La exposición “La Trieste de Magris” tiene que visitarse en compañia.
La exposición “La Trieste de Magris” tiene que visitarse, al menos, con tres de los cinco sentidos: vista, oído y tacto.
Si lo hacéis así, aunque la muestra hable de una ciudad italiana poco turística y de un escritor, Claudio Magris, más bien poco leído, todo el mundo saldrá de las salas de exposición habiendo vivido una experiencia única. Incluso los enfermos de Alzheimer.
El octubre pasado el CCCB inició un programa de visitas a nuestras anteriores exposiciones para enfermos de Alzheimer, acompañados por sus familiares y cuidadores. La primera experiencia la tuvimos con la muestra “Por laberintos” que ya explicamos en este blog.
Con “La Trieste de Magris” los tres responsables de esta iniciativa, de entrada, frunzimos el seño. La combinación Trieste, Magris y Alzheimer nos parecía impossible.
Pero finalmente pasó lo contrario. El magnífico montaje de la exposición realizado por la arquitecta italiana Paola Navone que interpretó a la perfección el guión del comisario, Giorgio Pressburger, ayudó mucho.
El recorregut expositiu és un viatge pels principals escenaris de la ciutat de Trieste, els del passat i els del present. És una invitació a conèixer els intel·lectuals que hi van viure, treballar i crear. És un passeig pels racons de la ciutat, els que Magris descriu en els seus llibres.
Els malalts que ens van acompanyar en aquest viatge estaven oberts a sentir, a escoltar, a debatre, a preguntar, a riure, a emocionar-se. I qui s’emociona, emociona.
Sí, l’exposició “La Trieste de Magris” s’ha de visitar en companyia. I encara més si la companyia és tan bona.