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Albert Costa: «En la gente bilingüe, el declive del cerebro es más lento»

12 de marzo de 2014 No Comments

«El Cerebro», el tercer ciclo de debates ICREA-CCCB, prosigue el próximo martes con la conferencia «El cerebro bilingüe» del profesor de investigación ICREA Albert Costa, una de las referencias mundiales en este ámbito de la neurolingüística. Hemos hablado con él para que nos adelante los puntos clave de su investigación.

El profesor de investigación ICREA Albert Costa

Tu ámbito de investigación consiste en cómo se instalan las lenguas en el cerebro en el caso de los hablantes bilingües. ¿Esto significa que tenéis detectadas en qué partes se almacenan los verbos y en cuál los nombres, por ejemplo?

Hay que considerar el cerebro como circuitos, no como áreas aisladas. Con neuroimágenes sabemos qué circuitos se activan con el habla. En el caso de los nombres y los verbos, hay pacientes que han tenido un daño cerebral y de golpe son capaces de decir muchos más verbos que nombres, y otros pacientes que pasan a utilizar más nombres que verbos, y por lo tanto hemos visto que existen circuitos cerebrales que se encargan más de los verbos y otros de los nombres. A partir de ahí, miramos en hablantes bilingües si estos mismos circuitos actúan con la segunda lengua, hasta qué punto la organización en el cerebro de la segunda lengua sigue esos mismos principios.

¿Qué hay que entender, por hablante bilingüe?

El bilingüismo no tiene una definición, sino casos muy diversos. Yo viví cuatro años en Estados Unidos, por ejemplo, y hablo en inglés con mi hijo. ¿Soy bilingüe en inglés? ¿O no lo soy? O, por lo que respecta al catalán y el castellano, ¿quién es bilingüe, el que los habla los dos? ¿O solo aquel que hablaba en catalán con su padre y castellano con su madre y, por lo tanto, los aprendió al mismo tiempo? Siempre que intentamos definir el bilingüismo excluimos a grupos de gente, y por ello lo que hacemos es añadir adjetivos al concepto bilingüismo: bilingüismo proficiente, de adquisición simultánea, de adquisición sucesiva, no proficiente…

¿Qué problemas supone ser bilingüe?

Los bilingües conocen menos palabras en cada una de las lenguas que los monolingües, por ejemplo. Si sumas las palabras que conocen en total son más, claro, pero un monolingüe puede conocer 60.000 palabras de su idioma, por las 40.000 de cada idioma que sabe un bilingüe. Si cada día juegas cuatro horas a squash y cuatro horas a tenis, mientras que yo me ejercito las mismas horas pero todas haciendo tenis, entonces yo jugaré mejor que tú a tenis. Más desventajas: al bilingüe le cuesta más encontrar la palabra exacta, tiene «puntas de la lengua» más a menudo, porque cambia constantemente de lengua, y las puede practicar en un 50-50 o 70-30, mientras que el monolingüe está 100% concentrado en una sola lengua y no le cuesta tanto recuperar las palabras no usuales. Por último, está el consumo de energía. Cuando hablas catalán no puedes apagar el castellano, debes focalizarte en una lengua y apagar la otra, y esto un monolingüe no debe hacerlo. El bilingüismo hace que dediquemos más recursos y gastemos más energía en este monitoreo lingüístico. Es como cuando vas a Inglaterra y acabas cansado de tanto forzarte a hablar inglés, de tanto intentar apagar el catalán y el castellano y concentrarte en el inglés. Sin embargo, este desgaste es solo energético, no se desgastan las neuronas, de hecho ocurre lo contrario.

¿Y las ventajas que aporta el bilingüismo?

