Qué preparamos en el CCCB para 2017: avance de la programación

20 de diciembre de 2016 No Comments

Llega un nuevo año y es el momento de presentaros qué se está cocinando en el Centre de Cultura Contemporània, en qué estamos trabajando los diferentes equipos de programación y cuáles son los temas y los protagonistas de los debates, el cine, las proyecciones audiovisuales, las exposiciones y los festivales de 2017.

Nos espera una nueva temporada de actividades marcada por una idea central, presente en todo el programa: la reflexión sobre el cambio. ¡Abrid las agendas y tomad nota!

Debates sobre el cambio en el presente

Conferencia de Judit Butler © CCCB. Miquel Taverna, 2015

Empezamos el año con un gran debate sobre Europa, un continente que vive uno de los momentos más críticos de su historia política, con la crisis humanitaria de los refugiados y el ascenso de los autoritarismos y la xenofobia.

Los debates y la reflexión humanística y filosófica sobre el presente se expanden durante el resto del año con ciclos de conferencias sobre la idea de revolución y su fuerza en la actualidad, sobre el papel de Rusia en el mundo en el centenario de la Revolución de Octubre, sobre el suicidio (primera causa de muerte no natural entre los jóvenes en Cataluña) y sobre la intimidad en un momento en que la tecnología ha penetrado todas las esferas de nuestra vida.

El cambio climático desde la cultura

La tercera cultura, la línea de programación que entrecruza arte, ciencia y diseño, estará bien presente en debates como «Tecnología, soberanía y globalización», una serie de conferencias dirigidas por Evgeny Morozov. El compositor Brian Eno es uno de los primeros ponentes confirmados.

La reflexión crítica alrededor del cambio climático y la destrucción del planeta es uno de los grandes temas del año, que abordamos en la exposición «Después del fin del mundo». La muestra, comisariada por José Luis de Vicente, presentará proyectos y visiones multidisciplinarios que nos permitirán hacernos una idea bastante realista sobre cómo serán nuestras vidas y el mundo en un futuro no demasiado lejano (año 2050). La edición de este año del Premio Internacional a la Innnovación Cultural tendrá en cuenta precisamente las propuestas culturales que ofrezcan soluciones imaginativas y eficaces al cambio climático. El proyecto ganador formará parte de la exposición «Después del fin del mundo».

2017, año literario en el CCCB

El Pati de les Dones durante el festival Kosmopolis © CCCB. Miquel Taverna, 2013

Literatura amplificada: Vuelve Kosmopolis, la fiesta de la literatura amplificada, que celebra su novena edición. Bajo el lema «Cuando todo cambia», el festival literario presenta un programa de cinco días que reúne a autores consagrados y nuevas voces para tratar algunos de los principales desafíos de la cultura y la literatura en su concepción más abierta. John BanvilleKim Stanley Robinson, Jean EchenozSophie Divry, Orna Donath, Pierre Lemaitre, Jo Nesbø, Marta SanzAlicia Kopf son algunos de los nombres de Kosmopolis 2017.

Unos días antes de que arranque Kosmopolis inauguraremos la exposición «Fenómeno fotolibro», una muestra sobre la relación entre la fotografía y las publicaciones en papel que cuenta con un grupo de comisarios de lujo: Gerry Badger, Horacio Fernández, Ryuichi Kaneko, Erik Kessels, Irene de Mendoza, Moritz Neumüller, Martin Parr, Markus Schaden, Frederic Lezmi.

Ya en el mes de mayo llegará la sexta edición del Primera Persona, otro de los festivales producidos íntegramente por el CCCB. En el Primera Persona son protagonistas la literatura, la música y el relato autobiográfico.

Las mujeres tenemos mucho que decir

La escritora Taiye Selasi durant Kosmopolis 2015. © CCCB. Carlos Cazurro, 2015

«Las mujeres buenas van al cielo y las malas a todas partes.» Esta frase, atribuida a la actriz Mae West, inspira la programación de cine de verano Gandules de este agosto. Bajo el título «Malvadas e indómitas de cine», proyectaremos películas que nos hagan pensar en los personajes femeninos que han inundado las pantallas de cine a lo largo de la historia. María Castejón Leorza, crítica de cinema que forma part de l’equip de la revista Pikara Magazin, será la comisaria del ciclo.

