Este mes de febrero murió el profesor Gianni Borgna, comisario de la exposición Pasolini Roma junto con Jordi Balló y Alain Bergala. Jordi Balló ha escrito este obituario en recuerdo de su compañero de proyecto.
Cuando tuvimos la idea, con Josep Ramoneda, de hacer una exposición que relacionara a Pasolini con la ciudad de Roma, nos pusimos inmediatamente en contacto con Gianni Borgna. Sabíamos que había sido amigo y colaborador del cineasta y sabíamos también de la gran actividad que había mantenido en el campo de la política cultural cuando actuó como asesor municipal, y regional, en los primeros ayuntamientos de izquierda en la ciudad romana. Su entusiasmo por el proyecto nos dio todas las garantías de que íbamos a hacer algo distinto y original respecto a otras muestras que ya se habían realizado sobre Pasolini, en las que el propio Gianni había estado implicado en algunos casos. Desde el primer momento Gianni pensó en concebir la exposición «come un romanzo…» y en que tenía que empezar con la llegada en tren de Pasolini y su madre a Roma, en enero de 1950, huyendo de la intolerancia política y sexual que había sufrido en Casarsa.
A medida que el proyecto avanzaba y se iba haciendo más internacional, Gianni vivió con una ilusión especial saber que la exposición se presentaría también en París, en Roma y en Berlín. También vivió con una gran complicidad la integración de otro comisario, Alain Bergala, una decisión que convirtió el proceso creativo en un constante intercambio enriquecedor de puntos de vista, que cultivó siempre con una finura exquisita. En su prólogo a la versión francesa del catálogo de la exposición, el director de la Cinemathèque Française, Serge Toubiana, recuerda con detalle la forma en que Gianni Borgna nos condujo físicamente por la reconstrucción geográfica de la Roma pasoliniana, especialmente por la última noche de la vida del poeta, desde la Piazza della Repubblica hasta la playa de Ostia donde fue asesinado. Y el modo emocional, contundente y con profundo conocimiento de causa, en que Gianni nos iba explicando las implicaciones políticas de aquella muerte brutal. Como ya recordara Serge en aquel texto, todos los que tuvimos la suerte de estar presentes en ellas nunca olvidaremos aquellas sesiones en Roma, en las que comprendimos la profunda relación del artista con los centros neurálgicos de su cultura, de las borgate, en los distintos barrios donde había rodado y vivido, hasta los lugares de encuentro con los demás intelectuales romanos.
Pronto entendimos también lo que significaba Gianni Borgna para la cultura romana, cómo era querido por gente muy diversa que le agradecía el despertar cultural que había impulsado en el tiempo de sus responsabilidades políticas junto a Rutelli, Veltroni o el propio presidente de la República, Giorgio Napolitano, políticos que estos días han expresado sus condolencias y han manifestado la profunda pérdida que significa su muerte. De las entrevistas que Gianni les hizo a Dacia Maraini, Ennio Morricone y Ninetto Davoli contenidas en el catálogo de Pasolini Roma, puede deducirse perfectamente el alcance de su cultura humanista y al mismo tiempo la cálida confianza en toda la gente que participó de las complicidades trazadas en los tiempos de la resistencia cultural romana.
A todos los que hemos trabajado con él nos duele muy especialmente que su muerte se haya producido dos meses antes de la inauguración de Pasolini Roma en el Palazzo delle Esposizioni de Roma, porque este era un placer anticipador que él conservaba con especial ilusión. Había supervisado la adaptación de la exposición a aquel espacio con gran entusiasmo, aun avisando de la importancia del prólogo, del hecho de que la gente entendiera la forma sombría pero a la vez esperanzada en que Pasolini llegó a la ciudad romana, que el poeta transformaría absolutamente en su propia narratividad. Gianni nos había hecho entender justamente esto, que Pasolini había llevado a los intelectuales romanos a descubrir una ciudad distinta, que estaba ahí, con todo su potencial transformador.
Es ese día inaugural del 15 de abril Gianni no estará, pero si algo hemos aprendido de un proceso como este es que hay muertes que son germinales, y que la huella que dejan en un proceso cultural deviene imborrable. Gianni Borgna nos ha hecho participar, desde Barcelona, de un proyecto europeo, de una Italia que hemos sentido más cercana que nunca. Son vidas así las que te llevan a comprender qué significa el patrimonio común, el del pensamiento, la inteligencia y la amistad.