Entradas con la etiqueta ‘neurociència’

La Unión Europea premia el Human Brain Project

24 de enero de 2013 No Comments

Henry Markram, impulsor de Human Brain Project, presentó el proyecto en el CCCB.

Ayer se supo la noticia de que el Human Brain Project, dirigido por el neurocientífico Henry Markram, ha sido uno de los dos proyectos científicos seleccionados para recibir la financiación más importante de la Unión Europea para los próximos 10 años. Nada menos que 1.000 millones de euros.

Henry Markram al CCCB – Foto: Miquel Taverna, 2012

Henry Markram estuvo en el CCCB el pasado 22 de mayo para explicarnos este ambicioso proyecto que pretende crear uno de los supercomputadores más potentes del mundo para poder simular de la manera más exacta posible el funcionamiento de la mente humana. El reto es reunir todo el conocimiento actual que la neurociencia y otras disciplinas están reuniendo sobre nuestro cerebro, desde su base genética hasta las diferentes teorías de la mente, el lenguaje, las emociones o la conciencia, e incorporar en un único sistema informático. El proyecto promete hacer avanzar enormemente no sólo el conocimiento general sobre la mente, sino también los mecanismos de muchas disfunciones mentales como el Alzheimer o el autismo, de las cuales por ahora todavía no se tiene remedio.

Os invitamos a sentir el propio Henry Markram explicando este proyecto en la entrevista que le hicimos en el CCCB durante su visita.

Podéis encontrar más información aquí:

MATERIA: La UE invierte 2.000 millones en el grafeno y la recreación del cerebro humano

Web Human Brain Project

¿Quién decide? Neurociencia y libertad

7 de junio de 2012 7 Comments

«La vida diaria plantea el siguiente enigma: todos nos sentimos agentes conscientes, todos nos sentimos como una unidad consciente, capaces de actuar con determinación y libres de tomar decisiones de casi cualquier tipo. Al mismo tiempo, todo el mundo comprende que somos máquinas, aunque máquinas biológicas, y que las leyes físicas del universo son aplicables a ambos tipos de máquinas, tanto a las artificiales como a las humanas. ¿Ambos tipos de máquinas están completamente determinados, tal como decía Einstein, que no creía en el libre albedrío, o tenemos libertad de elegir lo que deseamos?»

Som diferents d'una màquina? "Metropolis" de Fritz Lang

Así arranca el último libro de Michael S. Gazzaniga, ¿Quién manda aquí? El libre albedrío y la ciencia del cerebro (Paidós 2012), que presentaremos el próximo lunes 11 de junio, a las 19.30 h en la última sesión del ciclo «En los orígenes de la mente humana». Gazzaniga abordará en su intervención una de las cuestiones más polémicas hoy en el mundo de la neurociencia: el de la libertad de acción, entendida como libre albedrío. Es evidente que este debate no nace con la neurociencia, sino que tiene ya una larga trayectoria tanto en el campo científico como en el de la filosofía. Hoy, la neurociencia, con su investigación sobre el funcionamiento de mente consciente, está abriendo nuevas fronteras en este debate y ha puesto de nuevo en primera línea la reflexión acerca del determinismo biológico del comportamiento humano.

Si mente y cerebro son inseparables (cosa que ya hemos visto en las conferencias anteriores del ciclo), si la conciencia es una función, un producto, de la actividad cerebral, entonces es lógico plantear que todo comportamiento humano está en realidad supeditado a un órgano, el cerebro, que trabaja en un 90% de forma inconsciente. Entonces, ¿cómo hablar de libertad? ¿Cuál es realmente el motor de nuestras acciones?

Michael S. Gazzaniga

Michael S. Gazzaniga, uno de los referentes mundiales de la neurociencia y a menudo denominado el padre de la neurociencia cognitiva, entra de lleno en este debate y rompe una lanza en favor de que, pese al determinismo de nuestra biología, sí nos queda espacio para el libre albedrío. Gazzaniga reconoce que hoy en día, a pesar del extraordinario conocimiento adquirido por los neurocientíficos sobre los mecanismos de la mente, aún no se ha descubierto nada que repercuta específicamente sobre la responsabilidad, uno de los valores más importantes de la vida humana. Pero defiende que no es solo el cerebro quien condiciona la mente, sino también al revés, la mente limita y conduce a nuestro cerebro (como él dice, de la misma forma en que la circulación de los coches genera un tráfico que acaba limitando los propios coches que lo han provocado). Y es ahí donde, según Gazzaniga, se halla la posibilidad de reconocer la libertad y la responsabilidad que tenemos sobre nuestras acciones.