El festival Kosmopolis también tiene previsto abordar la literatura hecha por mujeres como uno de los temas centrales de la edición de este año.

15 años de cine experimental

El 2017 Xcèntric, el cine del CCCB,celebra los quince años. Xcèntric estrena una temporada de cumpleaños con un programa de películas inéditas de Val del Omar y un concerto del Niño de Elche. También publicará nueva web y un libro dedicado a los autores fundamentales del cine experimental.

El CCCB seguirá colaborando con festivales consolidados como  L’AlternativaDOCSBarcelonaMiniput y la Muestra Internacional de Films de Mujeres, y también con propuestas más jóvenes, como el D’A y el Serielizados Fest.

El proyecto Soy Cámara online seguirá experimentando con el género del videoensayo sobre temas de actualidad y de la programación del CCCB. Como novedad, este año empieza un programa de presentaciones en directo, que arranca con la proyección de Hypernormalisation, el último documental de Adam Curtis.

Si queréis leer más sobre el programa 2017 del CCCB, podéis descarregarlo aquí.

David Harvey: «Hay muy buenas razones para ser anticapitalista»

15 de diciembre de 2016 No Comments

El geógrafo y teórico social británico David Harvey, invitado especial a la inauguración del festival de cine independiente L’Alternativa, pasó por el CCCB para explicar la relación entre el capitalismo moderno y el impacto de la victoria electoral de Donald Trump.

Imagen de previsualización de YouTube

Tras enseñar durante más de cuarenta años El capital de Marx –ahora también desde su canal de YouTube–, la mirada de Harvey hacia el sistema de libre mercado se muestra clara, organizada y contundente. Nos entrevistamos con él para conocer más de cerca cuál es su valoración sobre las posibles consecuencias globales de los últimos cambios políticos.

¿Por qué Donald Trump?

Para David Harvey, la pregunta debería formularse al revés: ¿Por qué no ganó Hillary Clinton? El hecho de que una persona pueda leer en los medios que «Clinton fue a Goldman Sachs para dar una conferencia cobrando 270.000 dólares» dio mucha fuerza a los argumentos de Trump. Sobre la base de que los votantes de las grandes ciudades –como Nueva York– son más proclives al voto demócrata, fue en las zonas rurales y dentro de las clases sociales más vulnerables donde el discurso del magnate americano caló más hondo.

Según Harvey, en las conversaciones de bar y a nivel popular, se entendió que Hillary Clinton no iba a trabajar para ellos. La idea determinante para la victoria electoral de Trump fue que él «ganó su propio dinero», representando además el ideal del viejo sueño americano. Así, se relacionó a Clinton como una persona que, favorecida por su posición de poder, estaba en la política para hacer dinero.

El boom económico

Capitalismo y crecimiento siempre han ido de la mano. Según el profesor británico, la tasa de crecimiento de las sociedades con un sistema económico de libre mercado, al ser siempre exponencial, puede llegar a un punto de inflexión. Un punto donde la curva no da para más. Harvey utiliza el ejemplo de China como el país que más ha crecido, y que además ha mantenido estable el capitalismo global desde el año 2008, gracias a un programa de urbanización masiva.

De hecho, entre los años 2011 y 2013, China consumió un 45% más de cemento que Estados Unidos en el último siglo. Por tanto, ¿qué hará Trump? «Nadie sabe lo que hará exactamente, pero lo que sí puedo asegurar es que intentará poner en marcha un boom económico mediante programas de urbanización, tal y como hizo China. Tiene que dar respuestas a todas esas personas con bajos salarios que le han votado», comenta Harvey.

Hacia una economía de crecimiento cero

Las consecuencias de este proceso de urbanización, en el caso de que realmente ocurra, pueden ser muy distintas. Pero la clave, según el geógrafo, es que vamos a ir hacia un nuevo punto de inflexión de la economía. «El crecimiento tendrá que detenerse, inevitablemente. Y copiar el modelo chino, a parte de las consecuencias que puede traer para el medio ambiente y los contextos sociopolíticos, crea batallas políticas y todos los conflictos sociales que estamos viendo hoy».

