebro son inseparables (cosa que ya hemos visto en las conferencias anteriores del ciclo), si la conciencia es una función, un producto, de la actividad cerebral, entonces es lógico plantear que todo comportamiento humano está en realidad supeditado a un órgano, el cerebro, que trabaja en un 90% de forma inconsciente. Entonces, ¿cómo hablar de libertad? ¿Cuál es realmente el motor de nuestras acciones?

Michael S. Gazzaniga

Michael S. Gazzaniga, uno de los referentes mundiales de la neurociencia y a menudo denominado el padre de la neurociencia cognitiva, entra de lleno en este debate y rompe una lanza en favor de que, pese al determinismo de nuestra biología, sí nos queda espacio para el libre albedrío. Gazzaniga reconoce que hoy en día, a pesar del extraordinario conocimiento adquirido por los neurocientíficos sobre los mecanismos de la mente, aún no se ha descubierto nada que repercuta específicamente sobre la responsabilidad, uno de los valores más importantes de la vida humana. Pero defiende que no es solo el cerebro quien condiciona la mente, sino también al revés, la mente limita y conduce a nuestro cerebro (como él dice, de la misma forma en que la circulación de los coches genera un tráfico que acaba limitando los propios coches que lo han provocado). Y es ahí donde, según Gazzaniga, se halla la posibilidad de reconocer la libertad y la responsabilidad que tenemos sobre nuestras acciones.

El debate está abierto. Os esperamos para hablar de ello con Michael S. Gazzaniga el próximo lunes 11 de junio, a las 19.30 h.

Podéis encontrar más información sobre este debate en el blog del CCCBLab.

Humanos: ¿animales empáticos?

31 de mayo de 2012 4 Comments

En la última sesión del debate «En los orígenes de la mente humana», Kathinka Evers planteó que para entender el surgimiento de conductas y juicios morales en los seres humanos es imprescindible tener presente la importancia de las emociones en la configuración de la conciencia. Las emociones modelan nuestro cerebro y son el origen de nuestra subjetividad, es decir, de nuestra conciencia como individuos. En palabras de Evers, «las emociones nos distinguen de una máquina».

Hoy, los descubrimientos neurocientíficos han permitido saber que la conformación de nuestras emociones es un hecho que está determinado por lo que hacemos, pero también por lo que observamos en las personas que nos rodean. Un niño aprende cuando se hace daño, pero también aprende cuando ve que otra persona se hace daño. Somos seres sociales y empáticos, crecemos y vivimos con otras personas, y esta interrelación es la que nos permite desarrollarnos como individuos. Sin capacidad de empatía, es decir, sin capacidad para entender y participar de las emociones de los demás, nuestro propio crecimiento emocional fracasaría.

Francisco Rubia

Francisco Rubia, nuestro próximo invitado en este ciclo de conferencias, nos hablará justamente de las bases neurológicas de la empatía. En su conferencia nos presentará uno de los descubrimientos cruciales en la investigación neurocientífica de las últimas décadas: las neuronas espejo. A principios de los años noventa, el equipo del neurocientífico Giacomo Rizzolati descubrió que había un grupo de neuronas que se activaban no solo cuando una persona realizaba una acción, sino también cuando esa persona veía a otra realizando la misma acción. Es decir, las neuronas espejo (o las neuronas de la empatía, como las llama el neurocientífico Vilayanur S. Ramachandran), reflejan en nuestro cerebro las actividades de los demás individuos.

Lo más interesante es que estas neuronas, al reflejar las acciones de los demás, son también el origen de que podamos entender el significado de estas acciones. Gracias a las neuronas espejo, entendemos lo que hacen los demás, desde un punto de vista motor, pero también intelectual y emocional. La importancia de este descubrimiento ha sido resumida por Ramachandran de esta forma: «Si la observación de una acción llevada a cabo por otro individuo activa las neuronas que permitirían al observador realizar la misma acción, estaríamos ante una suerte de “lectura de la mente”. Incluso el rasgo que constituye la quintaesencia de lo humano, nuestra propensión a la metáfora, puede estar basada parcialmente en la clase de cruces de dominios de abstracción que median las neuronas espejo.»