Pues esta gimnasia lingüística del controlar dos lenguas e ir focalizando ahora una y ahora la otra se ha visto que es beneficiosa, y que afecta a otras estructuras cerebrales y procesos cognitivos fuera de la lengua. Encontramos que las personas que son bilingües focalizan mejor la atención en estímulos, tienen un mejor control atencional, tienen más materia gris y conexiones neurales en determinadas zonas, lo que les hace tener una reserva cognitiva mayor cuando son viejos: en la gente bilingüe, el declive cognitivo es más lento. Hay estudios que han visto, por ejemplo, que en pacientes con Alzheimer la gente que es bilingüe llega más tarde quejándose al médico que los monolingües. Esto no significa que no tengan Alzheimer, de hecho tienen el mismo daño cerebral, pero tienen estrategias compensatorias causadas por esa gimnasia que realizan durante sesenta años.

¿Qué aplicaciones prácticas tienen todos estos estudios?

Entender mejor cómo funciona la representación cortical del lenguaje puede ayudarnos en muchas cosas, decidir si operar a una persona o no, por ejemplo. Ante tumores cerebrales, podremos saber cómo quedará el paciente, si perderá la lengua o no. O en pacientes con ictus, si son bilingües, ¿en qué lengua les hacemos la rehabilitación? ¿La hacemos en la que ha quedado mejor? ¿En la que ha quedado peor? ¿En la que es más útil? Además, estas investigaciones también ayudan en el aprendizaje de idiomas: en la medida en que descubrimos qué técnicas son mejores para aprender, o qué predisposición tiene cada persona por los idiomas: de pequeños podremos saber qué niños son más sensibles a contrastes fonológicos, y por lo tanto cuáles tendrán mayor capacidad para los idiomas, etcétera.

Contemporary Museum of Calligraphy

Otra pregunta que seguro que te plantean siempre: para aprender una lengua, ¿es necesario empezar cuanto antes?

Existe el tópico de que hay que hacerlo cuanto antes, pero depende de para qué cosas. Sabemos que los sonidos y el acento hay que aprenderlos muy rápido. Es cierto que hay variabilidad individual, gente con capacidad de adoptar bien los acentos, pero en general el acento se coge durante el primer año de vida. La sintaxis también hay que aprenderla de joven, pero la adquisición de palabras nuevas, por ejemplo, no tiene edad, se hace toda la vida. Estás aprendiendo palabras nuevas en catalán cada día. Esta cuestión siempre despierta mucha controversia, porque en Cataluña queremos que los niños aprendan inglés cuanto antes, pero ponemos los profesores de inglés nativos en los cursos más avanzados, y los maestros no nativos en las clases de los pequeños. ¡Deberíamos poner a los profesores nativos al principio, con los pequeños! Esta cuestión siempre genera polémica, siempre que hablo de ello recibo correos de profesores de primaria quejándose.

En el Estado español tu investigación siempre ha sido muy politizada.

Ya lo creo, cuando me llaman las radios de aquí sé que quieren que explique las ventajas del bilingüismo, y en Madrid siempre me preguntan por las desventajas… Pero, más allá de lo que suceda en el cerebro, el bilingüismo es una decisión de la sociedad, hemos decidido ser bilingües o no serlo con independencia de lo que ocurra en el cerebro.

En el mundo el bilingüismo es la norma y el monolingüismo la excepción.

Sí, el monolingüismo no es tan común. En Europa es relativamente poco común, la mayoría de ciudadanos europeos hablan más de una lengua. Otra cosa es que seas bilingüe desde la cuna, eso es menos común, pero contactos entre lenguas hay muchísimos y en todo el mundo.

Alternativas a la evolución

5 de marzo de 2014 No Comments

Los retos y los nuevos descubrimientos en la investigación en neurociencias centran «El cerebro» el tercer debate ICREA-CCCB, que en los próximos cuatro martes nos permitirá conocer los trabajos de algunos de los investigadores en neurociencias más importantes del país. El próximo 11 de marzo inaugura el ciclo Ricard Solé, profesor de investigación ICREA en la Universidad Pompeu Fabra, con la conferencia Cerebro(s): autómatas, accidentes y evolución sintética sobre la vida sintética y las posibilidades que se abren de manipular y hallar alternativas a la evolución darwiniana.

El investigador ICREA Ricard Solé

¿Qué entendemos por evolución sintética?