«Hay muy buenas razones para ser anticapitalista», asegura Harvey. Las condiciones a las que nos puede llevar un nuevo proceso de urbanización masivo deberían hacernos pensar qué haremos cuando llegue ese momento de inflexión. «Tenemos que decir a la gente que hay que organizar la transición y que sea de una buena manera».

¿Y ahora qué?

Dejando de lado las soluciones racistas del bando de Trump, nos encontramos con diferentes alternativas. Harvey apunta que podría ser que en Estados Unidos, por ejemplo, la facción política de Bernie Sanders, quien perdió las primarias frente a Hillary Clinton, gane más peso dentro del partido demócrata. «Eso puede llevar a soluciones para construir algo que verdaderamente responda a los problemas del crecimiento».

En Reino Unido ocurre algo similar con Jeremy Corbyn, el líder del partido laborista. Se da el caso de un político que no tiene muchos apoyos entre los representantes de su formación, pero que sí tiene un apoyo tremendo dentro de las bases. Ese antagonismo dentro del propio partido ha crecido muy rápido, igual que el nivel de afiliaciones para poder votarle en los procesos internos.

Por otra parte, en Barcelona, Harvey observa ciertos movimientos de base popular que, a nivel municipal, están haciendo el esfuerzo por cambiar la naturaleza del proceso de urbanización y los efectos del turismo de masas. En este sentido, estos movimientos se convierten en una respuesta a uno de los grandes retos del momento: «construir ciudades para vivir frente a las ciudades para invertir».

El vídeo de la conferencia de David Harvey en el CCCB está disponible aquí.

Ramon Llull visto desde las matemáticas

7 de diciembre de 2016 No Comments

Lluís Nacenta © CCCB, Miquel Taverna, 2016

Este otoño expertos muy diversos han explicado Ramon Llull desde sus disciplinas. En el debate «La música de los números», el matemático y ensayista Luis Nacenta habló de las máquinas de inspiración luliana, y se cuestionó si la combinatoria verbal es posible en la sociedad contemporánea. Esta es la visión que tiene un matemático de la figura de Ramon Llull.

La máquina de pensar de Llull no funciona

Jorge Luis Borges

Borges sentenció, ya en los años treinta del siglo pasado, que la máquina de pensar ideada por Llull no funcionaba. Aunque fue creada para poder decir todas las cosas sobre el mundo y el universo, para dar lugar a proposiciones a partir de conceptos, la máquina no cumple su propósito porque no posee capacidad para emitir juicios ni para razonar. Lluís Nacenta parte de la afirmación de Borges para poder ir más allá y responder por qué no funciona. Por ello se propone compararla con tres grandes máquinas de pensar que la han sucedido: la máquina de Leibniz (siglo XIII), la máquina de Turing (siglo XX) y, finalmente, el ordenador contemporáneo.

Si la máquina funciona, no piensa; si piensa, no funciona

La diferencia entre la máquina de Llull y el resto es, precisamente, que todas las demás se limitan a calcular, por eso funcionan. Según Nacenta, la especificidad de la máquina de Llull radica en que pretendía liberar a las palabras de su vínculo gramatical para hacerles decir todas las cosas, mientras que todas las demás máquinas funcionan con una combinatoria eminentemente numérica y no verbal. Lluís Nacenta considera que el cálculo, puesto que maneja datos pero ignora el contenido de lo que está estimando, no puede ser considerado pensamiento. Por lo tanto, estamos en un callejón sin salida: las máquinas que combinan números funcionan, pero no piensan; las máquinas que combinan palabras piensan, pero no funcionan.

El affatus, el sexto sentido de Llull

Para escapar de ese callejón sin salida, Nacenta recorre a la Teoría luliana de la comunicación de Josep-Lluís Navarro (2016), en concreto al uso que hace del concepto affatus de Llull. El affatus era, según Llull, el sexto sentido, aquel que permitía comunicar o manifestar hacia fuera una concepción interior, y el que poseían tanto humanos como animales. Por lo tanto, contrariamente al modelo comunicativo imperante en la actualidad, que concibe la comunicación como una simple transmisión de información entre un emisor y un receptor, la propuesta de Llull abraza el misterio, la posibilidad de que cada uno tenga su propia concepción interior y no haya un verdadero entendimiento entre hablantes.

