Hace unos años, el psicólogo David Premack se quejó: “¿Cómo es posible que el biólogo E.O. Wilson pueda distinguir dos especies distintas de hormigas a 100 metros, pero no sepa ver las diferencias entre una hormiga y un ser humano?”. Y es que si alguna pregunta inquieta a los filósofos y científicos por igual es la de la singularidad de nuestra especie. Si bien con el progreso científico los datos aportados a este debate histórico son cada vez mayores, también es cierto que como más vasto es el círculo de nuestro conocimiento, más largo es el perímetro de lo que desconocemos. Hoy sabemos que nuestro código genético y nuestra fisiología no son muy diferentes a las de muchos mamíferos y que eso que nos separa de las especies animales más sencillas podría parecer irrisorio. De modo que el dilema continúa en pie: ¿por qué somos diferentes?
"Calavera" de Leonardo da Vinci
Desde hace algunas décadas uno de los terrenos significativos donde se produce este debate es el de la neurociencia. Si nos fijamos, cuando intentamos definir lo que nos caracteriza como especie, siempre lo hacemos refiriéndonos a aspectos que nacen de nuestra mente: somos seres con conciencia (es decir, podemos pensarnos), somos capaces de tener emociones complejas y juicios morales, y podemos usar el lenguaje de manera creativa (es decir, nos comunicamos para transmitir mensajes que no tienen que ver con nuestra supervivencia y nuestro lenguaje puede tener múltiples significados). Por lo tanto, parece que en el estudio de la mente humana y de sus capacidades se encuentra la posibilidad de entender eso que nos hace humanos, aunque aún estemos lejos de encontrar una respuesta satisfactoria.
Hoy en día, la neurociencia se alimenta de disciplinas que van desde la Fisiología, la Neurología y la Medicina hasta la Psicología, la Psiquiatría y la Computación. Y los conocimientos acumulados hacen más vigente que nunca el debate sobre la especificidad de los humanos. Uno de los aspectos en el que los neurocientíficos están de acuerdo es que la dualidad mente/cerebro, que se extendió en la ciencia moderna por influencia de la dualidad cristiana entre alma y cuerpo, ha quedado totalmente superada: nuestra mente es un producto, una función, de nuestro cerebro. Indisociables, igual que lo es la rueda del movimiento. Y si son indisociables, ¿cuándo apareció esta nueva función? ¿Qué la hizo posible? ¿En qué momento fuimos capaces de empezar a pensarnos?
Para hablar sobre estas cuestiones y plantear el debate sobre la singularidad humana desde la perspectiva de la neurociencia, el CCCB junto con B·Debate (International Center for Scientific Debate) ha organizado el debate “En los orígenes de la mente humana” que se inaugurará el lunes 21 de mayo, coincidiendo con la celebración del Año de la Neurociencia. Con este debate proponemos acercarnos a diferentes aspectos de nuestra mente, como la conciencia, la empatía, la moral o la autonomía individual, y ver qué nos puede decir la investigación actual sobre estas calidades humanas. Porque a lo mejor conceptos como libertad, arte, ética y altruismo, que han nutrido la historia del pensamiento humano, hoy los podemos explicar mejor si tenemos en cuenta los descubrimientos de la neurociencia. Para ello, contaremos con las intervenciones de expertos como Ignacio Morgado, Henry Markram, Kathinka Evers, Francisco Rubia y Michael S. Gazzaniga.
Para introducirnos en el debate, os ofrecemos esta entrevista a Ignacio Morgado, en la que avanza algunos de los temas que tratará su conferencia “La naturaleza de la mente consciente” (21 de mayo, 19:30h), en la que reflexionará sobre uno de los aspectos clave de la mente humana: la conciencia.
Y justo al día siguiente de la conferencia de Ignacio Morgado tendremos con nosotros a Henry Markram, que dirige uno de los proyectos más ambiciosos en el ámbito de la investigación neurocientífica: la creación de un supercomputador que pueda llegar a simular la mente humana. Podéis hacer una primera aproximación a este proyecto descomunal en esta presentación de TED.
Con estas conferencias, os proponemos a lo largo de las próximas semanas hacer un viaje hacia dentro, hacia los misterios de nuestra mente, para poder entender mejor el mundo que nos rodea y la forma de estar en él, tan peculiar, de los humanos. El misterio no se desvela, continuará planeando sobre nuestras noches de insomnio, con más datos, pero también con más interrogantes. No sabemos qué nos hace humanos. Y es que, a lo mejor, nuestra condición sea la de poder pensarnos un poco, pero no del todo.
"Sortida de la Lluna" de Caspar David Friedrich
Podéis seguir más detalladamente este debate en el blog del CCCBLab, que semanalmente publicará entrevistas en profundidad a nuestros invitados, y a través de nuestros perfiles de Facebook y Twitter.