Nosotros trabajamos con sistemas complejos, y la biología sintética es una parte de nuestra investigación en que nos planteamos hasta dónde se puede llegar en la construcción y el diseño a partir de componentes biológicos, si podremos crear algún tipo de sistema que lleve a cabo computaciones y tomas de decisión, sistemas que aprendan y puedan imitar, y por lo tanto se puedan comparar con el cerebro o los sistemas neuronales. En mi departamento nos planteamos qué se puede hacer y qué no se puede hacer. La evolución ha creado una serie de estructuras, como el cerebro, que es una gran innovación, pero nosotros nos preguntamos: «¿habría alternativas?» «¿Esta es la única solución posible?». Si algún día desarrollamos una tecnología que permita imitar algo parecido al cerebro, con inteligencia, conciencia, cognición o empatía, ¿este sistema debe imitar obligatoriamente la vida? O ¿hay alternativas? A partir de aquí, nos formulamos esta pregunta a muchas escalas.

¿Qué papel desempeña el cerebro, en vuestra investigación?

En el laboratorio no podemos crear cerebros, pero estamos manipulando células que normalmente son individualistas, que no saben hacer más que buscar comida. Estamos logrando que se comuniquen y que tomen decisiones colectivamente, como las hormigas, que puedan aprender, que puedan tomar decisiones, etcétera. La evolución ya inventó eso, pero nosotros tenemos la posibilidad de alterar el proceso, de poner cosas que la evolución no ha previsto. Y la biología sintética se está replanteando cosas que teníamos muy claras, como el envejecimiento o la muerte. Todos pensábamos que el envejecimiento era un proceso inevitable, pura termodinámica, pero es mentira, el envejecimiento se puede detener. La evolución, de hecho, nos ha traído aquí porque la forma natural es vivir lo suficiente para reproducirnos y ya está, pero en el laboratorio hemos encontrado que puedes manipular los terminales de los cromosomas para que uno de los enzimas del envejecimiento no funcione, y se han conseguido ratones que viven tres veces más y que logran morir jóvenes. Por lo tanto, esa regla, ese «principio de diseño» nos lo podemos saltar. Nosotros nos preguntamos hasta dónde podemos llegar con estas alternativas, si existen alternativas al envejecimiento, podemos diseñar sistemas donde el envejecimiento no tenga por qué ser una de las reglas básicas. Esto genera más preguntas, y nos hace pensar si hay muchas cosas de esas que dábamos por hechas y que quizá deberíamos cuestionar.

El cerebro, por ejemplo, es óptimo con muchas cosas, pero un desastre en muchas otras: el cerebro consigue que su funcionamiento tenga un coste metabólico muy bajo, y eso somos incapaces de recrearlo los científicos, pero, en cambio, hay cosas muy ineficientes, el cerebro se ha ido montando a partir de lo que había antes. Dentro del cerebro de un humano está el cerebro del reptil, el cerebro de la rata, etcétera, y ello genera muchos conflictos en nuestra manera de pensar, a la hora de tener creencias estúpidas. Si queremos construir una máquina, ¿es importante tenerlo en cuenta? ¿O hasta dónde es importante que hayamos sido niños? Nosotros aprendemos el lenguaje en un proceso de aprendizaje que empieza en la infancia, y hemos visto que quizá para que pasen determinadas cosas es preciso este proceso, es necesario que seamos niños. Ya hay gente que trabaja en robots «infantiles», y quizá el diseño de sistemas complejos también debe pasar por un proceso de crecimiento.

Sea como fuere, la vuestra es una investigación sin resultados prácticos inmediatos…

Sí, es teoría pura. Nosotros siempre hemos sido teóricos, solo hace pocos años que tenemos un laboratorio propio para realizar experimentos. La ambición de nuestro trabajo es intentar entender el origen de la complejidad, y una parte tiene que ver con la cognición, con cómo aprendes, cómo incorporas la información, cómo te adaptas a un mundo externo con la capacidad de predecir o no predecir. Para el ser humano el tiempo es muy importante, por ejemplo, el tiempo nos diferencia claramente de cualquier máquina, tú sabes que hay un futuro y un pasado, pero las máquinas viven el presente. ¿Cómo lo hacemos, para poner eso en una máquina? Nuestro trabajo es plantear las preguntas, aunque estemos lejos de saber las respuestas.

