Jaume Bertranpetit ofrecerá la conferencia “La selección natural en humanos: pasado, presente y futuro” el próximo lunes, 4 de noviembre, a las 19:30h en el CCCB. Lo hará en el marco del ciclo Evolución y cultura, que el CCCB organiza junto a B-Debate. Presentará la conferencia Montserrat Vendrell, directora general de Biocat.
Cuando Darwin explicó que la selección natural era el motor de la evolución, se produjo una gran revolución en el pensamiento de la humanidad: se podía dar una explicación mecanicista, física, al proceso que explica la evolución de las especies. Por tanto, no sólo se pudo entender el mecanismo de la evolución de las especies, sino que se daban sus causas naturales, basándose en la selección natural. La visión naturalística de lucha por la supervivencia, que reflejan los documentales de televisión, es la que ha imperado durante largo tiempo.
¿Cuál es la interpretación que tenemos hoy de la selección natural, cuando hemos aprendido tanta biología y, sobre todo, hemos aprendido a descifrar los genomas de los seres vivos? ¿Qué sabemos de la selección natural en la era genómica?
Lo más importante, sin duda, es que podemos ver las huellas dejadas por la selección natural cuando ha actuado en una región del genoma. Podemos ver que los diferentes individuos de una población tienen menos variación de la que esperamos en la mayoría de genes por un hecho bien simple: las variaciones en estas regiones del genoma producen anomalías en los portadores, esto quiere decir que las mutaciones en los genes producen enfermedad o, en otros términos, que hay selección purificadora. Pero la selección natural, además del aspecto conservador, es fundamental para entender las innovaciones, los cambios que están en la base de nuevas adaptaciones.
La selección positiva o adaptativa es aquella que favorece a los individuos con ciertas características y las hace preeminentes en las poblaciones y las especies. Las características que hacen que cada especie, cada población, tenga unas adaptaciones concretas que las hacen únicas, bien adaptadas. Así, tenemos que la selección natural está en la base para entender todas las características novedosas de las especies, todas las diferencias remarcables que tienen las especies o las poblaciones y que dan la inmensidad de las adaptaciones, que están no sólo en las especies o poblaciones de animales o plantas que nos maravillan, sino que están también en nosotros.
El hecho de que los humanos sean una especie diferenciada de otras implica no sólo una historia. Más allá de las formas fósiles de nuestros antepasados nos podemos preguntar cuáles son las singularidades biológicas humanas y cómo el conocimiento del genoma nos ayuda a entenderlo. En el fondo, la pregunta interesante es: ¿qué hace humano a un humano? O, dicho en otros términos, ¿cuáles son las características humanas que nos diferencian de otras especies cercanas (por ejemplo, el chimpancé) y podemos saber que son fruto de adaptaciones y por tanto que han estado sometidas a selección natural adaptativa? ¿Podemos hablar de las bases biológicas del “hecho humano”?
Yendo más allá, nos podemos plantear si hay adaptaciones que se pueden ver como rasgos diferenciales entre las poblaciones humanas. Aquí las herramientas genómicas nos han permitido ver cómo características bien diferentes entre grupos humanos son fruto de la selección natural: la pigmentación, la resistencia a enfermedades infecciosas, la adaptación a la altura. Y los casos son bien claros e interesantes.
Cuando entender la adaptación nos lleva a caracteres complejos, que dependen de muchos genes y de la interacción con el ambiente, la biología actual se encuentra con dificultades explicativas: conocemos aún poco de cómo el fenotipo y el genotipo están relacionados y las adaptaciones en caracteres complejos están explorando la complejidad de las interacciones entre muchos y complejos elementos.
Entendemos bien los principios básicos de la selección natural; entendemos cómo leer sus huellas en el genoma y la relevancia de su impacto funcional; conocemos los principios básicos de los resultados de la exploración de los genomas, y se abre ante nosotros la gran explicación causal de nuestra misma naturaleza y unidad, como especie y como población.