Jordi Nopca

El arte de crear nuevos lectores

10 de junio de 2014 No Comments

El canon literario es un compendio de obras que superan el olvido del tiempo y siguen siendo leídas. En la operación de mantener con vida libros que no son de estricta actualidad –ofrecerlos a nuevos lectores, que los interpretan de forma renovada– tienen un papel fundamental aquellas editoriales que apuestan por la publicación de clásicos más o menos desconocidos.

Kosmopolis. Programación continua propuso una mesa redonda con cinco editoriales para las que los clásicos son estructurales en su catálogo, las catalanas Edicions de 1984Minúscula y Sajalín, la turca Metis y la holandesa Lebowski. Edicions de 1984 es, junto a Metis, el proyecto más veterano: ambas cuentan con tres décadas de trayectoria. La primera ha recuperado la obra de autores como Dino Buzzati, Hans Fallada, Kurt Pinthus, Aleksandr Pushkin, Honoré de Balzac, Lev Tolstói, Juli Vallmitjana, Eduard Girbal Jaume y, más recientemente, Walt Whitman, William Faulkner y Alfred Döblin. En el caso de Metis, fundada en 1982 en Estambul, ha dedicado buena parte de los casi 800 títulos publicados hasta ahora a «la alta literatura y la teoría crítica»: en el primer apartado incluyen a Georges Perec, Marguerite Yourcenar, Henry Bauchau y Bilge Karasu; en el segundo, han publicado obras de Ludwig Wittgenstein, Walter Benjamin, Emil Cioran y Sigmund Freud.

Minúscula, que en 2015 celebró 15 años de trayectoria, ha construido desde los dos primeros títulos –de Joseph Roth y Marisa Madieri– un catálogo que, en palabras de su editora, Valeria Bergalli, tiene «un marcado interés por la cultura europea, por un patrimonio artístico que nunca ha entendido de fronteras y por escritores que, en épocas decisivas, descifraron con extraordinaria sensibilidad el signo del tiempo». De este modo, ha apostado por autores como Varlam Shalámov, Giani Stuparich, Gertrude Stein, Annemarie Schwarzenbach, Hans Keilson, Svetislav Basara, Pierre Bergounioux, Rachel Bespaloff y Shirley Jackson. Coincidiendo con el décimo aniversario, empezó una colección en catalán, en la que ha publicado a Antón Chéjov, Dacia Maraini y Ferdinando Camon, entre otros autores.

En el caso de la holandesa Lebowski, combina la edición de autores contemporáneos neerlandeses con clásicos como Natsume Sōseki, Gaito Gazdánov, Erich Kästner y Cornelis Bastiaan Vaandrager, y con nombres consagrados de las letras norteamericanas del siglo xx, como Jack Kerouac, William S. Burroughs y Charles Bukowski.

Sajalín es, de las cinco editoriales presentes en la mesa redonda, la más joven de todas. Su apuesta es muy clara, «publicar en castellano obras inéditas u olvidadas de la mejor narrativa extranjera contemporánea». En solo cinco años ha permitido a los lectores descubrir la obra de Edward Bunker, Seumas O’Kelly, Osamu Dazai, Kenneth Cook, Edlef Köppen, Beppe Fenoglio y Luigi Bartolini. Recientemente ha incorporado novelas de Waguih Ghali y Dambudzo Marechera.

La mesa redonda «Clásicos desconocidos» formaba parte del proyecto Schwob, que quiere dar a conocer en toda Europa unos cuarenta libros de alta calidad literaria que aún están poco traducidos, entre los cuales hay títulos de Miklós Bánffy, Tibor Déry, Kees Bordewijk, Víctor Català y Álvaro Cunqueiro. La jornada siguió con una segunda sesión de debate con escritores que han empezado a abrirse camino recientemente. Es el caso de Marina Espasa, Yannick GarciaJenn Díaz y David Gálvez. Espasa debutó en el año 2012 con la novela La dona que es va perdre (Empúries), y este 2016 ha publicado El dia del cérvol (L’Altra). Garcia, que se dio a conocer con De dalt i de baix (Edicions 62), poemario que ganó el premio Gabriel Ferrater en 2003, después de un paréntesis de casi una década ha regresado con los libros de cuentos Barbamecs (Cossetània, 2012) y La nostra vida vertical (L’Altra, 2014): este último mereció el premio Documenta. Jenn Díaz es la más joven de los cuatro autores –solo tiene 28 años– y, sorprendentemente, la que más ha publicado: Mare i filla (Amsterdam, 2015) ya es su quinta novela, la primera en catalán. Gálvez, nacido en Vilanova i la Geltrú pero residente en Andorra, presentó una primera novela, singular y arriesgada, Cartes mortes (Males Herbes), y en 2015 publicó Res no és real (Males Herbes).

Podéis ver el debate en el siguiente vídeo.

 

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