Mavi Sánchez-Vives: “En 20 segundos podemos generar la ilusión de un tercer brazo”

19 de marzo de 2014 No Comments

El próximo martes 25 de marzo, la profesora ICREA Mavi Sánchez-Vives, del Institut d’Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer (IDIBAPS), hablará de «Cerebro y realidad virtual» en el tercero de los debates ICREA-CCCB sobre El Cerebro. La hemos entrevistado para conocer cómo las neurociencias utilizan esta tecnología puntera.

La profesora de investigación ICREA Mavi Sánchez-Vives

¿Cuál es el ámbito de tu investigación?
Soy neurocientífica y utilizo la realidad virtual como una herramienta para entender funciones cerebrales. En el CCCB hablaré de un fenómeno que ilustra muy bien lo plástico que es el cerebro, la gran capacidad que tenemos de transformar en tiempos muy cortos la representación interna de nuestro propio cuerpo. Que la representación de nuestro propio cuerpo está en el cerebro lo sabemos por distintas vías, por ilusiones corporales, que son relativamente fáciles de evocar y dan la ilusión de propiedad sobre un brazo de goma, por ejemplo. También existen numerosas ilusiones de transformación corporal descritas en la literatura, algunas las conocemos debido a lesiones cerebrales específicas, que producen alteraciones extrañas o bizarras, como gente que cree tener un tercer brazo, o gente que cree que puede salir de su cuerpo, o casos como los que describe Oliver Sacks, por ejemplo la persona que piensa que esa pierna en la cama no es suya y se la quiere cortar, este tipo de casos extremos. Con realidad virtual podemos estudiar los límites de la representación de nuestro propio cuerpo recreando esas ilusiones, sin necesidad de pacientes con lesiones cerebrales.

¿Cómo utilizáis la realidad virtual?
A través de la realidad virtual podemos interiorizar un cuerpo externo como propio, sabemos lograr ilusiones corporales induciendo una serie de estímulos correlacionados, que producen ilusiones de transformación en plazos de tiempo muy cortos. En veinte o treinta segundos podemos generar la ilusión de un tercer brazo mediante realidad virtual, por ejemplo. El hecho de que esas ilusiones se produzcan tan rápido nos hace pensar que existe esa plasticidad tan grande del cerebro, y las transformaciones virtuales abren la puerta a aplicaciones muy distintas.

Cuando hablas de realidad virtual, ¿te refieres al casco con pantalla?
Hablamos de realidad virtual inmersiva, con casco, donde, en lugar de ver su cuerpo normal, el usuario ve un avatar. Estos experimentos tienen potencial en muchas áreas, como en la rehabilitación, el entrenamiento, la psicoterapia o el ocio.

¿Qué habéis descubierto, por ejemplo?
En rehabilitación estamos estudiando el tratamiento del dolor. Por ejemplo, tenemos algunos trabajos publicados en los que mostramos que el color con que ves un brazo virtual puede afectar tu umbral de dolor: si tu brazo virtual es rojo vas a ser más sensible a un estímulo doloroso o caliente, mientras que si es de otro color, azul por ejemplo, vas a tener menos sensibilidad a un estímulo doloroso o caliente. Eso significa que el umbral del dolor no es estable y puede modificarse en función de la información visual que recibes.

Estas transformaciones se pueden realizar en un entorno virtual, pero también dando vida a un robot.
Sí, las transformaciones corporales también se pueden dar si uno, en vez de tener un cuerpo virtual, internaliza un cuerpo robótico, y el cuerpo robótico puede estar situado a distancia. Yo puedo utilizar un entorno virtual en Barcelona y ver a través de los ojos de un robot en Londres, e interactuar y hablar en ese entorno, de modo que tienes un «cuerpo» en el lugar de destino. Si esto se generaliza, habría que regularizar legislativamente estas prácticas, regular quién es el responsable de las acciones que realizará el robot en otro sitio, que puede estar al otro lado del mundo.

En este vídeo del programa «Quèquicom», podéis ver cómo una periodista de Barcelona utiliza la realidad virtual para encarnarse en un robot en Londres y entrevistar al científico Mel Slater.

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