“Here Comes Everybody”
James Joyce. Finnegans Wake.
Dice la presentación de Kosmopolis que “el ingreso en la segunda década del siglo XXI revela un escenario apasionante. La hegemonía de la palabra impresa comienza a erosionarse para dar espacio a otras palabras antiguas y novísimas. Asistimos al renacimiento de una oralidad plural, y al mismo tiempo, la irrupción sísmica de la palabra electrónica altera el modo de crear, publicar y distribuir literatura”.
Uno de los temas centrales de Kosmopolis desde su primera edición, en 2002, ha sido describir cómo es este territorio sacudido por la palabra electrónica. En el paisaje digital de 2011 la literatura sigue buscando su espacio y se hace preguntas: ¿Son posibles nuevas formas de expresión? ¿Cómo aprovechar las nuevas tecnologías sin traicionar el hecho literario? ¿Afectan los nuevos formatos digitales (novela colaborativa, microrrelatos en Twitter, aplicaciones literarias, etc.) al proceso creativo y a la forma de expresarnos?
Un ejemplo de nuevo formato es la obra abierta o la escritura en tiempo real online, en el que se comparte el acto -¿íntimo?- de la creación literaria con el público lector. Surgen las narrativas transmediáticas, experiencias que se desplegan a través de distintos formatos o plataformas: la serie Lost –con su complejidad estructural y sus laberintos argumentales, así como su expansión en varios medios—sería un ejemplo paradigmático de narrativa amplificada. Asimismo, también se originan nuevas posibilidades para disfrutar y compartir la experiencia de la lectura, como es el caso de los clubes de lectura virtuales. Y también novedosos formatos para los más pequeños, que les permiten familiarizarse con la escritura, la lectura y la ilustración.
Y un tema capital y complejo, a menudo reducido a una mera discusión mercantilista: los nuevos dispositivos digitales revolucionan el ámbito de la propiedad intelectual y surgen los DRM (Digital Rights Management), que cuestionan las tecnologías de control de acceso y la legitimidad de las restricciones utilizadas por las editoriales y los propietarios de los derechos de autor y que para muchos vulneran los derechos del lector.
Pero lo que para unos es una amenaza, para otros es una oportunidad y un contexto en el que las redes sociales le dan la vuelta a la relación entre autor y lector, en el que a los autores y pequeños editores se les abre un horizonte de nuevas oportunidades para ser leídos: de nuevas estrategias, de herramientas específicas o de actuaciones online. Surgen entonces plataformas para la edición social, en las que se producen libros colaborativamente. Y también aparecen iniciativas para liberar y compartir libros y otros objetos culturales que sostienen que compartir no es robar e inventan alternativas a las redes masivas abiertas y a los discos duros en la nube, apostando por un espacio físico real en el que compartir libros digitales a través de un dispositivo.
En este contexto apasionante surge el BOOKCAMP KOSMOPOLIS, un encuentro colaborativo de intercambio de conocimientos alrededor del libro y la literatura, en el que los participantes proponen los temas a tratar en función de sus intereses. Y en esta edición del encuentro, de momento los participantes han decidido que la palabra electrónica vuelve a predominar: este post es un resumen de sus interesantes propuestas, que desde hace meses ya se debaten en nuestro wiki. Todavía estás a tiempo de participar proponiendo nuevas sesiones sobre cualquier aspecto relacionado con las letras analógicas o digitales, aportando tu punto de vista a las discusiones en curso o viviendo el BookCamp en directo en el CCCB los días 25 y 26 de marzo, dentro de Kosmopolis. La Fiesta de la Literatura Amplificada. Si no participaste en la primera edición, no dejes pasar esta nueva ocasión. ¡Te esperamos!