Es de esta misma manera que procede la máquina de pensar de Llull, sin rehuir el misterio y la complejidad del mundo que se quiere contar. Por ello, según Nacenta, debe afirmarse que la máquina de Llull no solo permite pensar, sino que también funciona y se puede obtener una visión del mundo, aunque sea compleja y llena de misterio.

La máquina de pensar, hoy

Una vez rescatada la máquina de Llull, Nacenta busca los indicios de combinatoria verbal que pueden encontrarse en la sociedad contemporánea. Primeramente, sin embargo, sería necesario que contáramos con una matemática verbal que no ignorara la duda; es decir, que tomara conciencia de lo que describe. Nacenta ve una posibilidad de máquina de pensar en el algoritmo que utilizan los motores de búsqueda de Internet. Google puede considerarse una máquina verbal si entendemos que, puesto que da un sentido a las palabras que está más allá de la gramática, se trata de un algoritmo metafísico, que está fuera del lenguaje y, consiguientemente, también fuera del mundo. Sin embargo, el caso paradigmático de combinatoria verbal es la música, según Nacenta, ya que el sonido de las palabras es tan complejo como su semántica.

Ramon Llull visto desde la música

7 de diciembre de 2016 No Comments

Josep Maria Mestres Quadreny © CCCB, Miquel Taverna, 2016

La amplitud de la obra de Ramon Llull ha influido en disciplinas muy diversas. En el debate «La música de los números», el músico Josep Maria Mestres Quadreny recorrió la historia de la creación musical a partir de las aportaciones lulianas a la cultura.

Los Rims lulianos: la separación entre música y poesía

Cuando Ramon Llull decide convertirse «a la penitencia», reniega de su pasado de trovador y comienza a escribir Rims, poesías pensadas para ser leídas y no cantadas. Esto supone una ruptura de la unión hasta entonces intrínseca entre música y poesía y da lugar al nacimiento de una poesía con entidad propia que no necesita ser cantada.

Anton Webern

Tras esta primera ruptura, Mestres Quadreny describió las sucesivas rupturas que han conformado la historia de la música y que se enlazan hasta llegar a la segunda mitad del siglo XX, en que los compositores europeos siguieron la estela de Anton Webern, que había suprimido el hilo conductor de la melodía, y abrazaron la experimentación musical. Esta es la generación de compositores a la que pertenece Mestres Quadreny, que incorporó la combinatoria y el azar a la composición musical.

La creatividad según Llull

En cuanto a la creación artística, Mestres Quadreny suscribe una afirmación luliana que considera que «toda la actividad y los conocimientos del hombre son una sola cosa». Por lo tanto, el compositor cree que es en el cerebro donde, además de almacenar información, se gesta la creatividad. De hecho, la memoria de lo vivido y los conocimientos aprendidos son precisamente las fuentes que permiten el desarrollo de la creatividad.

Las primeras creaciones artísticas de Mestres Quadreny partían de una pieza musical que ya conocía, la Sonata para piano de Webern, y con la que experimentó y jugó hasta que descubrió el poder creativo del azar y la probabilidad. Inspirado por Joan Miró, la divisa que siguió Mestres Quadreny era: «la imitación del azar conducido por la mano del artista».

Llull y el siglo XX: utopía, informática y energía

Mestres Quadreny ve en la obra de Llull la semilla de tres debates que marcaron el siglo XX. En primer lugar, equipara el misticismo luliano a los proyectos utópicos ligados al progreso de la sociedad. Esto le lleva a preguntarse por la actitud utópica de los artistas contemporáneos. En su caso, el futuro ideal pasa por una sociedad en la que el arte pueda mejorar la calidad del hombre. El segundo ejemplo lo extrae de la obra Ars combinatoria y se trata de la máquina de pensar de Llull. Mestres Quadreny ve en esta creación un claro precedente de la informática actual. Por último, destaca la aportación de Llull en la conocida ecuación de Einstein: «E =mc2». Ramon Llull ya se había dado cuenta, cuando enumeraba los elementos del universo, de que había uno que era «el calor del fuego», es decir, la energía.

Joan Brossa, Askatasuna, Els entra-i-surts del poeta.

