Contenidos educativos digitales: ¿libres o de pago?

Brian Lamb es un defensor de la educación abierta, global y gratuita. En una entrevista pubicada en el portal 3cat24.cat afirma que, ante complejos problemas sociales, económicos y medioambientales, ” las prácticas educativas pueden experimentar un ahorro considerable porque los materiales son gratis o de bajo coste y pueden ser de gran calidad”.

escuela2_01Por otro lado, el Gobierno español en un intento por introducir las nuevas tecnologías en las aulas ha puesto en marcha el Plan Escuela 2.0, que prevé la digitalización de 14.400 aulas (con pizarras digitales y terminales portátiles para cada alumno) y 20.000 profesores formados en el uso de las TIC, para cerca de 400.000 alumnos de 5º de primaria en el curso 2009/2010.

El proceso de digitalización de la educación pasa necesariamente por la digitalización de los contenidos. Y el soporte digital, tal como explica Lamb, permite su distribución a muy bajo coste (a diferencia de los libros de texto en papel). Hasta ahora los libros de texto eran cosa de las editoriales, que se encargaban de preparar los contenidos, distribuirlos y venderlos. La educación expandida plantea el conocimiento como un bien colectivo, y por tanto abierto.

En la era digital, en la que los contenidos son facilmente editables y redistribuibles:  ¿Deben seguir siendo de pago? ¿Cuál es el papel de las editoriales? Por otro lado, si no se encargan ellas de confeccionar los contenidos, ¿quién lo hara? ¿Los profesores? ¿Los alumnos? ¿Conoces algún caso en el que los contenidos educativos sean colaborativos?

22/2/2010
  • Parece que las nuevas tecnologias en las escuelas consisten en la digitalización de los libros de texto, por parte de las mismas editoriales que las editaban en papel y se pagaran mediante créditos por alumno subvencionados, o no, por el Estado.
    Por ahora la riqueza de la red, el crowsourcing, la interación que define el medio aún no tiene cabida en el encorsetado sistema educativo, al menos de forma significativa.
    El acceso a contenidos educativos, creados por los mismos estudiantes siguen siendo cosa del ricón del vago y otras páginas afines. Mientras los estudiantes crean sus propias redes de intercambio con la espada de Damocles de la ley de protección de la propiedad intelectual sobre sus inquietas cabezas.

      

    per: Demetria