Todos hemos tenido la sensación de haber sido testigos de algo irrepetible en algún momento en la vida. Ayer jueves, los que tuvimos la suerte de presenciar la segunda sesión de TÓCAME LAS PALMAS dentro de la programación de FLAMENCO CIUTAT VELLA, salimos con esa sensación del hall del CCCB.
Belén Cabanes, Montse Sánchez y Eli Ayala (bailaoras), Zambullo (cante), Dani Tejedor (batería) y Pablo Logiovine (bandoneón) nos regalaron un ejercicio de improvisación que nos cautivó por su fuerza, su frescura y un fuerte carácter innovador. Precisamente los objetivos que persigue la programación de Flamenco Empírico, una experiencia comisariada por Juan Carlos Lérida en colaboración con el Mercat de les Flors yTaller de Músics que este año supone la novedad más destacable de la presente edición del festival.
Durante una hora las tres bailaoras evolucionaron a partir de la base propuesta por la batería de Dani Tejedor, la sutileza del bandoneón de Pablo Logiovine y arropadas por la suave voz rasgada –portentosa por su juventud- de José Manuel Doya (zambullo). El cuadrilátero escénico no daba abasto para acoger las constantes evoluciones de una hiperactiva Montse Sánchez, el porte de Belén Cabanes y la sutileza de Eli Ayala, en tránsito continuo entre los territorios conocidos, la contemporaneidad y lo que está por llegar.
Porque al fin y al cabo, eso es lo que sentimos que habíamos presenciado: Flamenco del s.XXI.