El pedestal son los zapatos: Llull y Brossa

Si hay un personaje de las últimas décadas que pueda compararse con Ramon Llull, este es Joan Brossa, gran amigo de Mestres Quadreny. En su opinión, a pesar de las diferencias evidentes entre ambos personajes, los dos fueron poetas rompedores con la tradición vigente, con el objetivo claro de comunicar a los demás la verdad que habían encontrado y de maneras muy diversas. Además, a nivel personal, tanto Llull como Brossa decidieron menospreciar cuestiones materiales para ir al núcleo de las cosas: el «ser» delante del «tener».

«Hay que politizar el juicio sobre cualquier transformación urbana»

17 de noviembre de 2016 No Comments

Entrevista a David Bravo, arquitecto y colaborador del CCCB

¿Cuáles son los problemas de vivienda y urbanismo que más preocupan a escala global? ¿Están de acuerdo los gobiernos, las empresas y las instituciones en el momento de abordarlos? ¿Las ciudades comparten problemáticas y conflictos similares? En octubre de 2016 se celebró en Quito «Habitat III», la tercera Conferencia Internacional sobre Vivienda y Desarrollo Sostenible. La ONU convoca esta cumbre cada veinte años para definir lo que se ha llamado «Nueva Agenda Urbana», la hoja de ruta que los estados y organizaciones tienen que seguir en materia de urbanismo y desarrollo urbano.

El arquitecto David Bravo, colaborador del Centro de Cultura Contemporánea en proyectos como el Premio Europeo del Espacio Público y la exposición «Piso Piloto», de la que fue co-comisario, asistió a la cumbre en representación del CCCB. Carlota Broggi, responsable de itinerancias del CCCB, entrevista a David Bravo sobre su experiencia en «Habitat III».

La necesidad de entender la vivienda como un derecho, de democratizar las ciudades y alejarlas de los intereses de las grandes corporaciones, la gentrificación y el discurso acrítico alrededor de las llamadas smart cities (ciudades inteligentes) son temas comunes que preocupan tanto en Barcelona como en Quito y que David Bravo recupera en esta entrevista.

David Bravo en el CCCB. Foto: Lucía Calvo

¿Qué sentido tuvo la presencia del CCCB en Quito?  

- «Habitat III», la Conferencia de la ONU sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible, reunió en Quito a activistas, pensadores y gobernantes de todo el planeta a fin de establecer las directrices de la Nueva Agenda Urbana. La relevancia de este encuentro se refleja en el hecho de que solo se celebra cada veinte años. La presencia del CCCB dio visibilidad a su reflexión sobre el hecho urbano, que, desde los inicios de la institución, forma parte de su ADN. La mirada del CCCB sobre la ciudad ha sido siempre transversal y se ha esforzado por cruzar disciplinas tan diversas como la filosofía, la literatura, la política y el urbanismo. Esta promiscuidad era muy pertinente en el contexto de Quito, donde se encontraron voces de muy distintas procedencias geográficas y disciplinarias.

- El debate generado en «Habitat III», ¿de qué forma te ha hecho cambiar tu visión de lo que deberían ser la arquitectura y el urbanismo como instrumentos para regenerar la ciudad?

- Más que hacerme cambiar de visión, me ha confirmado que la arquitectura y el urbanismo son armas de doble filo. Por un lado, pueden estar al servicio del abuso de poder, contribuir a la injusticia espacial, la especulación inmobiliaria, la corrupción urbanística, la deuda pública, el derroche energético y la concentración de riqueza en pocas manos. Por otro, sin embargo, son instrumentos ineludibles para la democracia.

- Más que de «regeneración», hay que hablar de democratización de la ciudad. Demasiado a menudo somos víctimas de una neofilia cegadora que nos lleva a presuponer que toda regeneración es positiva. Pero no siempre es así; muchas veces, regenerar significa estropear un tejido social y urbano, echar a perder sus valores y excluir o expulsar a sus habitantes más desfavorecidos. Por este motivo hay que politizar el juicio sobre cualquier transformación urbana, que en ningún caso es una cuestión puramente técnica o estética. Las transformaciones democratizadoras son aquellas que mejoran la convivencia de quienes comparten hoy la ciudad —justicia— y la supervivencia de quienes la heredarán mañana —sostenibilidad—. Si no se cumplen estas dos condiciones, no se está construyendo democracia.