De todos modos, ya tenemos algunos resultados de laboratorio: imagina que conseguimos que unas bacterias se comporten como hormigas, puedan aprender, puedan resolver problemas colectivamente. Estamos intentando recrear en el laboratorio cómo apareció la cooperación hace millones de años. Si somos capaces de hacer eso, se abren horizontes interesantes, podríamos diseñar células que vayan a un tejido y hagan lo que nosotros queramos, reconstruirlo, por ejemplo.

Roomba

¿Cómo trabajáis? ¿Con grandes computadoras? ¿Con simuladores?

El problema puedes abordarlo de muchas formas, desde las matemáticas, haciendo modelos teóricos en los que te plantees la pregunta de manera muy general, o bien con ordenadores, donde hacemos evolucionar circuitos y máquinas artificiales utilizando la evolución darwiniana, es decir, no las diseñamos tal y como lo haría ahora un ingeniero consciente, sino intentando que recreen cómo ha evolucionado la naturaleza. Una parte de nuestra inspiración también viene de la ciencia ficción, cuando leemos cosas que se escribían antes de que comenzara la revolución de la información, en los años cuarenta o cincuenta. Encuentras muchas cosas divertidas, en aquella época, como que el robot que limpiaba la casa no era un Roomba, sino que era un robot con forma humana y un aspirador en la mano, pero más allá de todo eso, hay ciencia ficción muy interesante, que realmente trasciende la tecnología actual. La ciencia ficción también especulaba sobre la interfaz cerebro-máquina, que permitiera expandir el cerebro utilizando tecnología, pero, según lo que sabemos ahora del cerebro, tengo muchas dudas de que ello sea factible.

Luisa F. Cabeza: «Todos los que trabajamos en el ámbito de la energía sabemos que es imposible continuar con este ritmo de vida»

11 de diciembre de 2013 No Comments

Después de conocer el futuro negro que le espera al petróleo, las implicaciones económicas de una reducción del consumo energético y los retos que debe afrontar la energía solar, el ciclo ICREA-CCCB de ‘Retos energéticos’ se cerrará el jueves 19 de diciembre con la conferencia de la catedrática de la Universidad de Lleida Luisa F. Cabeza sobre energías renovables y regulaciones internacionales.

«El uso de energías renovables presenta tres grandes problemas», explica Luisa F. Cabeza. El primer problema es tecnológico, porque estamos al inicio del desarrollo de este tipo de energía y «los rendimientos son muy bajos». Utilizamos energía solar, pero «la cantidad de energía que recuperamos respeto a la cantidad de energía que recibimos aún es muy baja».

«El segundo reto es de costes, las energías renovables son más caras que los combustibles fósiles, por lo tanto es más caro calentar la casa con energías renovables que con petróleo o carbón», dice la investigadora ICREA. «Además, el almacenamiento esta siendo una de las grandes barreras, de nuestro coche el punto débil continua siendo la batería».

Por último, el tercer gran reto de las energías renovables es el reto social: «Las energías renovables no son siempre aceptadas y conocidas en el mundo. La gente no está dispuesta a tener-las en casa o pagar un poco más para tenerlas en casa, no se conocen sus ventajas respecto al resto de energías convencionales». En este sentido, la catedrática de la UdL es pesimista respecto al futuro que nos espera. «Todos los que trabajamos en este ámbito sabemos que es imposible continuar con el ritmo de vida que llevamos». Según Cabeza, «hay que cambiar de forma de vida, pero no se sabe muy bien como hacerlo, porque no es fácil decirle a la gente que ahora que nos hemos acostumbrado a tener calefacción y aire acondicionado de pronto será demasiado caro y ya no podremos tenerlo. O que no podremos ir en coche a todos lados, y la gente que piensa que irá en avión tampoco podrá, porque todo volverá a ser como hace 30 años, cuando coger un avión era realmente caro». «La tecnología se desarrollará mucho, pero nunca llegaremos a tener el milagro del petróleo», resume Luisa F. Cabeza.