El debate está abierto. Os esperamos para hablar de ello con Michael S. Gazzaniga el próximo lunes 11 de junio, a las 19.30 h.

Podéis encontrar más información sobre este debate en el blog del CCCBLab.

Humanos: ¿animales empáticos?

31 de mayo de 2012 4 Comments

En la última sesión del debate «En los orígenes de la mente humana», Kathinka Evers planteó que para entender el surgimiento de conductas y juicios morales en los seres humanos es imprescindible tener presente la importancia de las emociones en la configuración de la conciencia. Las emociones modelan nuestro cerebro y son el origen de nuestra subjetividad, es decir, de nuestra conciencia como individuos. En palabras de Evers, «las emociones nos distinguen de una máquina».

Hoy, los descubrimientos neurocientíficos han permitido saber que la conformación de nuestras emociones es un hecho que está determinado por lo que hacemos, pero también por lo que observamos en las personas que nos rodean. Un niño aprende cuando se hace daño, pero también aprende cuando ve que otra persona se hace daño. Somos seres sociales y empáticos, crecemos y vivimos con otras personas, y esta interrelación es la que nos permite desarrollarnos como individuos. Sin capacidad de empatía, es decir, sin capacidad para entender y participar de las emociones de los demás, nuestro propio crecimiento emocional fracasaría.

Francisco Rubia

Francisco Rubia, nuestro próximo invitado en este ciclo de conferencias, nos hablará justamente de las bases neurológicas de la empatía. En su conferencia nos presentará uno de los descubrimientos cruciales en la investigación neurocientífica de las últimas décadas: las neuronas espejo. A principios de los años noventa, el equipo del neurocientífico Giacomo Rizzolati descubrió que había un grupo de neuronas que se activaban no solo cuando una persona realizaba una acción, sino también cuando esa persona veía a otra realizando la misma acción. Es decir, las neuronas espejo (o las neuronas de la empatía, como las llama el neurocientífico Vilayanur S. Ramachandran), reflejan en nuestro cerebro las actividades de los demás individuos.

Lo más interesante es que estas neuronas, al reflejar las acciones de los demás, son también el origen de que podamos entender el significado de estas acciones. Gracias a las neuronas espejo, entendemos lo que hacen los demás, desde un punto de vista motor, pero también intelectual y emocional. La importancia de este descubrimiento ha sido resumida por Ramachandran de esta forma: «Si la observación de una acción llevada a cabo por otro individuo activa las neuronas que permitirían al observador realizar la misma acción, estaríamos ante una suerte de “lectura de la mente”. Incluso el rasgo que constituye la quintaesencia de lo humano, nuestra propensión a la metáfora, puede estar basada parcialmente en la clase de cruces de dominios de abstracción que median las neuronas espejo.»

La danse, de Henri Matisse

Esta capacidad, según la investigación más reciente, también habría hecho posible el surgimiento del lenguaje, que primero se desarrolló de forma gestual y después se convirtió en lengua hablada. Así pues, la evolución en nuestro cerebro de las neuronas espejo habría sido el elemento clave que nos habría permitido entender a las personas de nuestro entorno, aprender de sus acciones, empatizar con ellas y, por último, poder comunicarnos con ellas. Así pues, ¿estamos delante de lo que nos ha convertido en humanos?

"La danse" d'Henri Matisse

Os esperamos el próximo martes 5 de junio, a las 19.30 h, para hablar de ello con Francisco Rubia. Podéis encontrar más información sobre este debate en el blog del CCCBLab.

¿Por qué somos seres morales?