«La arquitectura y el urbanismo son armas de doble filo: pueden estar al servicio del abuso de poder y ser a la vez instrumentos para la democracia» 

- La cumbre convocó a alcaldes de todo el mundo, así como a responsables de gestión y gobernabilidad de todas partes. ¿Hay consenso respecto a la visión de la vivienda como necesidad básica y como fenómeno colectivo, tal como lo es el espacio público?

- No, de ningún modo. Hay una gran polarización entre los que entienden la vivienda como un activo inmobiliario y priorizan el derecho a la propiedad y los que, antes que nada, entienden la vivienda como un derecho básico y como un instrumento para democratizar la ciudad. Esta polarización se manifiesta de varias formas. De los «encuentros temáticos» (thematic meetings) celebrados previamente en distintas ciudades para preparar la cumbre de Quito —en Barcelona hubo uno en abril— surgieron declaraciones oficiales en las que abundaban las alertas contra la «injusticia espacial» y en defensa del «derecho a la ciudad», conceptos que también estuvieron muy presentes en los actos de Quito, tanto en los networking events de la propia cumbre como en los foros alternativos celebrados paralelamente. A pesar de todo, algunos estados miembros de la ONU rechazan el uso de estos conceptos. Tanto es así que la declaración final de la cumbre, tal como señala el politólogo Joan Subirats, abunda en aproximaciones comerciales como la «smart city», mientras que elude la palabra «democracia» y hace una sola referencia, muy tangencial, al «derecho a la ciudad».

Hace unos años que se ha incorporado al debate sobre vivienda y urbanismo la necesidad de apostar por ciudades inteligentes o smart cities. ¿Qué significa realmente este concepto y qué relevancia tuvo en Quito?

- Mi principal objeción a la corriente de las smart cities es que pone los medios por delante de los fines. De alguna forma, podríamos decir que contradice la tesis maquiavélica según la cual «el fin justifica los medios» defendiendo que «el medio justifica los fines», afirmación igualmente errónea. A menudo la smart city ofrece soluciones a problemas irrelevantes o inexistentes, mientras que elude dar solución a los dos principales problemas que sufren todas las ciudades: la injusticia y la insensatez. Por poner un ejemplo, no necesitamos sensores que nos permitan encontrar aparcamiento más rápidamente; lo que nos hace falta es conseguir que las ciudades puedan volver a funcionar sin un invasor tan injusto e insostenible como el vehículo privado, aunque sea eléctrico o sin conductor.

- La smart city se aproxima al hecho urbano desde una tecnofilia acrítica altamente despolitizada mientras olvida —u oculta— que cualquier transformación urbana tiene causas y efectos políticos —¡política viene de polis, que quiere decir ciudad!—. Además, lo hace de la mano de grandes corporaciones globales de dudosa reputación —como Cisco Systems o Telefónica— que concentran mucha riqueza y poder en pocas manos. Bien es cierto que, últimamente, se habla también de smart citizens, en lo que parece un lavado de cara de una iniciativa que, originariamente, se había olvidado de la gente. Y no cabe duda de que las nuevas tecnologías pueden ser de gran utilidad para mejorar la transparencia, la participación, la coproducción colaborativa y la gestión democrática de las ciudades. Pero hay que tener siempre muy presente que la tecnología es solo un instrumento y que tan pronto puede estar al servicio de la democracia como del abuso de poder.

«La smart city ofrece soluciones a problemas irrelevantes o inexistentes, mientras que elude dar solución a los dos principales problemas que sufren todas las ciudades: la injusticia y la insensatez»

Foto: Lucía Calvo

- Como representante del CCCB, ¿qué aportación al debate general pudiste hacer durante las mesas redondas que se organizaron en «Habitat III»?

- En especial, se dio visibilidad a las lecciones acumuladas por el Premio Europeo del Espacio Público Urbano —convocado desde el año 2000 por el CCCB junto a seis instituciones más, de Fráncfort, Helsinki, Liubliana, Londres, París y Viena— y a las reflexiones aportadas por la exposición «Piso Piloto» —organizada conjuntamente por el CCCB y el Museo de Antioquia de Medellín—, que muestra multitud de soluciones que han demostrado su viabilidad a la hora de hacer efectivos el derecho a la vivienda y el derecho a la ciudad.

¿Piensas que esta reflexión ha evolucionado durante las jornadas de trabajo en Quito?