La danse, de Henri Matisse

Esta capacidad, según la investigación más reciente, también habría hecho posible el surgimiento del lenguaje, que primero se desarrolló de forma gestual y después se convirtió en lengua hablada. Así pues, la evolución en nuestro cerebro de las neuronas espejo habría sido el elemento clave que nos habría permitido entender a las personas de nuestro entorno, aprender de sus acciones, empatizar con ellas y, por último, poder comunicarnos con ellas. Así pues, ¿estamos delante de lo que nos ha convertido en humanos?

"La danse" d'Henri Matisse

Os esperamos el próximo martes 5 de junio, a las 19.30 h, para hablar de ello con Francisco Rubia. Podéis encontrar más información sobre este debate en el blog del CCCBLab.

¿Por qué somos seres morales?

23 de mayo de 2012 1 Comment

Con las primeras sesiones del debate “En los orígenes de la mente humana” nos hemos aproximado a una de las cuestiones principales de la investigación neurocientífica: entender qué es la conciencia. Ignacio Morgado nos explicó el lunes pasado cómo la conciencia es un estado de la mente con unas características especiales y únicas en los seres humanos. Al día siguiente, Henry Markram nos mostró cómo es nuestro cerebro cuando funciona y la conciencia reacciona a su alrededor. Aunque aún no se sabe muy bien cómo se produce, sí sabemos que la conciencia es el resultado de una particular capacidad de integración de las diferentes funciones cerebrales, de forma que los humanos podemos construir una visión más compleja, articulada y unificada del mundo que nos rodea. El gran misterio continua siendo, no obstante, en qué momento y porqué apareció la conciencia, o, en palabras del propio Morgado, en qué momento “la materia se convirtió en imaginación”.

Caín y Abel según William Blake (1826)

El próximo martes 29 de mayo, continuaremos hablando sobre este misterio con Kathinka Evers, profesora de Filosofía e investigadora del Center for Research Ethics & Bioethics de la Universidad de Uppsala, que recientemente ha publicado el libro Neuroética. Cuando la materia se despierta (Katz, 2011). Kathinka Evers se ha especializado en esta nueva disciplina llamada Neuroética, que tiene por objetivo el estudio de la aparición de las conductas y juicios morales en los seres humanos, basándose en los avances de la neurociencia. Una de las consecuencias de nuestra capacidad de conciencia es, precisamente, la de ser capaces de tener pensamiento moral. Aproximarnos al origen de la moralidad es, también, aproximarnos a este momento inexplicable en que la materia despertó y se convirtió en imaginación. Y, lo que es más interesante, es que las emociones tuvieron un papel fundamental en este proceso. Os avanzamos algunas ideas de las que hablará Kathinka Evers el próximo martes:

“El objetivo de esta conferencia es presentar la neuroética conjuntamente con un modelo dinámico del cerebro humano, sobre el cual la neuroética puede construirse de manera provechosa. Las teorías científicas sobre la mente y la naturaleza humana en los siglos XIX y XX cayeron en ocasiones en dos trampas: el secuestro ideológico y la psicofobia.

Kathinka Evers

Para evitarlos, la neuroética necesita construirse sobre el tono científico y sus fundamentos filosóficos del materialismo ilustrado, que (1) adopta una visión evolucionista de la conciencia cómo parte irreductible de la realidad biológica, una función evolucionada del cerebro y un objeto de estudio deseable para la ciencia; (2) reconoce que una comprensión adecuada de la conciencia y la experiencia subjetiva, tiene que tener en cuenta a su vez la información obtenida por la auto reflexión y la información objetiva obtenida de las observaciones y medidas anatómicas y fisiológicas; (3) describe el cerebro cómo un órgano consciente e inconsciente, autónomamente activo, plástico, proyectivo y narrativo, que ha evolucionado en una simbiosis social-cultural-biológica; y (4) considera la emoción cómo el sello distintivo de la conciencia. Las emociones hicieron que la materia se despertase y que de ella surgiera una mente dinámica, flexible y abierta, capaz de juicios morales. La capacidad para selecciones motivadas emocionalmente es lo que distingue el organismo consciente de la máquina que funciona automáticamente. Y aquí yace la semilla de la moralidad.”

Os esperamos el próximo martes, 29 de mayo, a las 19:30h, para escuchar y hablar con Kathinka Evers sobre todas estas cuestiones.

Podéis ver la grabación de las conferencias anteriores aquí

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