23 de mayo de 2012 1 Comment

Con las primeras sesiones del debate “En los orígenes de la mente humana” nos hemos aproximado a una de las cuestiones principales de la investigación neurocientífica: entender qué es la conciencia. Ignacio Morgado nos explicó el lunes pasado cómo la conciencia es un estado de la mente con unas características especiales y únicas en los seres humanos. Al día siguiente, Henry Markram nos mostró cómo es nuestro cerebro cuando funciona y la conciencia reacciona a su alrededor. Aunque aún no se sabe muy bien cómo se produce, sí sabemos que la conciencia es el resultado de una particular capacidad de integración de las diferentes funciones cerebrales, de forma que los humanos podemos construir una visión más compleja, articulada y unificada del mundo que nos rodea. El gran misterio continua siendo, no obstante, en qué momento y porqué apareció la conciencia, o, en palabras del propio Morgado, en qué momento “la materia se convirtió en imaginación”.

Caín y Abel según William Blake (1826)

El próximo martes 29 de mayo, continuaremos hablando sobre este misterio con Kathinka Evers, profesora de Filosofía e investigadora del Center for Research Ethics & Bioethics de la Universidad de Uppsala, que recientemente ha publicado el libro Neuroética. Cuando la materia se despierta (Katz, 2011). Kathinka Evers se ha especializado en esta nueva disciplina llamada Neuroética, que tiene por objetivo el estudio de la aparición de las conductas y juicios morales en los seres humanos, basándose en los avances de la neurociencia. Una de las consecuencias de nuestra capacidad de conciencia es, precisamente, la de ser capaces de tener pensamiento moral. Aproximarnos al origen de la moralidad es, también, aproximarnos a este momento inexplicable en que la materia despertó y se convirtió en imaginación. Y, lo que es más interesante, es que las emociones tuvieron un papel fundamental en este proceso. Os avanzamos algunas ideas de las que hablará Kathinka Evers el próximo martes:

“El objetivo de esta conferencia es presentar la neuroética conjuntamente con un modelo dinámico del cerebro humano, sobre el cual la neuroética puede construirse de manera provechosa. Las teorías científicas sobre la mente y la naturaleza humana en los siglos XIX y XX cayeron en ocasiones en dos trampas: el secuestro ideológico y la psicofobia.

Kathinka Evers

Para evitarlos, la neuroética necesita construirse sobre el tono científico y sus fundamentos filosóficos del materialismo ilustrado, que (1) adopta una visión evolucionista de la conciencia cómo parte irreductible de la realidad biológica, una función evolucionada del cerebro y un objeto de estudio deseable para la ciencia; (2) reconoce que una comprensión adecuada de la conciencia y la experiencia subjetiva, tiene que tener en cuenta a su vez la información obtenida por la auto reflexión y la información objetiva obtenida de las observaciones y medidas anatómicas y fisiológicas; (3) describe el cerebro cómo un órgano consciente e inconsciente, autónomamente activo, plástico, proyectivo y narrativo, que ha evolucionado en una simbiosis social-cultural-biológica; y (4) considera la emoción cómo el sello distintivo de la conciencia. Las emociones hicieron que la materia se despertase y que de ella surgiera una mente dinámica, flexible y abierta, capaz de juicios morales. La capacidad para selecciones motivadas emocionalmente es lo que distingue el organismo consciente de la máquina que funciona automáticamente. Y aquí yace la semilla de la moralidad.”

Os esperamos el próximo martes, 29 de mayo, a las 19:30h, para escuchar y hablar con Kathinka Evers sobre todas estas cuestiones.

Podéis ver la grabación de las conferencias anteriores aquí

¿Cuál es la singularidad de la mente humana?

15 de mayo de 2012 1 Comment

Hace unos años, el psicólogo David Premack se quejó: “¿Cómo es posible que el biólogo E.O. Wilson pueda distinguir dos especies distintas de hormigas a 100 metros, pero no sepa ver las diferencias entre una hormiga y un ser humano?”. Y es que si alguna pregunta inquieta a los filósofos y científicos por igual es la de la singularidad de nuestra especie. Si bien con el progreso científico los datos aportados a este debate histórico son cada vez mayores, también es cierto que como más vasto es el círculo de nuestro conocimiento, más largo es el perímetro de lo que desconocemos. Hoy sabemos que nuestro código genético y nuestra fisiología no son muy diferentes a las de muchos mamíferos y que eso que nos separa de las especies animales más sencillas podría parecer irrisorio. De modo que el dilema continúa en pie: ¿por qué somos diferentes?

