El poder ya no es lo que era. Se está degradando, fragmentando, erosionando hasta el punto de que ya nadie tiene suficiente capacidad para coger la sartén por el mango y hacer lo que hay que hacer. Lo dice Moisés Naím, espectador de primera fila de los principales centros de poder del mundo (o de su desaparición), pues él mismo es uno de los analistas más influyentes de la política y la economía internacionales, columnista de un buen puñado de diarios de referencia en América y Europa, y fue ministro de Comercio e Industria de Venezuela en los años 90.
Su tesis es que ya no manda más quien es más grande o más fuerte, sino que el poder i la influencia dependen cada vez menos del tamaño, la geografía, la historia o la tradición. Esto no quiere decir que los grandes actores tradicionales, como los partidos políticos y los sindicatos, las grandes organizaciones, los ejércitos, los centros religiosos o las grandes empresas y corporaciones dejen de existir, pero sí que tendrán menos peso y menos capacidad para cambiar las cosas y tomar decisiones determinantes. Por el contrario, pequeñas organizaciones consiguen operar rápidamente en el ámbito internacional y tener repercusiones globales. Son lo que Moisés Naím llama “micropoderes”: desde empresas pequeñas que se las componen para desbancar a firmas multinacionales, a activistas a favor de la democracia o pequeños partidos minoritarios, pero también lobbies, piratas cibernéticos, delincuentes o grupos que utilizan formas alternativas de adquirir influencia que sortean las estructuras formales del sistema.
En definitiva, según Naím, el poder está cambiando. Cada vez es más fácil conseguirlo, i es más difícil mantenerlo y utilizarlo. Pero, tal como advierte Naím, antes de dejarnos llevar por el entusiasmo de pensar que esto conduce indefectiblemente a una sociedad más horizontal, liberada de viejas oligarquías, descentralizada y flexible, hemos de considerar que la erosión del poder tradicional también puede generar inestabilidad, desorden y parálisis ante problemas complejos.
Para intentar aclarar un poco más quién manda, quién está consiguiendo el poder y quién lo está perdiendo, cómo y por qué pasa todo esto, y qué consecuencias tendrá sobre nuestras vidas, Moisés Naím hablará con Antoni Bassas el próximo jueves, 13 de noviembre, a las 19:30h en el CCCB. Lo hará en el marco de la conferencia: “¿Quién manda? Las mutaciones del poder contemporáneo”, que el CCCB organiza a raíz de la presentación del nuevo libro de Naím, El fin del poder. Empresas que se hunden, militares derrotados, papas que renuncian y gobiernos impotentes: cómo el poder ya no es lo que era (Debate, 2013). Os esperamos. #MoisesNaim
Les dificultats i el poder entren a un joc d´equilibris quan les competencies disminueixen. Però la saturació de personal qualificat dins un mercat d´ofertes que demanden altres necesitats pot causar l´efecte contrari.
Traspasar les línies de control per gestionar l´activitat de grans colectius pot esdevenir una tasca massa delicada com per mantenir un alt nivell de competencies dins un ampli grup social.
Els valors actuals s´actualitzen sovint, provocant que la crida a la identitat pròpia i una recerca constant sigui una possible via cap a una altra sortida.