Peter Wagner: “El mecanismo de dominación y resistencia a la dominación es lo que nos ha supuesto progreso”

3 de marzo de 2015 No Comments

El Debate de Barcelona de este 2015 encara la recta final con la conferencia del sociólogo Peter Wagner, que situará los conceptos de «progreso» y «modernidad» en el marco del léxico político actual y propondrá nuevas lecturas y puntos de vista para actualizar su sentido. Le entrevistamos para conocer algunos detalles de su conferencia.

En la conferencia del próximo lunes 9 de marzo revisarás los conceptos políticos de «progreso» y «modernidad».

Hablaré del concepto de «progreso» relacionado con la «modernidad», empezando por ver cómo nuestras sociedades occidentales han creído fuertemente en el progreso durante los últimos dos siglos, el progreso entendido no solo como una posibilidad, sino como algo que sucedía: creíamos que la sociedad seguiría mejorando. Las cosas fueron así hasta hace treinta o cuarenta años, y entre 1979 y 1989 algo pasó que nos hizo perder la creencia en el progreso. En la conferencia explicaré cuáles son las razones de esta pérdida de confianza, y explicaré que como sociedad tenemos demasiadas cosas por mejorar para rendirnos y abandonar el concepto de «progreso». Debemos intentar recuperarlo, y probablemente dotarlo de un nuevo sentido.

¿Qué dimensiones tiene el progreso?

Uno de los problemas de nuestros antepasados es que desarrollaron un concepto de «progreso» que implicaba mejoras en todos los frentes. De ahí esa fuerte creencia en el progreso que tenían y las grandes decepciones cuando el progreso no funcionaba como esperaban. Yo hablaría de cuatro componentes del progreso: el progreso en el conocimiento, el progreso económico, es decir, en la satisfacción de las necesidades humanas, el progreso social y el progreso político. Hay que distinguir y ver en qué ámbito ha habido progreso y en cuál no en cada momento, y cuáles son las condiciones necesarias para el progreso de cada una de estas dimensiones.

¿Qué causa el progreso?

Si miramos atrás, sorprende ver esa confianza tan fuerte en el progreso. Antes de 1800, la gente tenía la percepción de que las cosas mejoraban, pero también sabían que en cualquier momento todo podía irse al traste, y seguían así sin fin, entre mejoras y empeoramientos, no creían en ningún progreso que durara siempre. Pero desde la Revolución Francesa esto cambia con las ideas de la Ilustración y con la asunción de que «la humanidad dejaría atrás el estado de inmadurez», como decía Kant, al entender que los seres humanos libres y autónomos tenderían a mejorar su condición. Esta fue la gran fuerza motora. A partir de ahí vemos muy claramente las líneas de progreso en el conocimiento y las líneas de progreso material. Se asumía que los seres humanos libres pueden perseguir su interés, y con esta libertad la riqueza de las naciones crecía y todo el mundo vivía mejor. Vivíamos, por lo tanto, asumiendo que la libertad llevaba progreso.

¿Cómo cambia nuestra percepción de progreso, a partir de los años ochenta?

La gran decepción, ya a mediados del siglo XX pero claramente en los años setenta y ochenta, se produce al constatar que se ha conseguido esta libertad, pero no nos ha implicado progreso, al menos no en todos los frentes. Y aquí radica el malentendido histórico: contaré que históricamente el progreso que hemos tenido no era causado por la interacción de hombres libres, sino a través de la explotación. De hecho, en el siglo XIX, no había muchos hombres libres, la mayoría estaban oprimidos, y lo que había entonces era libertad entre las élites europeas para explotar la naturaleza, para explotar las colonias y para explotar a la clase trabajadora de su propia sociedad, y eso propició progreso material, un progreso material a través de la explotación. El mecanismo de dominación y resistencia a la dominación es lo que nos ha supuesto progreso, y esto terminó entre 1970 y 1980 con la desaparición de las colonias, la emancipación de las mujeres y la igualdad de derechos en prácticamente todas las sociedades. Por ello tenemos que replantearnos el progreso: ya no podemos conseguir más progreso a partir de los mecanismos de dominación y resistencia y hay que definir qué es el progreso ahora que somos iguales y libres.

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