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Ruth de Diego: “Antes se intentaba ver qué parte del cerebro hacía tal función, ahora sabemos que trabaja en red”

26 de marzo de 2014 No Comments

Los Debates ICREA-CCCB sobre «El cerebro» acaban este martes 1 de abril con la conferencia «Lecciones de las lesiones cerebrales», que pronunciará la investigadora de la UB Ruth de Diego. Hemos hablado con ella para que nos adelante el motivo por el que el estudio de los patrones y los déficits que provocan estas lesiones son útiles en la investigación en neurociencias.

La investigadora ICREA Ruth de Diego

Estás especializada en psicolingüística y neurociencia cognitiva. Cuéntanos qué investigan estas dos disciplinas.
Primero me interesó la psicolingüística, es decir, saber cómo llegamos a comprender el lenguaje y, mientras hacía la tesis, me atrajeron los aspectos neurobiológicos del lenguaje, y en concreto cómo las lesiones cerebrales pueden afectar a nuestra capacidad para entender y producir el habla. Cuando entramos en contacto con una lengua nueva, nuestro cerebro empieza a trabajar y a extraer regularidades de este lenguaje, aunque no entendamos nada de nada. Si llegamos a Japón, por ejemplo, y empezamos a oír aquella lengua extraña, el cerebro comenzará a extraer información estadística de todo tipo, qué sonidos son más frecuentes, cuáles suelen ir seguidos, etcétera. Estudiar el lenguaje es interesante porque es lo que más nos caracteriza como humanos, porque el habla determina nuestras relaciones sociales. En este sentido, una lesión cerebral que afecte la capacidad de hablar te limita completamente la calidad de vida.

¿En qué estado se encuentra la investigación del cerebro?
En los últimos diez años ha habido una segunda explosión de la investigación y la información que tenemos, en este caso con muchos estudios acerca de la estructura y la conectividad del cerebro. Antes, más clásicamente, se estudiaba el cerebro de forma muy localizacionista, y se intentaba ver qué parte del cerebro hacía tal función, pero vimos que no podemos hablar de zonas aisladas del cerebro realizando funciones concretas, sino de redes, de diferentes partes del cerebro que funcionan de forma sincrónica y trabajan juntas y coordinadas para desempeñar una función. Además, ahora sabemos que el cerebro es mucho más plástico de lo que creíamos antes, y cuando sufre una lesión el cerebro tiene una capacidad increíble para reorganizarse y rehacer las conexiones.

¿Por qué es útil el estudio de los pacientes con lesiones cerebrales?
Porque, por comparación, nos permite conocer muchas cosas del cerebro y de sus funciones. Imagina a una persona que tiene un tumor cerebral que ha tardado un año en desarrollarse. En ese cerebro el funcionamiento ya no es exactamente idéntico al de una persona que no ha tenido una lesión por esta plasticidad de la que hablábamos hace un momento: el cerebro de un paciente se ha ido reestructurando para poder adaptarse a la patología.

Nosotros utilizamos la estimulación magnética trascraneal, con un aparato que se acerca a la parte externa de la cabeza y lo que hace es que, a través de un campo magnético muy fuerte, altera el funcionamiento de las neuronas de esta región al que lo acercas, inhibiendo o estimulando su funcionamiento. Esta estimulación provoca una lesión, de forma virtual, que solo dura un tiempo, desde unos segundos hasta un cuarto de hora, y durante ese tiempo el individuo sano se comporta como si hubiera sufrido una lesión en esa parte del cerebro. La comparación de una lesión simulada en una persona sana, que mantiene la estructura del cerebro sin alteraciones, con una persona con una lesión cerebral prolongada, y que por lo tanto tiene alteraciones, nos permite conocer muchas cosas, tanto de la estructura y las funciones cerebrales como de las enfermedades en concreto.

Resonancia magnética de un paciente de Huntington

¿Qué lesiones cerebrales habéis estudiado?
Una de las enfermedades que hemos estudiado es la de Huntington, una enfermedad genética muy rara, con una incidencia baja en la población. En los primeros estadios, la enfermedad de Huntington afecta bastante específicamente a una estructura subcortical concreta, una estructura central del cerebro que tiene muchas conexiones con diferentes partes del córtex, y que, por lo tanto, tiene muchas funciones asociadas. También estudiamos la afasia, la enfermedad que afecta a la comprensión del lenguaje debido a una lesión cerebral. Los pacientes de afasia pueden ver la imagen de una pera y decir «plátano», por ejemplo.

¿Qué utilidad tiene estudiar estas enfermedades?
Te pongo un ejemplo: tenemos un estudio que muestra que hay dos zonas del procesamiento del lenguaje principales, una que sería más motriz, de producción y habla, y otra de percepción y comprensión del lenguaje, más auditiva. Estas dos áreas están conectadas por un haz de conexiones, y parece ser que esta conexión, esta capacidad de transformar lo que estoy escuchando en una secuencia motora, es muy importante de cara a aprender nuevas palabras. O sea, repitiendo palabras nuevas, escuchándolas, oyéndolas y pronunciándolas por nuestra cuenta, este bucle nos permite aprender. Si tengo este haz de conexiones roto, si no puedo repetir para asimilar las palabras, podemos hacer que el paciente aprenda palabras recurriendo a otra conexión que existe, de tipo más semántico. Si se utiliza este otro camino, no podremos repetir para asimilar la palabra, pero podremos acceder a la palabra dándole un significado, conectando las dos partes del cerebro, la motriz y la auditiva, a través de las estructuras del significado. Y entrenando al paciente de esta forma tengo más posibilidades de que la persona entienda la palabra que por la vía obstruida de la repetición.

¿Esto sería similar a los mnemotécnicos o los acrónimos que se utilizaban al estudiar, para asimilar conceptos a partir de ideas o frases que no tenían nada que ver?
Sí, sería parecido a esto. Además, todo ello tiene usos específicos en el tratamiento de estas enfermedades, porque conocer las alteraciones en la estructura y las funciones del cerebro en pacientes que padecen Huntington, por ejemplo, nos permite entender y detectar diferencias individuales entre los pacientes de esta enfermedad. En el caso de un ensayo clínico, podemos separar a los pacientes según las conexiones que tiene afectadas cada uno de ellos, y agrupándolos se les podrá hacer un tratamiento mucho más específico y efectivo que si juntamos pacientes con grados de lesión cerebral diferentes.

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