«El Cerebro», el tercer ciclo de debates ICREA-CCCB, prosigue el próximo martes con la conferencia «El cerebro bilingüe» del profesor de investigación ICREA Albert Costa, una de las referencias mundiales en este ámbito de la neurolingüística. Hemos hablado con él para que nos adelante los puntos clave de su investigación.
Tu ámbito de investigación consiste en cómo se instalan las lenguas en el cerebro en el caso de los hablantes bilingües. ¿Esto significa que tenéis detectadas en qué partes se almacenan los verbos y en cuál los nombres, por ejemplo?
Hay que considerar el cerebro como circuitos, no como áreas aisladas. Con neuroimágenes sabemos qué circuitos se activan con el habla. En el caso de los nombres y los verbos, hay pacientes que han tenido un daño cerebral y de golpe son capaces de decir muchos más verbos que nombres, y otros pacientes que pasan a utilizar más nombres que verbos, y por lo tanto hemos visto que existen circuitos cerebrales que se encargan más de los verbos y otros de los nombres. A partir de ahí, miramos en hablantes bilingües si estos mismos circuitos actúan con la segunda lengua, hasta qué punto la organización en el cerebro de la segunda lengua sigue esos mismos principios.
¿Qué hay que entender, por hablante bilingüe?
El bilingüismo no tiene una definición, sino casos muy diversos. Yo viví cuatro años en Estados Unidos, por ejemplo, y hablo en inglés con mi hijo. ¿Soy bilingüe en inglés? ¿O no lo soy? O, por lo que respecta al catalán y el castellano, ¿quién es bilingüe, el que los habla los dos? ¿O solo aquel que hablaba en catalán con su padre y castellano con su madre y, por lo tanto, los aprendió al mismo tiempo? Siempre que intentamos definir el bilingüismo excluimos a grupos de gente, y por ello lo que hacemos es añadir adjetivos al concepto bilingüismo: bilingüismo proficiente, de adquisición simultánea, de adquisición sucesiva, no proficiente…
¿Qué problemas supone ser bilingüe?
Los bilingües conocen menos palabras en cada una de las lenguas que los monolingües, por ejemplo. Si sumas las palabras que conocen en total son más, claro, pero un monolingüe puede conocer 60.000 palabras de su idioma, por las 40.000 de cada idioma que sabe un bilingüe. Si cada día juegas cuatro horas a squash y cuatro horas a tenis, mientras que yo me ejercito las mismas horas pero todas haciendo tenis, entonces yo jugaré mejor que tú a tenis. Más desventajas: al bilingüe le cuesta más encontrar la palabra exacta, tiene «puntas de la lengua» más a menudo, porque cambia constantemente de lengua, y las puede practicar en un 50-50 o 70-30, mientras que el monolingüe está 100% concentrado en una sola lengua y no le cuesta tanto recuperar las palabras no usuales. Por último, está el consumo de energía. Cuando hablas catalán no puedes apagar el castellano, debes focalizarte en una lengua y apagar la otra, y esto un monolingüe no debe hacerlo. El bilingüismo hace que dediquemos más recursos y gastemos más energía en este monitoreo lingüístico. Es como cuando vas a Inglaterra y acabas cansado de tanto forzarte a hablar inglés, de tanto intentar apagar el catalán y el castellano y concentrarte en el inglés. Sin embargo, este desgaste es solo energético, no se desgastan las neuronas, de hecho ocurre lo contrario.
¿Y las ventajas que aporta el bilingüismo?
Pues esta gimnasia lingüística del controlar dos lenguas e ir focalizando ahora una y ahora la otra se ha visto que es beneficiosa, y que afecta a otras estructuras cerebrales y procesos cognitivos fuera de la lengua. Encontramos que las personas que son bilingües focalizan mejor la atención en estímulos, tienen un mejor control atencional, tienen más materia gris y conexiones neurales en determinadas zonas, lo que les hace tener una reserva cognitiva mayor cuando son viejos: en la gente bilingüe, el declive cognitivo es más lento. Hay estudios que han visto, por ejemplo, que en pacientes con Alzheimer la gente que es bilingüe llega más tarde quejándose al médico que los monolingües. Esto no significa que no tengan Alzheimer, de hecho tienen el mismo daño cerebral, pero tienen estrategias compensatorias causadas por esa gimnasia que realizan durante sesenta años.
¿Qué aplicaciones prácticas tienen todos estos estudios?
Entender mejor cómo funciona la representación cortical del lenguaje puede ayudarnos en muchas cosas, decidir si operar a una persona o no, por ejemplo. Ante tumores cerebrales, podremos saber cómo quedará el paciente, si perderá la lengua o no. O en pacientes con ictus, si son bilingües, ¿en qué lengua les hacemos la rehabilitación? ¿La hacemos en la que ha quedado mejor? ¿En la que ha quedado peor? ¿En la que es más útil? Además, estas investigaciones también ayudan en el aprendizaje de idiomas: en la medida en que descubrimos qué técnicas son mejores para aprender, o qué predisposición tiene cada persona por los idiomas: de pequeños podremos saber qué niños son más sensibles a contrastes fonológicos, y por lo tanto cuáles tendrán mayor capacidad para los idiomas, etcétera.
Otra pregunta que seguro que te plantean siempre: para aprender una lengua, ¿es necesario empezar cuanto antes?
Existe el tópico de que hay que hacerlo cuanto antes, pero depende de para qué cosas. Sabemos que los sonidos y el acento hay que aprenderlos muy rápido. Es cierto que hay variabilidad individual, gente con capacidad de adoptar bien los acentos, pero en general el acento se coge durante el primer año de vida. La sintaxis también hay que aprenderla de joven, pero la adquisición de palabras nuevas, por ejemplo, no tiene edad, se hace toda la vida. Estás aprendiendo palabras nuevas en catalán cada día. Esta cuestión siempre despierta mucha controversia, porque en Cataluña queremos que los niños aprendan inglés cuanto antes, pero ponemos los profesores de inglés nativos en los cursos más avanzados, y los maestros no nativos en las clases de los pequeños. ¡Deberíamos poner a los profesores nativos al principio, con los pequeños! Esta cuestión siempre genera polémica, siempre que hablo de ello recibo correos de profesores de primaria quejándose.
En el Estado español tu investigación siempre ha sido muy politizada.
Ya lo creo, cuando me llaman las radios de aquí sé que quieren que explique las ventajas del bilingüismo, y en Madrid siempre me preguntan por las desventajas… Pero, más allá de lo que suceda en el cerebro, el bilingüismo es una decisión de la sociedad, hemos decidido ser bilingües o no serlo con independencia de lo que ocurra en el cerebro.
En el mundo el bilingüismo es la norma y el monolingüismo la excepción.
Sí, el monolingüismo no es tan común. En Europa es relativamente poco común, la mayoría de ciudadanos europeos hablan más de una lengua. Otra cosa es que seas bilingüe desde la cuna, eso es menos común, pero contactos entre lenguas hay muchísimos y en todo el mundo.