Entradas con la etiqueta ‘Debat de Barcelona’

Chirbes, retratista

26 de febrero de 2014 No Comments

Rafael Chirbes nos hablará en la conferencia Ruina y progreso el próximo lunes 3 de marzo sobre la Valencia de su infancia, confrontándola con los paisajes desolados de la costa levantina de hoy. La periodista Marina Espasa acerca la imaginería pictórica descarnada de Francis Bacon a la estética de los escombros de Chirbes.

Es conocida la admiración que el novelista Rafael Chirbes (Tavernes de la Valldigna, 1949) ha sentido siempre por el pintor Francis Bacon. Según el autor valenciano, en cada retrato del pintor inglés hay, aparte de la figura representada, una declaración de principios y una demostración de técnica, no entendida como un conjunto de habilidades, sino como el lugar desde donde el artista mira el mundo. Para Chirbes, Bacon no plantea sus retratos como una forma de representación, sino como una forma de indagación y conocimiento, como una investigación, un diálogo con cierta tradición pictórica y a la vez una negación a ser su esclavo o a repetirla, además de un empecinamiento en representar la totalidad del mundo y el peso del cuerpo del hombre. Esta es, en gran medida, la actitud de Chirbes respecto a la literatura: una escritura carnal, un diálogo con la tradición y una permanente investigación de nuevas formas de decir, de nuevos paisajes por dibujar. No es extraño que, mientras pasamos las páginas de sus novelas, nuestra imaginación lectora convierta a los personajes que transitan en ella –especuladores, prostitutas, catedráticos, escritores, carpinteros– en un conjunto de seres deformados y carnosos (Bacon decía: «Somos carne, somos osamenta en potencia») que vagan como fantasmas por los marjales, las marismas y las urbanizaciones fantasma del País Valenciano. Gracias a sus dos últimas –y muy celebradas– novelas, Crematorio y En la orilla, contamos con un díptico utilísimo para entender la destrucción de los paisajes físicos, humanos y morales que han supuesto los últimos diez años de economía desbocada, políticos y urbanistas corruptos y ciudadanos apáticos, desconcertados o deprimidos, hundidos cada vez más en la miseria.

El litoral durante el auge de la construcción. Foto: Wikimedia Commons

«Todo tiene en la costa un aspecto de resto de banquete que me molesta». El retrato implacable del perfil dantesco de la costa levantina y de la deshumanización del entorno en el que hoy (mal)viven sus habitantes no es ajeno a la degradación moral que señala el escritor. Las ciudades mediterráneas, que antes eran una explosión de luz y de color, y que se organizaban todas alrededor del mercado de alimentos como unidad mínima de las necesidades humanas, se han convertido en una sombra de lo que fueron: edificios desproporcionados cuando no inacabados, avenidas fantasma o mastodónticas, grúas inactivas con carretillas colgando que oscilan al viento. «¿Tenemos la culpa los constructores de la zona de que a alguien, hace cien años, se le ocurriera inventar el hormigón armado?». Para hablar de todas las ciudades y a la vez de ninguna en concreto, Chirbes ha creado Misent, una ciudad infierno donde reinan los instintos, la voracidad y la bajeza humana, un espejo deformante que nos devuelve una imagen poco amable de nuestra civilización. Cuando habla de los retratos de Bacon, Chirbes recuerda unas palabras del Orfeo de Cocteau: «Mírate toda tu vida al espejo y verás la muerte trabajar, como abejas en un panal transparente». Si colocamos el espejo delante de nuestras ciudades, ¿acaso no veremos lo mismo?

Marina Espasa (Barcelona, 1973) es guionista, periodista y crítica literaria del diario Ara y del programa de radio Cabaret Elèctric (iCat fm). Anteriormente ha trabajado en el programa de televisión Saló de lectura (BTV) y L’hora del lector (Canal 33). Su primera novela se titula La dona que es va perdre (Empúries, 2012).

Bruce Bégout: La fantasía neutralizada

20 de febrero de 2014 No Comments

Con motivo de la conferencia Las afueras que Bruce Bégout nos ofrecerá el próximo lunes 24 de febrero, en el marco del ciclo Ciudad Abierta, uno de sus traductores al español, Rubén Martínez Giráldez, analiza las temáticas que recorren la obra del filósofo francés:

Las Vegas. Fotografia de Bert Kaufmann

Cuando Bégout analizaba el espacio de Las Vegas en su ensayo Zerópolis (Anagrama, 2007), constataba que aquel recinto acondicionado para el ocio está diseñado para desviar el placer hacia la compulsión, de modo que la naturaleza de la diversión varía, la evasión cambia de función y olvida la que una vez tuvo: el consuelo. La propuesta lúdica suplanta la noción de cultura haciéndose pasar por civilización. «Divertimiento» ya no significa «desviación»; el espacio lúdico nos devuelve, a través de lo aparentemente imaginario, a una realidad implacable donde bufo y serio son conceptos indiferenciables. La única posibilidad de evitarlo pasa por abandonar sin demora las ciudades.

En la periferia, el autor volvería la mirada hacia otra clase de templos donde uno puede alcanzar invisibilidad por la vía de lo excesivamente ordinario: si Las Vegas nos permitía creer en nuestra propia irrealidad, el motel americano casi invita a fantasear con la propia inexistencia. Elogio y denuesto de la superfluidad, dos simulacros anunciados con fasto y letreros de neón.

