Laura Benítez

¿Más [que] humanos?

11 de diciembre de 2015 No Comments

Son muchas las preguntas que se han formulado durante las últimas semanas en el contexto de «+HUMANOS. El futuro de nuestra especie», preguntas como: ¿qué significa ser humanos en la actualidad?, ¿cómo será ser humanos dentro de cien años?, o ¿cuáles son los futuros que esperamos o anhelamos? Estas son solo una muestra de la multiplicidad de cuestiones surgidas a partir de los diferentes proyectos que componen «+HUMANOS».

Parece comprensible que en una exposición que nos invita a pensar sobre el futuro de nuestra especie todas las preguntas tengan como protagonista a la humanidad, y más específicamente los deseos y preocupaciones por nuestro futuro. Una de las dudas que surgen es a qué hacemos referencia cuando proponemos pensar nuestro futuro en el contexto contemporáneo y, quizás lo más importante, a quién incluimos en esa suerte de ser-nosotr_s. Cathrine Kramer, comisaria ejecutiva de la exposición, afirma que «El signo más de “+Humanos” implica una dirección positiva para el futuro de nuestra especie», pero algunos de los proyectos que forman parte de «+HUMANOS» también nos invitan a considerar el signo más como la apertura de la posibilidad de pensarnos más allá de las premisas humanistas de que parten todas las cuestiones anteriores, es decir, el ser humano como medida de todas las cosas.

The Incredible Shrinking Man d’Arne Hendricks

The Incredible Shrinking Man d’Arne Hendricks

Desde una perspectiva tecnofóbica, parte de las propuestas se pueden entender como una exaltación de las tecnologías contemporáneas, que nos sitúan ante el panorama de un futuro de cuerpos autocontrolados, capital biogénico y obsolescencia programada (ya no aplicada únicamente a los artefactos tecnológicos); si además añadimos la posibilidad de extender la subjetividad más allá de lo humano, entonces nos adentramos en el trágico futuro de la dilución y acabamiento del ser humano. Para contrarrestar este miedo al acabamiento, proyectos como los de Stelarc (retratado por Nina Sellars), Semi-living Worry Dolls de TC&A o The Incredible Shrinking Man de Arne Hendricks abordan estas cuestiones generando a su vez nuevos territorios de experiencia, de resistencia y de toma de conciencia, tanto de los riesgos como de las posibilidades que nos ofrece el contexto actual, y en este nos ofrece sí que reside una cuestión fundamental: ¿a quién se le ofrecen? Tampoco se trata de hacer un acercamiento tecnofílico, sino un acercamiento que esté más allá tanto de los miedos como de las actitudes celebratorias respecto a las tecnologías; es decir, se trata de situarnos en un lugar intermedio para pensar conjuntamente los riesgos, las posibilidades, las consecuencias éticas o políticas, entre muchas otras, que plantea «+HUMANOS».

La obsolescencia tanto del cuerpo como de la condición humana tal y como los habíamos entendido, con el cuerpo como un todo y la condición humana vista desde una ontología monovalente, nos conduce a una posible deconstrucción y dilución del ser humano, pero es importante tener presente que esta dilución no entraña únicamente riesgos, sino también posibilidades, ya que nos interpela sobre nuestra condición contemporánea. Si las nuevas técnicas en biología molecular y sintética, en protésica, en ingeniería de tejidos y en neurociencia nos permiten pensar nuevas posibilidades en torno al cuerpo, alrededor o en los límites de lo que entendemos por vida, de algún modo hemos de admitir que este conjunto de nuevos saberes no comporta solo un aumento de las capacidades, sino también una dilución de nuestra autocomprensión en tanto que seres humanos, que pasa de una concepción estática a una concepción dinámica, diluida y extendida. Tomemos como ejemplo a Stelarc o Neil Harbisson. Con sus proyectos, y en el caso de Harbisson con su identificación como ciborg, vemos que, por medio de la interacción con las tecnologías, muchas de las capacidades que se les habían negado a los artefactos de hecho les pertenecen. Si ya no somos únicamente en tanto que nosotr_s mism_s, sino que somos una suerte de amalgama compuesta por una mutiplicidad de fragmentos de lo que hasta ahora habíamos considerado por separado, orgánico o tecnológico, parece necesario plantear el repensar nuestro ser-en-el-mundo. Si, como afirmó en su momento Katherine Hayles, la concepción del hombre ha sido una concepción basada en la opresión y en la dominación, quizás la dilución del ser humano, de aquel arraigado en las premisas humanistas, sea más urgente, o inevitable, que nunca, pero ¿cuáles son las consecuencias?

Neil Harbisson a l'exposició + HUMANS

Neil Harbisson a l’exposició + HUMANS

Los proyectos que encontramos en la exposición ofrecen un lugar para pensar cuestiones éticas relativas al contexto actual, que, de igual modo que nosotr_s, están en perpetuo desplazamiento, lo que no supone su inexistencia, sino su constante construcción. Si ese más también encierra la posibilidad de pensarnos más allá de la especie, deberíamos empezar a plantear la posibilidad de dejar atrás una concepción del ser humano que no tenga en cuenta las polaridades. Somos híbridos anómalos, pero ¿estamos dispuest_s a repensar nuestra forma de habitar? ¿Estamos dispuest_s a repensar nuestro co-estar? ¿Es posible constituir un nosotros más allá de la especie, que integre a esos otros no-humanos sin establecer una jerarquía de posesión o provecho?

Insinuaba Sloterdijk que quizás la preocupación por la dilución del ser humano en las narrativas poshumanas está basada en la preocupación por el descenso de la humanidad de su pedestal ontológico. Rosi Braidotti aprovecha el vacío ontológico que se da en esta dilución para llenarlo de nuevas especies; nos lanza así el reto de pasar de una subjetividad unitaria a una subjetividad nómada y nos propone pensar un sujeto no-unitario mediante la eliminación del obstáculo que representa el individualismo autocentrado. Ya no es solo cuestión de pensar el futuro de nuestra especie; proyectos como Tardicotchi de S.W.A.M.P. nos invitan a pensar ese ser-nosotr_s en un contexto que ha superado las proposiciones del humanismo, mientras que Braidotti nos invita a pensar nuestra condición apostando por una dimensión poshumana, superando el antropocentrismo, deconstruyendo la supremacía de la especie humana y estableciendo un continuum naturaleza-cultura que nos permita pensar un ser-nosotr_s que englobe a diferentes agentes.

Ahora nos queda el reto de hacerlo comprensible.

Tardigochi by S.W.A.M.P

Tardigochi by S.W.A.M.P.

Laura Benítez, doctora en filosofia por la UAB con una tesis sobre la relación entre prácticas artísticas y biotecnologías impartirá en el Institut d’Humanitats el curso «Bioarte. La condición humana en el arte contemporáneo» entre el 11 de febrero y el 17 de marzo, en el marco de la exposición «+HUMANOS».

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