“Yo llamaría a la crítica una creación dentro de una creación”. Estas palabras salieron del puño y letra de Oscar Wilde en su emblemático ensayo El crítico como artista publicado a finales del siglo XIX. El cine estaba entonces a punto de ponerse los pañales y de convertirse en “el tren eléctrico más fabuloso que un niño podría tener”, que diría Orson Welles. Y, aunque Wilde aplicaba su estudio al ámbito de la crítica artística, por extensión sus líneas podrían asirse oportunamente a este mismo desempeño en el ámbito cinematográfico.El Taller de Crítica Cinematográfica, que organiza la Associació Catalana de Crítics i Escriptors Cinematogràfics (ACCEC) en colaboración con el Institut d’Humanitats y el Centro de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB), tiene la ambición de trazar, a lo largo de catorce sesiones, una panorámica variada sobre el ejercicio de la crítica de cine mediante la combinación de un apartado histórico-teórico y un taller de carácter práctico. De esta manera, no solo se abundará en los orígenes de este campo profesional que empezó a coger fuerza al conquistar el cine su estatuto artístico a mediados de los años treinta y que entraría más adelante en la modernidad —con la emblemática troupe de los Cahiers du cinéma fundada por André Bazin en 1951—, sino que trascenderá el papel en el que tradicionalmente se ha desarrollado su labor para explorar otras fórmulas y otros soportes con la democratización que Internet posibilita a partir de los noventa.
Crítica analítica, crítica académica, crítica periodística, crítica impresionista, crítica experimental, crítica audiovisual… Sus vestimentas múltiples y su naturaleza poliédrica serán convocadas durante las lecciones que diferentes especialistas y profesionales del sector ofrecerán para tratar de organizar y clarificar una disciplina que en algunas ocasiones ha debido enfrentarse, ya no solo a la precariedad monetaria, sino a la falta de reconocimiento público, a menudo asentada en los prejuicios de quienes la consideran un campo yermo, infructuoso y/o narcisista. Porque, al fin y al cabo, y tras leer las líneas de algún texto reflexivo, ¿quién no ha descubierto alguna vez una película inolvidable? ¿Quién no ha cuestionado (o ha afianzado) su opinión razonada sobre el último filme que acababa de ver? ¿Quién no ha enriquecido en alguna ocasión su perspectiva sobre algún título que le había pasado con indiferencia o extrañeza y ampliado así su consciencia sobre los límites que supone la percepción individual?
No hay que olvidar que la crítica de cine surge, en primera instancia, de la pasión cinéfila y conlleva el cultivo de una sensibilidad (y de una memoria sensible). Entre sus voluntades destacan las de motivar una actitud reflexiva y razonada, educar el gusto, contextualizar en un tiempo y espacio humanos, despertar y contagiar entusiasmo… Durante catorce jornadas los participantes en este taller tendrán también la oportunidad de desarrollar su propia capacidad crítica frente a las películas, no solo a través de las prácticas de redacción escrita contempladas en el programa, sino también mediante la concepción de un vídeo-ensayo donde el alumno manipulará imágenes en un software de edición de vídeo digital para proponer una pieza reflexiva y/o creativa a partir de ellas. En su reverenciado artículo publicado originariamente en Film Ideal, “Las gafas de Parménides (Algunas reflexiones acerca de la crítica y su ejercicio)”, José Luis Guarner citaba la definición de crítica de Jean Douchet: “La crítica no es otra cosa que una tentativa de comunión entre dos sensibilidades, la del autor y la del crítico, en y por la obra, en y por el arte específico de esta obra”.
Covadonga G. Lahera es miembro de la ACCEC.