"Calavera" de Leonardo da Vinci

Desde hace algunas décadas uno de los terrenos significativos donde se produce este debate es el de la neurociencia. Si nos fijamos, cuando intentamos definir lo que nos caracteriza como especie, siempre lo hacemos refiriéndonos a aspectos que nacen  de nuestra mente: somos seres con conciencia (es decir, podemos pensarnos), somos capaces de tener emociones complejas y juicios morales, y podemos usar el lenguaje de manera creativa (es decir, nos comunicamos para transmitir mensajes que no tienen que ver con nuestra supervivencia y nuestro lenguaje puede tener múltiples significados). Por lo tanto, parece que en el estudio de la mente humana y de sus capacidades se encuentra la posibilidad de entender eso que nos hace humanos, aunque aún estemos lejos de encontrar una respuesta satisfactoria.

Hoy en día, la neurociencia se alimenta de disciplinas que van desde la Fisiología, la Neurología y la Medicina hasta la Psicología, la Psiquiatría y la Computación. Y los conocimientos acumulados hacen más vigente que nunca el debate sobre la especificidad de los humanos. Uno de los aspectos en el que los neurocientíficos están de acuerdo es que la dualidad mente/cerebro, que se extendió en la ciencia moderna por influencia de la dualidad cristiana  entre alma y cuerpo, ha quedado totalmente superada: nuestra mente es un producto, una función, de nuestro cerebro. Indisociables, igual que lo es la rueda del movimiento. Y si son indisociables, ¿cuándo apareció esta nueva función? ¿Qué la hizo posible? ¿En qué momento fuimos capaces de empezar a pensarnos?

Para hablar sobre estas cuestiones y plantear el debate sobre la singularidad humana desde la perspectiva de la neurociencia, el CCCB junto con B·Debate (International Center for Scientific Debate) ha organizado el debate “En los orígenes de la mente humana” que se inaugurará el lunes 21 de mayo, coincidiendo con la celebración del Año de la Neurociencia. Con este debate proponemos acercarnos a diferentes aspectos de nuestra mente, como la conciencia, la empatía, la moral o la autonomía individual, y ver qué nos puede decir la investigación actual sobre estas calidades humanas. Porque a lo mejor conceptos como libertad, arte, ética y altruismo, que han nutrido la historia del pensamiento humano, hoy los podemos explicar mejor si tenemos en cuenta los descubrimientos de la neurociencia. Para ello, contaremos con las intervenciones de expertos como Ignacio Morgado, Henry Markram, Kathinka Evers, Francisco Rubia y Michael S. Gazzaniga.

Para introducirnos en el debate, os ofrecemos esta entrevista a Ignacio Morgado, en la que avanza algunos de los temas que tratará su conferencia “La naturaleza de la mente consciente” (21 de mayo, 19:30h), en la que reflexionará sobre uno de los aspectos clave de la mente humana: la conciencia.

Y justo al día siguiente de la conferencia de Ignacio Morgado tendremos con nosotros a Henry Markram, que dirige uno de los proyectos más ambiciosos en el ámbito de la investigación neurocientífica: la creación de un supercomputador que pueda llegar a simular la mente humana. Podéis hacer una primera aproximación a este proyecto descomunal en esta presentación de TED.

Con estas conferencias, os proponemos a lo largo de las próximas semanas hacer un viaje hacia dentro, hacia los misterios de nuestra mente, para poder entender mejor el mundo que nos rodea y la forma de estar en él, tan peculiar, de los humanos. El misterio no se desvela, continuará planeando sobre nuestras noches de insomnio, con más datos, pero también con más interrogantes. No sabemos qué nos hace humanos. Y es que, a lo mejor, nuestra condición sea la de poder pensarnos un poco, pero no del todo.

"Sortida de la Lluna" de Caspar David Friedrich

Podéis seguir más detalladamente este debate en el blog del CCCBLab, que semanalmente publicará entrevistas en profundidad a nuestros invitados, y a través de nuestros perfiles de Facebook y Twitter.


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