- Las reflexiones que hay detrás de «Piso Piloto» se han enriquecido porque han demostrado que, más allá de los contextos de los que partía la exposición —las ciudades de Barcelona y Medellín—, son igualmente pertinentes en otros escenarios, como las ciudades ecuatorianas o mexicanas. En Quito o el DF también preocupan fenómenos como la gentrificación, la falta de viviendas públicas de alquiler social y la proliferación de grandes promociones privadas que empobrecen el tejido urbano y aíslan a sus residentes en comunidades cerradas. En último término, se constata que el derecho a la vivienda y el derecho a la ciudad son universales e inseparables uno de otro. Es más: en un mundo cada vez más urbanizado, estos derechos constituyen la base del resto de derechos humanos.

- Si «Piso Piloto» sostiene que «la ciudad del futuro ya está construida», ¿por qué crees que es útil discutir los desafíos de la urbanización en el siglo xxi?

- Cuando decimos que «la ciudad del futuro ya está construida» no nos referimos a que no haya que hacer nada más ni pretendemos que todo se deje tal como está. Lo que queremos es superar el paradigma urbanizador del siglo xx, basado en el crecimiento ilimitado. Superar la lógica utopista del urbanismo moderno, que prefiere la tabla rasa o la obra nueva antes que tratar con la complejidad del lugar preexistente. Superar la extensión compulsiva del suelo urbano a través de sectores de nueva planta, monofuncionales y de baja densidad. Superar un modelo caduco, altamente injusto e insostenible, responsable de la dispersión urbana, la segregación espacial, las emisiones contaminantes, el derroche energético y la depredación territorial.

Lejos de ser nostálgico, hoy es plenamente contemporáneo defender el modelo premoderno de ciudad mixta y compacta, hecha de fincas pequeñas y entre medianeras, con calles corredor que favorecen el comercio de proximidad, la mezcla de usos y clases sociales, el movimiento peatonal y la posibilidad de un transporte público eficaz y de calidad. Este modelo es mucho más pertinente para afrontar los retos económicos, ecológicos y políticos que nos plantea el futuro inmediato.

«En Quito o el DF también preocupan fenómenos como la gentrificación, la falta de viviendas públicas de alquiler social y la proliferación de grandes promociones privadas que empobrecen el tejido urbano y aíslan a sus residentes en comunidades cerradas»

Idealmente, ¿cuál crees que sería la mejor Agenda Urbana de los próximos años?

 - A mi entender, la Agenda Urbana tendría que ser una apuesta decidida por inundar las ciudades de radicalidad democrática. Lejos de ser un brindis al sol, esta apuesta puede traducirse en medidas muy concretas y contrastables. Cualquier transformación urbana debería democratizar la ciudad en cuatro sentidos principales:

1. Mirando hacia abajo, está el principio de redistribución, que transmite riqueza y oportunidades a la base de la pirámide social. Hay que democratizar el acceso a los recursos básicos y los lugares primordiales, combatir las crecientes desigualdades y entender que la cohesión social es una condición necesaria para el buen funcionamiento de cualquier ciudad.

2. Mirando hacia delante, está el recurso de la sostenibilidad, que mejora el legado que dejamos a las próximas generaciones. Hay que dejar de endeudarlas económicamente, de derrochar los recursos energéticos que necesitarán o de echar a perder el medio ambiente donde vivirán. Promover formas sensatas de hacer ciudad es el modo más eficaz de combatir el cambio climático.

3. Mirando hacia atrás, está el valor de la memoria, que extrae las mejores lecciones del pasado para que cada generación pueda progresar desde un punto de partida cada vez más adelantado. Hay que llenar los huecos disponibles en los tejidos compactos, activar las preexistencias heredadas del pasado con nuevos usos y sentidos que preserven sus valores patrimoniales. Reformar, reciclar, reutilizar y rehabitar lo que está construido antes de destruir, sustituir o edificar de nuevo.

4. Mirando hacia arriba, está la idea de la participación —o el bottom-up—, que nos permite combatir la tecnocracia, el populismo, el clientelismo y el abuso de poder. Hay que usar la pedagogía, la transparencia y el rendimiento de cuentas para transformar a los indiferentes o egoístas en ciudadanos responsables, rigurosos, concienciados, implicados y empoderados.