La entrada a las conferencias es gratuita. También se pueden seguir en directo por Internet y en Twitter con #debatsICREA.

Andreu Cabot: «Aún tenemos problemas para almacenar electricidad»

3 de diciembre de 2013 No Comments

Aunque algunos países como Dinamarca ya generen el 30% de su energía por vías renovables, la tecnología actual aún no es completamente eficiente y resulta demasiado cara. Para conocer de primera mano esta problemática, el próximo martes 10 de diciembre visitará el CCCB el investigador Andreu Cabot, del Institut de Recerca en Energia de Catalunya (IREC).

El equipo de Cabot en el IREC investiga nuevos materiales que mejorarán las placas solares y los dispositivos de conversión energética, para intentar abaratar y mejorar estos procesos. «El almacenamiento de la energía eléctrica aún no está solucionado», explica Cabot, ya que las baterías eléctricas no pueden competir con la gasolina. «Un litro de gasolina tiene mucha más energía que una batería del volumen equivalente», ejemplifica este investigador, que añade que «la duración de las baterías es otro problema por resolver».

Pero, a pesar de los retos tecnológicos que afronta la comunidad científica, Cabot se muestra optimista respecto a un futuro lleno de energías alternativas: «Si la energía de los combustibles fósiles se va encareciendo y la que producimos con procesos fotovoltaicos o termoeléctricos va bajando de precio, al final estos dos costes coincidirán y podremos reemplazar buena parte de los combustibles fósiles con otras fuentes renovables de energía».

Andreu Cabot hablará de los problemas actuales y las perspectivas de futuro de la energía solar en la tercera sesión de los debates ICREA-CCCB, que lleva por título ¿La técnica podrá encontrar soluciones a los retos energéticos? y que se celebrará el próximo martes 10 de diciembre a las 19:30 horas en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. Lo presentará Joan Vila i Simon, profesor de Tecnología energética en la Universitat de Girona (UdG) y será el penúltimo debate del ciclo, una colaboración estable entre el CCCB y la Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats (ICREA) para dar a conocer al gran público los avances y retos de la investigación de alto nivel que se realiza hoy en Catalunya.

La entrada a las conferenciaas es gratuita. También se pueden seguir en directo por Internet y en Twitter con #debatsICREA.

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Jeroen van den Bergh: «La transición a un sistema energético más sostenible no es tan lógica económicamente»

27 de noviembre de 2013 1 Comment

Reducir el consumo energético podría no ser tan beneficioso como podríamos pensar a primera vista. En esta línea se mueven las investigaciones de Jeroen van den Bergh, que advierte que no debemos ser tan optimistas sobre los efectos económicos de los cambios que debemos hacer por razones medioambientales (como apostar por las energías renovables), ya que estos cambios siempre tendrán unos efectos indirectos que en primera instancia son invisibles. Un ejemplo que propone el profesor: con buena intención, una persona utiliza menos calefacción para reducir el consumo energético mientras que, por otro lado, el dinero que ahorra lo acaba invirtiendo en actividades que consumen incluso más energía, como un viaje en avión.

Jeroen van den Bergh considera que la creencia de que el crecimiento económico (entendido como aumento del Producto Interior Bruto) nos llevará a un mundo mejor es engañosa porque hoy en día las inversiones todavía se producen en los sectores y las actividades más contaminantes.

Premio Sant Jordi de Medio Ambiente 2011, Jeroen van den Bergh es profesor de investigación ICREA en el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales (ICTA) de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), donde investiga las causas, consecuencias y posibles estrategias para solucionar los problemas ambientales desde la perspectiva económica. El próximo martes 3 de diciembre de 2013, a las 19.30 horas, ofrecerá en el CCCB la conferencia “El reto energético: un reto social y económico” en el marco del ciclo de debates ICREA-CCCB “Retos energéticos: presente y futuro“.

La entrada a las conferencias es gratuita. También se pueden seguir en directo por Internet y en Twitter con #debatsICREA.

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