«La potencia discreta de lo cotidiano» —expresión que da título a una de sus conferencias— no es, sin embargo, el aspecto que aborda Bégout en su obra de ficción. Sin ir más lejos, su canto a los recintos por antonomasia, Le ParK (Editorial Siberia, 2014), consiste en una fábula de anomalías, un cruel folleto informativo del complejo en el que se «experimentan sin escrúpulos y sin prejuicios las distracciones del futuro que todavía no han recibido la aprobación del mundo». En todos los casos, espacios de socialización y desocialización cívica, ciudades jardín de los suplicios, en definitiva: parques zoológicos humanos para seres que pretenden divertirse después de Auschwitz.

Vista aèria dels suburbis de Londres. Fotografia d’Edward Clack

_______________
Rubén Martín Giráldez (Cerdanyola del Vallès, 1979) es autor de Thomas Pynchon: un escritor sin orificios (Alpha Decay, 2010) y la novela Menos joven (Jekyll & Jill, 2013). Ha traducido libros de Jack Green, Blake Butler  y Tom Robbins y la editorial Siberia acaba de publicar su traducción de Le ParK, de Bruce Bégout.

(Català) Manuel Forcano: “D’una llengua a una altra sempre hi ha un pont que s’ha de travessar”

12 de febrero de 2014 No Comments

(Català) Marta Segarra: “L’habitació pròpia de Woolf reivindica un espai mental”

5 de febrero de 2014 No Comments

Toni Casares nos habla de Josep Maria Benet i Jornet

29 de enero de 2014 No Comments

El próximo lunes 3 de febrero el director teatral Toni Casares conversará con el dramaturgo Josep Maria Benet i Jornet en la segunda sesión del ciclo de conferencias «Ciudad abierta». Su diálogo sobre «Ciudad y drama» nos permitirá conocer cómo ha influido en el dramaturgo haber crecido en el barrio del Raval, y descubriremos que la ciudad, como espacio de conflicto y de choque, es ideal para imaginar historias de toda clase. En esta entrevista Casares nos adelanta el papel del espacio público en la obra de Benet i Jornet.

¿Qué podemos esperar de la conversación que va a tener con Josep Maria Benet i Jornet en el

Josep Maria Benet i Jornet © David Ruano/TNC

CCCB?

Benet es un hombre radicalmente moderno en sus planteamientos, y es un ejemplo muy claro de que escribir teatro es un mecanismo personal para ordenarse el mundo y entenderlo. Para él ser teatrero es una forma de entender la vida. Aparte de esto, Benet es un personaje pasional, grandilocuente en sus expresiones, y siempre es divertido oírlo hablar.

Lo más interesante de la tertulia puede ser conocer su punto de vista sobre la ciudad: cómo piensa la ciudad un dramaturgo, qué encuentra en ella, qué le da la ciudad, tanto a nivel personal como en el momento de escribir. Ver como cada ciudad y cada zona de la ciudad tiene su propia teatralidad. Benet se considera un escritor muy de barrio, del Raval y Sant Antoni, y a menudo contrapone la ciudad del ruido a la ciudad del silencio: en los barrios populares todo es ruido, mientras que los barrios ricos son silenciosos y por lo tanto en ellos se da una teatralidad más intimista.

Será interesante ver cómo la vida en la ciudad le ha influido en la escritura y, por otro lado, cómo el teatro afecta a la ciudad. Esto último puede que nos permita hablar de la evolución que ha tenido el papel del teatro en las dinámicas urbanas, desde los años 70 hasta ahora. Con el teatro independiente de los 70 vivimos una explosión de la creatividad y una politización de la escena, y la función social que esto tuvo ha sido muy reconocible. Durante los 80 se dio un recogimiento, un teatro más críptico, y ahora seguramente el teatro vuelve a ser solicitado por la ciudad, no solo institucionalmente, sino de una forma vital.

¿Por qué hay tanta ciudad en las obras de Benet?

Porque la ciudad es el territorio de los conflictos y los escondites, es el espacio de choque, donde este ruido y la forma de tratar los problemas y conflictos se convierte en teatral. En la ciudad las relaciones se basan en las puntas de conflicto que vemos, pero con mucho subtexto escondido debajo, como en el teatro. Esto también pasa en los pueblos, pero en la ciudad se multiplica y diversifica el abanico temático. La calle es el espacio de encuentro entre personas, y esto la hace teatral. Para el teatro de Benet, el barrio es el espacio donde es posible el contacto entre perdedores y vencedores, entre víctimas y verdugos, de un modo horizontal y transversal, y esto le permite imaginar infinidad de historias.

Él sitúa sus obras tanto en interiores como en exteriores, tanto en la esfera privada como en el espacio público.

Tanto Una vella, coneguda olor como Olors, que de hecho es una especie de continuación de la primera al cabo de unos años, son dos obras especialmente urbanas, situadas directamente en el Raval. Y de hecho Una vella, coneguda olor no está pensada ni en el interior ni en el exterior: Benet la sitúa en los balcones del barrio, que es el exterior del interior que escondes. En el balcón puedes espiar al vecino, puedes conversar, y la obra refleja un mundo de balcones y persianas del que la protagonista quiere escapar. Estas dos obras también reflejan cómo ha evolucionado el Raval, cómo ha dejado de ser un espacio de la Cataluña menestral, de las clases populares, y cómo ha cambiado con la inmigración, española y más tarde de todo el mundo. De hecho, en Olors, cuando retoma la historia de la primera, ya introduce el tema de la inmigración de los países árabes y la diversidad que vive el barrio en la actualidad.

Una vella, coneguda olor © David Ruano/TNC


12345...10...»